Recuerdo cuando era pequeño madrugar mucho los domingo por culpa de mi padre. Me levantaba a las 8 de la mañana para llevarme a la mesa del salón y pintar miniaturas de Warhammer. Él ya dejaba todo preparado, y nos pasábamos toda la mañana con los pinceles en mano, para después dejarlas secar a la tarde. Mi padre sabía lo que hacía, mientras que yo improvisaba un poco como quería. Recuerdo coger un pelotón entero de soldados de Gondor y pintarlos de blanco y verde, para hacer un ejercito de fantasmas. Y desde entonces pintar figuritas siempre ha sido una de esas actividades que ojalá pudiera hacer de una forma constante.
Aquí entra el anuncio de Moonbreaker en la última Gamescom. Cuando vi que Unknown Worlds, el estudio detrás de Subnautica iba a mostrar su nuevo juego en el que el propio autor de fantasía y sci-fi, Brandon Sanderson, no estaba muy emocionado. Tengo aún pendiente las dos entregas originales y aún no he tenido la oportunidad de leer nada del autor. Pero entonces se mostraron figuritas, y supe que Moonbreaker sería de mis juegos del año.
Batallas, y encima tácticas
Moonbreaker es, ante todo, un juego de estrategia por turnos. Cada jugador controla a un capitán que actúa como el rey en el ajedrez, ya que si muere, la partida acabará. Además de este capitán, que cuenta con 20 puntos de vida y varias habilidades especiales, cada jugador dispone de diez figuras diferentes. Cada una representa una unidad con sus puntos de vida, ataque, habilidades y un coste.
Pero Moonbreaker también bebe mucho de los juegos de cartas coleccionables. Para empezar no elegiremos qué unidades podremos desplegar. Empezaremos cada partida con tres elegidos al azar, y para añadir más a la lista de unidades desplegables posibles deberemos gastar ceniza ¿Pero qué es la ceniza? El otro recurso prestado de los TCG.
La ceniza nos permitirá usar habilidades de unidades, invocarlas y llamar refuerzos. Empezamos con una y conseguiremos esa cantidad más uno en el turno siguiente. Es decir, dos de ceniza en el segundo turno, tres en el tercero, etc. Además, en cada batalla tendremos que escoger entre tres opciones de dos poderes cada una. Estos tienen un enfriamiento según su utilidad y son de uso gratuito: Desde curar aliados a cegar enemigos, estos poderes pueden cambiar el curso de la partida por ellos mismos.

Así, Moonbreaker plantea un sistema sencillo de entender, pero muy complejo de dominar. Las diferentes sinergias y combinaciones de nuestras unidades serán clave para alzarnos con la victoria.
Un poco para todo el mundo
Tiene variedad, y personalmente no he llegado a aburrirme en ningún momento, pero sí se nota que es un videojuego en su primera fase dentro del early access
Uno de los problemas cuando hablamos de un juego multijugador es que mucha gente, entre la cual me incluyo, a veces se quema rápido de jugar contra personas. Es por eso que el tráiler de Moonbreaker me asustó un poco. Por suerte, aún siendo un early access temprano, hay opciones donde elegir.
Obviamente las partidas online siguen siendo una gran parte de la experiencia. De momento solo existe un modo de juego PvP, enfocado a partidas casuales y sin un sistema clasificatorio. Aunque es de suponer que otros modos llegarán más adelante, es cierto que de por si solo podemos sentir este aspecto como algo monótono. Aunque por suerte la variedad que hay en cada partida ayuda mucho a combatir esta sensación.
Para compensar por el otro lado, tenemos las partidas de cargamento. Estas se caracterizan por beber de los roguelike. Podremos elegir entre tres pelotones predefinidos, cada uno de ellos con un capitán diferente. Para ganar deberemos vencer a cinco capitanes enemigos generados al azar de dificultad cada vez más alta. La salud de nuestras unidades no se regenera por completo tras cada batalla, y si una muere en combate será eliminada de nuestra run. Para compensar, podremos recoger suministros en mitad de la batalla que nos darán unidades o mejoras permanentes tanto a nuestras unidades como a todo nuestro ejército.

Sumando a esto el combate contra la IA, nos quedamos con tres modos de juego que, aunque no ofrece una gran variedad, es suficiente para poder experimentar y no resultar en una experiencia demasiado repetitiva. Además de que aún queda el modo más llamativo de Moonbreaker y en el que dedicar echar una cantidad ridículas de horas.
Pintura zen
Si he empezado en la introducción hablando de mis experiencias pintando miniaturas ha sido precisamente porque creo que es lo que hace único a Moonbreaker: La capacidad de poder pintar tus propias unidades.
Esta herramienta es donde he pasado la mayoría de mis horas dentro del juego. Las opciones a la hora de customizar tus figuras es increíble. Tenemos una amplia gama de colores además de la opción de mezclar manualmente varios de ellos para crear otros nuevos y guardarlos en paletas personalizadas. Además cuenta con una ayuda para pintar la figura por partes y no salirse o manchar alguna zona no deseada.
Esta claro además que esta función es una a las que los devs más atención quiere llevar. Incluso dentro del pase de batalla (cuyo contenido entero se puede lograr sin pagar nada extra) encontramos calcomanías para personalizar incluso más nuestras miniaturas y darlas un toque de detalle adicional.

Quizás su punto negativo es que puede llegar a ser complicado aplicar algunos niveles de detalles si no estás experimentado con el uso de este tipo de herramientas (ya que se parece muchísimo a los software usados para pintar modelos en 3D). Pero creo que esto, junto con el hecho de tener que crear los colores mezclando manualmente varios, entra dentro de emular esta experiencia de la vida real y hacerlo lo más parecido posible, pero con las ventajas de las herramientas digitales.
Un balanceo desequilibrado
Así, Moonbreaker plantea un sistema sencillo de entender, pero muy complejo de dominar
Si tengo que sacar la punta a Moonbreaker es sin duda por su lado más competitivo. Aunque no he tenido la oportunidad de observar un metagame desarrollarse, sí que he notado un par de cosas sobre su balanceo que hacen que, al menos de momento, disfrute un poco menos de la experiencia.
En primer lugar, algunas figuras son claramente mejores que otras, al menos en su utilidad. Es fácil encontrarse en cada partida un par de unidades repetidas por lo efectivas que son. Además, los poderes al azar que elegimos al principio de cada partida a veces pueden favorecer mucho nuestra composición y otras dejarnos opciones muy mediocres. Por último los críticos, aunque algo que por naturaleza ofrece más variedad y algo de azar, se pueden sentir muy frustrantes ya que pueden significar la diferente entre ganar o perder una partida.
En segundo, en referente al modo de juego de cargamento, en ocasiones los enfrentamientos se sienten un poco injustos. En especial si escogemos al único capitán a melee, que en ocasiones según el enfrentamiento quedará completamente inútil.

Por suerte estos dos problemas son comunes en un juego online durante sus primeras semanas y se pueden arreglar con algunos parches de balanceo. Solo espero que, en especial si implementan un modo clasificatorio, tengan muy en cuenta la delicadeza de balancear un juego estratégico por turnos y ofrecer un metagame variado.
Lore escondido
¿Pero donde entra Sanderson en todo esto? Muchos fans del autor se vieron algo decepcionados cuando se enteraron que este juego no era al final una adaptación de Mistborn o de alguna otra obra. Esta decepción solo creció cuando se vio que Moonbreaker iba a ser un juego sin modo historia, al menos en un principio, y centrado principalmente en la jugabilidad.
Personalmente creo que traer a un autor de fantasía/sci-fi sirve principalmente para construir tu worldbuilding. Al fin y al cabo estos libros suelen ser queridos por sus completos y ricos mundos, elaborados con mucho cuidado. Así que no esperaba que Sanderson fuera a tener una fuerte presencia una vez entras al juego. Por suerte, me equivocaba, ya que en el propio menú principal tenemos un botón que nos dejará escuchar una especie de audiolibro.
Este audiolibro estará dividido en temporadas y capítulos, y de momento solo esta disponible el primero, con una duración de veinte minutos. Podremos escuchar la historia o leerla (aunque la voz por desgracia no ha sido doblada al castellano), la cual esta centrada especialmente en diálogos entre los personajes. A través de este simple método podremos averiguar mucho más sobre el lore de Moonbreaker.

El mejor detalle de esta función es que podemos escuchar este capítulo mientras pintamos o incluso jugamos, haciendo que sea mucho más fácil ponerse a escucharlo mientras hacemos otra cosa dentro del propio juego
En definitiva, es posible que a Moonbreaker aún le falte contenido para considerarlo un juego completo. Tiene variedad y personalmente no he llegado a aburrirme en ningún momento, pero sí se nota que es un videojuego en su primera fase dentro del early access. Aún así, si eres fan del género o te gusta pintar miniaturas, es difícil no recomendar el nuevo juego de los creadores de Subnautica.