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Regreso al campamento de las arpías con Diablo II: Resurrected

Una beta cerrada breve pero intensa

Queda algo más de un mes para que salga a la venta Diablo II: Resurrected, un juego muy esperado por gran cantidad de gente, que no parecía que fuera a materializarse jamás. Pero lógicamente era una oportunidad muy golosa para Activision Blizzard la de traernos con un lavado de cara un juego que, desde que salió hace más de 20 años, no ha dejado de jugarse, aunque en esas cosas ya entraremos más en detalle en el análisis cuando lo juguemos de forma completa.

Las escenas de Diablo II: Resurrected
Los videos son una pasada y representan muy bien a los originales

En su día yo jugaba al Diablo 2 bastante, algo que lógicamente y con los años fue yendo a menos, pero nunca lo he dejado de lado y de vez en cuando he vuelto a él, todo lo que la propia compatibilidad de Windows con juegos antiguos me permitía. Pero esencialmente puedo asegurar que nunca ha sido un recuerdo lejano, siempre lo he tenido más o menos bastante fresco. Este hecho es una de las gracias de Diablo 2, que está muy bien hecho y por lo tanto supera por mucho la prueba del tiempo, sobre todo en lo jugable.

La verdad es que esperaba con muchas ganas poder probar esta beta y ver con mis propios ojos, el trabajo realizado a la hora de «modernizar» uno de mis juegos favoritos de todos los tiempos. Un sentimiento empañado por todo lo que ha salido a la luz de Activision Blizzard en las últimas semanas.

La selección de personajes en Diablo II: Resurrected
Me pregunto cuántas veces habré visto esta imagen.

Volviendo al tema de mi reencuentro, la beta cerrada empezó este 13 de agosto a las 19:00 GMT+1, algo que es muy bonito sobre el papel, pero que por desgracia no fue cierto. Los servidores colapsaron, al menos en Europa, y nos dejó sin poder acceder hasta pasadas las 00:00, al menos en mi caso, lo cual nos colocaba ya en el día 14. No es que me hayan faltado horas para catarlo como es debido, pero es muy problemático que Activision Blizzard suela tener problemas con sus servidores europeos, como si por alguna razón no pensara en la repercusión que tiene en este continente.

Pero llegó el momento de jugar y he de decir en honor a la verdad que me emocioné mucho. La beta nos llegó para PlayStation 5 y enfrentarme así a Diablo II: Resurrected se me hizo raro al principio. Una sensación que enseguida desapareció porque lo cierto es que el juego se ve de narices en una TV 4k de 55 pulgadas. Desde los vídeos hasta el propio juego en sí, la experiencia es magnífica y por lo tanto el trabajo es soberbio.

La jugabilidad de Diablo II: Resurrected
Aquí con un compi reventando a Griswold, por cierto no me dio la pierna el maldito

El manejo con el mando se me antoja extraño y la verdad es que el feedback visual cuando golpeamos a los enemigos está poco definido, pero bueno, es algo fácil de corregir y en parte esta sensación viene propiciada por la costumbre de jugar a este juego con ratón. Sé que lo natural es compararlo en este sentido con Diablo 3, pero os aseguro que en esencia son juegos distintos en su desarrollo, al fin y al cabo.

Lógicamente el sistema clásico es más tosco pero no por ello peor, nada más lejos, ya que es altamente satisfactorio. En esencia cada habilidad está en un botón y la opción de L2 nos otorga una segunda barra de habilidades que desde un principio cuenta con la opción de abrir portal. Este sería un resumen bastante conciso de lo que consiste el manejo con mando.

Los combates de Diablo II: Resurrected
Andariel y yo, envenenándonos mutuamente

Por lo demás todo está exactamente en el mismo sitio donde lo dejamos: árbol de habilidades con tres opciones, menú de equipo con un inventario algo escueto y barra de «estamina» que nos da la referencia de cuánto tiempo podemos estar corriendo. Además, lógicamente, de las esferas de vida y maná, y los huecos para las pociones tan clásicos, dependientes del cinturón. Si venís desde la tercera entrega directamente notaréis enseguida que el sistema es algo más rígido en algunas cosas, y sí, también más complicado de dominar. No solo tenemos que mejorar nuestras habilidades, sino además las características de nuestro personaje, tales como fuerza, energía, etc., lo cual permite un nivel de personalización increíblemente grande.

El juego en términos generales se siente muy bien adaptado. Ver a las hordas de enemigos tales como Arpías, Yetis, o los propios Griswold o Andariel, con ese nivel de definición es realmente espectacular. Pero sin duda lo más impactante es ver cómo han conseguido, casi como si de magia negra fuera, el encajar esto dentro de unas mecánicas y desarrollo que son puro 1999. El movimiento, el estilo, la forma de los efectos, es el mismo que en su día, pero con infinita mayor definición. Como si de alguna manera misteriosa el juego siempre hubiera sido así. Desaconsejo en este sentido rotundamente utilizar el modo clásico si se juega en una TV grande, ya que algún pixel puede sacarnos un ojo con sus esquinas.

El modo clásico en Diablo II: Resurrected
Aquí se ve súper bien pero en 55 pulgadas duele un poco

El sistema de menús está muy bien adaptado, no solo dentro del juego: a la hora de acceder a las opciones todo es fácil de entender y está muy bien distribuido, dando una sensación que recuerda al juego original, pero ligeramente adaptado a nuestros días. Movernos por dichos menús es tremendamente sencillo, independientemente de que no usemos ratón y teclado.

Una de las cosas más destacables de Diablo 2 en su día fue su modo online, y en esta versión modernizada no podía ser menos. Cierto es, que la opción de TCP/IP ya no está, pero en parte es porque no es necesaria, ya que además de poder entrar en partidas de desconocidos, seguimos pudiendo invitar a nuestros contactos, de PlayStation en este caso. Además, el juego dispone de un modo local, el cual estaba desactivado, así que tendremos que esperar para ver en qué consiste.

Los menús de Diablo II: Resurrected
Menús modernos que saben guardar la esencia

La experiencia de juego en general es buena, tanto individual como en online, aunque sí debo advertir de que he vivido ciertos problemas con lag ( tan típico de la época) que nos hacía estar donde estábamos antes casi de forma instantánea. Quiero pensar que es algo que corregirán en la versión de salida del juego ya que, si bien no me estropeó la experiencia, fue algo molesto. También cabe destacar que en el modo online se echa de menos poder usar el teclado con normalidad, pero de todas formas es un detalle habitual en esta clase de versiones para consola.

Poder jugar a Diablo II: Resurrected ha sido una mezcla entre placer y tortura. Placer porque Diablo 2 siempre fue un juego magnifico y con este lavado de cara, básicamente estamos ante un juego cuasi perfecto. La tortura viene dada por el hecho de que la beta ha sido muy corta y me he quedado con ganas de muchísimo más. Las personas que conocemos Diablo 2 sabemos que este juego es un pozo de horas, las cuales se llevan con toda la alegría del mundo.

Lo que más me gusta de lo vivido es ver que por fin recibimos un buen trabajo, algo que no ocurrió con el remaster de Warcraft 3. Todo gracias a una plantilla de trabajadores muy talentosa.

Francisco Jose Moreno

Gran Fan del Zelda, Final Fantasy, Metal Gear y largo numero de Etc. Lo mío son los juegos que me divierten simplemente o los que me llegan a la patata. No creo que nadie pueda sentar cátedra en opinar sobre videojuegos.
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