Pienso que encontramos muchas similitudes entre el mundo de los videojuegos y el mundo del cine cuando hablamos de terror. Generalmente se suele pensar que en épocas pasadas el género tuvo su edad dorada y que los productos de hoy no son más que un intento de revivir obras maestras pasadas (punto optimista) o que, simplemente, sólo son productos comerciales para sacar tajada (punto realista), aunque esto ya es otro tema. La realidad es que películas de terror malas ha habido siempre, lo que hoy ha cambiado ha sido nuestra visión.
Pero es en este contexto en el que llega The Black Phone, una película dirigida por Scott Derrickson (Sinister, El Exorcismo de Emily Rose e, incluso, Doctor Extraño) y que se ha propagado a base del boca a boca. Una película de terror donde Ethan Hawke (El club de los poetas muertos, El hombre del norte [entre muchas otras]) es El Captor, un secuestrador de nombre indecible que provoca la desaparición misteriosa de muchos niños. Con esta premisa todos podemos pensar que la cosa saldría mal. Pero, sorprendentemente, no fue así.
Algún que otro momento nada convincente
La película sigue a Finney, un niño que, junto a su hermana Gwen, la cual tiene sueños premonitorios, deben soportar al borracho de su padre, el cual, tras la muerte de su madre, es un obseso del ruido y pega con frecuencia a sus hijos por lo más mínimo. A esto hay que sumarle el bullying que sufre Finney por un grupo de compañeros de clase, por lo que su futuro es poco esperanzador.
La premisa del film es el secuestro de Finney por parte del Captor, por lo que gran parte de la película se desarrolla en la celda donde lo retiene, equipada con un colchón, un retrete y un teléfono negro roto. El problema viene con lo que había antes.

Durante los primeros minutos de la película, en los cuales se desarrolla la relación, sobre todo, familiar de Finney, no me ha terminado de convencer como algo innovador o revolucionario. Sigue bastante el estándar de este tipo de filmes y eso no dice mucho de ella. Es un desarrollo que, simplemente, cumple como predecesor de lo que pasará después.
¿Miedo de lo que se ve o de lo que no se ve? ¿Por qué no ambas?
Pero es entonces cuando entramos en el opresivo mundo de The Black Phone. Una vez que Finney es secuestrado todo cambia completamente.
No sé ni siquiera por dónde empezar. La obra de Scott Derrickson hace muchas cosas bien a partir de este punto, especialmente en lo que se refiere a terror psicológico: tenemos miedo tanto de lo que vemos como de lo que no vemos.
Eso sí, seamos realistas: en la película hay screamers, y a mí personalmente me resultan muy desagradables, no sólo por el golpe tan fuerte de sonido que producen sino porque eso no me parece terror, sino susto fácil, pero eso es otro asunto que, si lo prefieren, podemos debatir apaciguadamente en Twitter.
El caso es que, afortunadamente, los screamers no abundan: puede haber 2 o 3 en toda la película y no afean el resultado final. Ahora bien, el mayor encanto de la película es su componente psicológico.
Durante toda la película estaremos viendo secuencias que se identificarían perfectamente con aquellos avisos que contenían los videojuegos de terror de hace 20 y 30 años en los que nos advertían de ‘imágenes perturbadoras’. El terror está, generalmente, en lo que se ve, y no tiene por qué ser una imagen perturbadora visualmente, sino psicológicamente, que es lo que le da aún más caché a The Black Phone, y esto es sólo una mención a nivel general.

Mención especial merece Ethan Hawke en cuanto a estilismo del personaje se refiere. Al ver la versión doblada de la película, no puedo hablar adecuadamente de su actuación, pero sí puedo mencionar que su personaje es una clara representación de cómo es posible hacer un buen personaje de terror sin ir al camino fácil de enseñar lo que te interesa. El personaje de El Captor es uno que se muestra con máscaras, las cuales se combinan de muchas maneras representando diversos estados de ánimo y que a la hora de impactar visualmente lo consiguen con creces.
La atmósfera de la película es muy opresiva, y no tanto por el hecho de desarrollarse en un 75% aproximadamente en una celda (la cual es bastante grande, por lo que no esperéis un sentimiento de claustrofobia, al menos de manera patente), sino más bien porque el uso de las luces y de las sombras, la elección de los diálogos y los caminos de las conversaciones, el desarrollo de algunas secuencias, especialmente las de los sueños de Gwen y, a su vez, el simple hecho de que todas ellas estén tan bien hiladas hacen que el resultado final acabe siendo uno bastante gratificante.
¿El retorno del cine de terror?
El resplandor me parece la mejor película de terror que jamás haya visto. Lo mismo influye la nostalgia, lo mismo me lo parece de verdad. En cualquier caso, la obra de Stanley Kubrick supone para mí un referente a intentar alcanzar cuando veo una película de terror psicológico. Una mezcla perfecta entre impacto visual y violencia psicológica.
Sin entrar en si esta visión comparativa es correcta o no (ya os digo yo que no), debo decir que The Black Phone es un tonteo por WhatsApp o Instagram, es el baile en la pista de la discoteca que precede al acercamiento físico, es una danza sexual que busca calentarlo todo para lo que viene después.
The Black Phone ha sido una grata experiencia en la sala de cine. He tenido la suerte de verla con otros dos colegas, y vernos a los tres indefensos ante un susto o una imagen perturbadora es de lo mejor que puedes sentir nunca. No, The Black Phone no me ha parecido una obra maestra. Para mí no pasará a la Historia como una de las mejores películas de terror. Pero de lo que no tengo duda es que pasará a la Historia como una de esas películas que arriesgó y que, gracias a eso, lo empezó todo.
The Black Phone
Puntuación Final - 7.5
7.5
Recomendado
The Black Phone es una de esas películas que, dentro de unos años, será recordada como una referente en el género. De momento se queda sólo en una gran experiencia en la sala.