¿Recordáis el anime que marcó vuestra adolescencia? No, no me refiero a los clásicos que suponen las puertas de entrada más habituales al género. Me refiero a aquella obra que os MARCÓ de verdad. Esa que empezó a convertirse en una obsesión, con la que decorabas cualquier superficie a tu alcance. Esa cinta con unos personajes que exhibían una moda que abrió tus horizontes o una banda sonora que se ha convertido en el disco de toda una etapa de tu vida. Ese anime cuyo mensaje resonó con una parte importante de vuestro sentir adolescente.
Los animes más importantes para mi primo mayor, que fue quien inició mi conversión en el tremendo otaco que soy hoy día, fueron Akira, Ghost in the Shell y Evangelion. Como hacemos los primos pequeños normalmente, intentamos imitar los pasos de nuestros mayores, y las vi todas en una cantidad de tiempo preocupantemente pequeña. Sin embargo, reconozco que era demasiado pequeño como para que esas obras tan oscuras y existencialistas tuvieran eco en mí.
No fue hasta unos años más adelante, cuando el anime ya formaba parte de mi ocio habitual, que conocí la serie que, sin duda, relaciono de forma directa con la energía y los sentimientos de esos emocionantes años de cambio constante y sueños infinitos: Tengen Toppa Gurren Lagann irrumpió en mi vida y conectó a la perfección con mi Yo adolescente. Esa épica de esperanzas tan grandes como la galaxia, de evolución sin límites, de validación personal y, por qué no decirlo, de alucinantes combates entre mechas fue uno de esos curiosos rincones donde una persona en formación encuentra pilares morales importantes para su desarrollo.
¿Recordáis el anime que marcó vuestra adolescencia?
El estudio a cargo de TTGL no es otro que Gainax, creadores de la anteriormente mencionada Neon Genesis Evangelion, pero también de obras tan especiales como FLCL. Dos antiguos integrantes de Gainax, Masahiko Ohtsuka y Hiroyuki Imaishi, fundaron Studio Trigger en 2011; no tardarían mucho en llamar la atención del mundo con Kill la Kill, pero su historia acababa de empezar: Little Witch Academia, Darling in the Frankxx o Promare también son buenas cartas de presentación de su afán rupturista. Esas intenciones por sí solas no hubieran llegado a tan buen puerto sin su inconfundible mano en la animación y unas bandas sonoras capaces de replicar y potenciar la energía y la magia de sus imágenes. Todos sus logros les valieron la posibilidad de participar en uno de los proyectos más emocionantes que la marca Star Wars haya visto, y no es otro que Star Wars: Visions.
De generación en generación, de referente en referente, el anime sigue apelando con sus historias al sentir de muchos jóvenes que intentan encontrar su lugar en el mundo. Solo aquellas obras capaces de captar el pulso y las inquietudes de la juventud son capaces de trascender y convertirse en símbolos de una época. Y qué mejor forma de sintetizar los tiempos que corren que con la distopía transhumanista de Cyberpunk. Hoy Netflix ha estrenado Cyberpunk: Edgerunners, una serie anime de diez episodios realizada por el estudio Trigger en colaboración con CD Projekt Red y ambientada en el mundo de Cyberpunk 2077. Tras ver sus dos primeros episodios, seguramente no sea una afirmación muy bien recibida, pero si nada se tuerce podríamos estar ante el Akira de toda una generación de jóvenes.
El Cyberpunk que esperábamos
Cyberpunk: Edgerunners sigue la historia de David Martínez, un joven de 17 años de clase baja que, ´frustrado y furioso por la crueldad de Night City, se entrega al camino de la violencia y el crimen. En los motivos que llevan a David a tomar ciertas decisiones, así como los entornos que han configurado su persona, vemos mucho más ciberpunk que en todo el juego de CD Projekt Red. Los colores, la arquitectura, la tecnología y la moda sí que nos resultarán familiares, ya que corresponden a la Night City que conocemos. Sin embargo, el discurso, las vidas que vemos tras nuestros protagonistas, todo lo que se cuece al fondo de la escena, sí que transmite al fin la injusticia de la sociedad consumida por un capitalismo que ha hundido por completo a la población, haciendo aún más evidentes y dolorosas las diferencias entre estratos sociales con la presencia de los aumentos. Como elemento cohesionador, encontramos la violencia como forma de vida y equilibrio de la balanza social, ya sea desde una posición institucional, de poder o de simple y absoluta dominancia.
La exposición acelerada de todos estos elementos en tan pocos minutos hacen, en contraposición, que la sutileza de sus mensajes sea la de un puñetazo en la cara
Los episodios de Cyberpunk: Edgerunners, aún durando poco más de 20 minutos cada uno, se las apañan para ser enormemente generosos a la hora de ambientar su mundo. Nos muestran la realidad de nuestro protagonista pero también la de aquellos que someten a los suyos. Pero no solo hay lugar para esta clase de discurso, sino también para nutrir el fascinante lore del universo de Cyberpunk. Las psicosis derivadas de los aumentos, una humanidad con unos límites cada vez más difuminados y una trama policíaca de fondo salpican unos capítulos ágiles y divertidos. La exposición acelerada de todos estos elementos en tan pocos minutos hacen, en contraposición, que la sutileza de sus mensajes sea la de un puñetazo en la cara. No esperéis un acercamiento intimista y comedido.
Cyberpunk: Edgerunners es una serie que busca el impacto, y se ve que está dirigida a un público adolescente en la brutalidad casi artificial que persigue constantemente. Sangre, vísceras, explosiones, sexo y drogas son una parte común del imaginario de Night City, y Trigger quiere que nos familiaricemos con ello desde el primer momento. Este acercamiento junto al de su vertiente más técnica, como veremos después, parece en muchos momentos querer evocar una época pretérita de la animación japonesa; esta forma de hacer anime, si bien puede impactar a un público más joven, resulta una mullida capa de nostalgia para los más veteranos.
Más cerca de Akira que de Promare
En relación al aspecto técnico, sin salirme de la mitología de Cyberpunk, es simplemente «breathtaking«. En entrevistas realizadas a Trigger, sus miembros se han desecho en alabanzas ante el trabajo realizado por el estudio polaco. Por ello, su objetivo era trasladar la mayor cantidad de detalles posible al formato animado, para lo cual incluso pudieron utilizar modelos tridimensionales de Night City, para aprender sobre ella y poder lograr una mejor representación. El resultado es una serie que no desperdicia un solo plano, que es capaz de dilatar su limitado tiempo para fascinar al espectador con su recreación de la ciudad, llenando de detalles interesantes tanto el más impresionante de sus rascacielos como el más decadente de sus callejones. Particularmente interesante es lo bien que integra diversos recursos de realidad aumentada, que aportan mucho a la inmersión.
Si bien muchos fans salieron descontentos con el excesivo uso que hacía el film Promare de la animación por CGI, aquí se ha optado por un estilo mucho más tradicional, plagado de efectos digitales de gran belleza, pero siempre dando una sensación de animación más tradicional. Este es otro de los motivos, junto al de su ambientación, por el que es inevitable que automáticamente nos retrotraigamos a animes más añejos; sin duda, ha sido una decisión acertada que puede dar muchas alegrías a lo largo de la serie. Según sus responsables, la labor de Trigger a la hora de equilibrar el aspecto general de la serie para mantenerlo cercano al de un anime más que al de un videojuego ha sido fundamental.
Por el momento, en estos dos primeros episodios, ya nos ha dejado una gran cantidad de escenas que se han quedado con nosotros gracias a su planteamiento, espectacularidad y belleza. Como viene siendo habitual con Trigger, la banda sonora comparte un similar protagonismo con el aspecto visual; el responsable de la misma es Akira Yamaoka, el legendario compositor de Silent Hill. Junto a las piezas de Yamaoka, encontramos temas de grupos como Franz Ferdinand, encargado de hacer un opening que, casi con total seguridad, se volverá icónico.
También es importante destacar los diseños de los personajes. Los protagonistas, David y Lucy, derrochan carisma en sus looks, frases y comportamiento. Aunando vicios del anime junto a la visión de CD Projekt Red, encontramos personajes perfectamente enmarcados en el contexto de Cyberpunk 2077, pero con la energía particular que destilan las producciones de Trigger. Particularmente, la paleta de colores y los trajes de los protagonistas me han parecido brillantes, fáciles de recordar e incapaces de cansar.
Como curiosidad, no esperaba para nada que el doblaje en castellano fuera tan bueno como el que encontramos en esta producción. Aunque disfrutarlo en versión original siempre se siente como «estar en casa» en el caso del anime, verlo en castellano ha sido una experiencia maravillosa que nada tiene que envidiar a la versión japonesa, tanto a nivel de traducción como de interpretación.
Conclusiones
A pesar de que parece que nuestra sociedad actual ha olvidado cómo se crean los iconos generacionales, viendo Cyberpunk: Edgerunners no podía quitarme la sensación de que, en otros tiempos, estaríamos ante un clásico instantáneo (a falta de ver cómo continúa la serie). No solo me ha traído de forma muy vívida sensaciones de mi adolescencia, sino que creo que es un producto que puede resonar excepcionalmente bien con el público al que va dirigido.
Una iconografía atractiva, una banda sonora emocionante y un mensaje tan poco sutil como poderoso pueden hacer que Cyberpunk: Edgerunners sea el Akira de muchos jóvenes adolescentes; una obra capaz de maravillarles y horrorizarles de igual forma, de impactarles más allá del excepcional entretenimiento que supone. Porque, al final, los iconos nacen cuando se quedan con nosotros una vez termina el espectáculo. Y yo estoy deseando volver a Night City a forjar mi leyenda.