
California demanda a Activision Blizzard por acoso sexual y discriminación laboral hacia sus empleadas
La compañía tapó el suicidio de una de sus empleadas
Hoy toca hablar de una de esas noticias que no deberían ocurrir ni permitirse en la industria de los videojuegos. Si hace varios meses saltó la noticia acerca de casos de acoso en Ubisoft, hoy le ha tocado el turno a Activision Blizzard. Compañía que se ha visto envuelta en varios casos graves de acoso y discriminación.
Según ha informado Bloomberg, el Estado de California ha demandado a Activision Blizzard por permitir el acoso sexual y la discriminación laboral contra sus empleadas. Todo ello después de dos años de investigación y continuas quejas por parte de las afectadas. Una de ellas se quitó la vida después de sufrir el acoso de un compañero, quien la hostigó con diversos juguetes sexuales y la difusión de desnudos. En vez de tomar cartas en el asunto, la compañía decidió tapar este caso.
El acoso no solo se reduce a este gravísimo incidente. Según informan las personas afectadas, los sueldos entre hombres y mujeres no son equitativos pese a estar en los mismos puestos. No hay mujeres en los puestos de trabajo y tienen más posibilidades de ser despedidas. Además se les obliga a abandonar las salas de lactancia para que acudieran a las reuniones de trabajo.
También han informado que en las zonas de cubículos de las empresas se celebraban los “Cube Crawl”. En ellos los empleados bebían alcohol y jugaban a videojuegos mientras que ellas realizaban todo el trabajo. Además de aguantar toda clase de comentarios sexuales, insinuaciones de violaciones e incluso tocamientos. Todo esto esto se ha podido saber porque han sido las propias empleadas quienes han denunciado esta situación. Ya que ninguno de los empleados ha sido capaz de solidarizarse con la situación de sus compañeras.
Esta situación viene de varios años atrás, ya que Activision Blizzard se dedicó a ser lo más intrusiva posible en la vida de sus empleadas. Todo ello con el fin de aumentar la productividad y evitar costes sanitarios. La compañía sobornaba con tarjetas regalo para que las empleadas instalen y utilicen Ovia, una aplicación que rastrea la actividad reproductiva del usuario. Con esto la compañía podía saber si las empleadas habían tenido relaciones sexuales, detalles sobre el embarazo, estados de ánimo e incluso “el aspecto de su flujo cervical”.
En 2019 una empleada denunció que un compañero de la empresa se dedicó a seguirla todos los días hasta el parking para salir con ella. Después de innumerables quejas, lo único que hizo la empresa fue decirle al conserje que vigilara la zona. Ella terminó por dejar la empresa y su acosador jamás fue despedido.
Todas estas acusaciones anteriormente nombradas no se basan en supuestos, ya que si se trata de una investigación estatal y el estado les ha señalado de forma oficial es porque hay pruebas más que suficientes como para acusar a una empresa de ser culpable de estos delitos tan graves.