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Primeras impresiones de Born of Bread para PC

Salva el reino del peligro que lo acecha con tus poderes de pan

Hay veces que ves el tráiler de un juego e inmediatamente empiezas a sonreír. Ya sea porque el gameplay se ve divertido, es la continuación de una saga que añoras o, como en el caso de Born of Bread, simplemente tiene un aura que invita a jugarlo. Y es que cuando la cara de tu protagonista son dos puntos y una raya, sabes que se viene algo bueno.

WildArts nos ha dejado probar su próximo juego con una versión preliminar, por lo que es muy probable que este artículo no represente el producto final. Sin embargo, al menos os podré dejar echar un pequeño vistazo a lo que Born of Bread tiene que ofrecer.

Comenzamos nuestra aventura con tres arqueólogos que acaban de descubrir unos antiguos sarcófagos que, obviamente, no contienen ningún mal antiguo que quiera destruir el reino. Pero resulta que, cuando lo abren, liberan a un mal antiguo que quiere destruir el reino.

Nuestro grupo de antagonistas son cinco demonios que se encuentran en una época distinta a la suya. Por lo tanto, deciden seguir con la misión que se les encomendó hace mucho tiempo: reunir los fragmentos de la Piedra Solar. Y el primero de todos está en el castillo de la reina.

Captura de pantalla de Born of Bread en el que se ven a tres arqueólogos en el suelo ante un muro de fuego en el que se ven las siluetas de cinco figuras.
Iremos siguiendo las desaventuras del grupo antagonista mientras progresamos con Pan

Mientras todo esto ocurre, el fantástico cocinero de la reina, Papi Panadero, se encuentra liado elaborando complejos y deliciosos platos. Es entonces cuando le llega una solicitud especial para preparar una receta de pan mágico. Papi, como buen chef, sigue al pie de la letra la receta pero, en vez de salir un bollo de pan, sale un niño de pan. Papi, emocionado por ser padre, llama a su hijo PanPan Panadero, el niño pan y su papá Papi Panadero, el panadero real (lo siento, me gustan los trabalenguas).

Ahora que tiene pleno uso de consciencia y libertad de movimiento, Pan coge un cucharón y se dispone a emprender una heroica misión: romper cosas. Tan bien lo hace que acaba rompiendo la vitrina que contenía un fragmento de la piedra solar. Es entonces cuando irrumpen los antagonistas en el castillo y mandan a nuestro protagonista y a su padre volando hasta el bosque.

Por el camino de vuelta nos encontramos a Lint, un mapache escritor con graves problemas de autoestima que se perdió en el «laberíntico» Bosque de las Raíces. Junto a él, formaremos un equipo de aventureros cuyo objetivo será parar los pies a este malvado grupo de demonios en una carrera para ver quién consigue antes los fragmentos de la Piedra Solar.

Captura de pantalla de Born of Bread en el que se ve a Pan y a su padre siendo sorprendidos por Lint, que está alegre por haber encontrado a gente
Es fácil enamorarte de los personajes gracias a su carisma y personalidades

Muchos elementos de Born of Bread recuerda mucho a los comienzos de la saga Paper Mario, tanto con su combinación de elementos 2D en un entorno 3D, la ambientación en general y con el combate. Y esto lo digo en el mejor de los sentidos.

Para empezar, la estética es el plato fuerte. Dan ganas de hablar con cualquier personaje con el que te cruzas para ver qué tienen que decir o, en muchos casos, encontrar referencias a otras series, videojuegos, películas… Esto combina a la perfección con la ambientación del juego, que brinda al juego áreas espectaculares en las que perderse y conversaciones ligeras con un humor que me recuerda a Undertale.

Los combates siguen la misma dinámica que los RPG de Mario. Nuestro turno estará compuesto por dos acciones, una por cada personaje, con la que tendremos que elegir entre atacar, defender, consumir un objeto o usar un movimiento especial. Tanto el ataque como la defensa nos pondrán en minijuegos de los que dependen el daño total e incluso podremos obtener Puntos de Voluntad, los puntos de magia de este juego.

Captura de pantalla de Born of Bread en el que los personajes están situados en la plaza de la ciudad principal y el protagonista está acariciando a un perro.
You can pet the dog in Born of Bread

Fuera de combate, tendremos un juego de plataformas en el que la exploración se ve recompensada con creces. Podremos obtener nuevos ataques para Pan o guiarnos por unos ronquidos para encontrar a unas lagartijas que nos permitirán avanzar en los árboles de habilidades de nuestros compañeros.

Además, el juego está lleno de misiones secundarias que nos darán los carismáticos personajes que habitan en este mundo. Estas misiones nos pueden pedir cosas comunes como ir a una aldea o encontrar cierto objeto, pero en otras ocasiones nos llevarán a carreras contrarreloj o pasar por un proceso burocrático cómicamente largo.

Born of Bread es un juego tranquilo en muchos sentidos, puede que demasiados para su propio bien. Uno de los puntos más fuertes del juego son las conversaciones. El diseño de los personajes es impecable, sus bizarras personalidades son muy divertidas e incluso hay momentos de profundidad genuinamente interesantes. Sin embargo, entre conversación y conversación nos esperan algunos elementos que se quedan algo blandos.

A pesar de ser un RPG con niveles y equipamiento, la progresión se siente muy plana. Para empezar, más allá de desbloquear nuevos ataques que hagan más daño, no podremos modificar nuestro ataque ni defensa. Podemos subir de nivel, pero solo nos dará más puntos de salud o de voluntad. Los enemigos nos seguirán haciendo el mismo daño y nosotros le haremos lo mismo a no ser que gastemos más maná. De por sí, no es un mal sistema de progresión, pero no es satisfactorio.

Captura de pantalla de Born of Bread en un combate. Se ve un minijuego en el que hay que mover el controlador de un lado a otro para aumentar el daño
Iremos desbloqueando armas que nos darán nuevos ataques con sus respectivos minijuegos

Todo esto podría ser más digerible con los movimientos especiales, que prometen ser habilidades espectaculares con minijuegos creativos y desafiantes que permitan darle más emoción al combate. Y esto podría ser así hubiera más movimientos especiales. Solo he llegado a ver un solo movimiento especial que es el que te dan en el tutorial. Si quería desbloquear el de Lint o el de cualquiera de los compañeros, tendría que gastarme muchísimos Puntos de Habilidad en solo uno de ellos, dejando al resto con una lista de ataques pobre.

Luego están las misiones que, aunque más de una vez te arrancan una sonrisa con los diálogos, la mayoría caen en la infame categoría de fetch quests. Es cierto que los escenarios están muy bien diseñados, pero si tengo que cruzar el mapa entero de punta a punta en múltiples ocasiones, se quitan las ganas de explorar cuando llegamos a zonas nuevas. Y todo ello para que, al final, la recompensa que obtengamos varíe entre una nueva y emocionante arma para el protagonista o un accesorio que tenemos repetido tres veces.

Y además, la dificultad es inexistente. No he tenido problemas avanzando ni una sola vez, ya sea con los combates que se trivializan usando mecánicas básicas o en la parte de plataformeo que presenta mínimas variaciones. El único momento de superación que he llegado a tener ha sido tras encontrar una ruta o un secreto que no llegué a ver en el primer vistazo.

Born of Bread tiene la mejor de las intenciones. Con un diseño de personajes carismático y especial, conversaciones divertidas y una ambientación espectacular, es el juego perfecto para desconectar y pasar un buen rato. Sin embargo, tiene varios elementos que hacen que la experiencia se vuelva a ratos poco satisfactoria. Afortunadamente, la mayoría son problemas que tienen solución, pero hace falta que WildArts se de cuenta de ello y vuelva al tablero de diseño.

Puedo llegar a ver a Born of Bread en la misma situación que Undertale, con una gran comunidad detrás que se enamore del juego y de sus personajes. Y se lo merecería. Sin embargo, hay ciertos elementos que hacen que la experiencia a ratos sea poco satisfactoria, y es algo que no todos los jugadores van a querer tolerar.

topocart

Estudiante de Ingeniería Informática. Algún día me gustaría formar parte del proceso creativo detrás de los videojuegos, pero por ahora me contento con analizar y disfrutarlos como hobby.
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