No es la primera vez que me sorprendo pensando en lo mucho que se retroalimentan dos formas de ocio como son las Escape Rooms y los videojuegos. Ya cuando hice un repaso de la (sublime) serie de juegos de puzles The Room, señalé varios detalles comunes con estas salas de escape que llevan unos años pegando fuerte como forma de ocio alternativa.
Mirando planes para celebrar el segundo aniversario de boda con mi esposa, vimos este nuevo concepto de salas de escape en VR, algo que me parece muy atractivo a la hora de crear una ambientación más impresionante de lo habitual. Por si fuera poco estaba basado en el universo Assassin’s Creed (concretamente en Origins), algo que si bien a mi pareja no le dice mucho, sí que le interesaba que tuviera lugar dentro de una pirámide egipcia. Win-win, como suele decirse. ¿Qué tal nuestra experiencia con el Animus y Escape the Lost Pyramid? Os lo cuento con la menor cantidad de spoilers posible.
Trabajando para Abstergo

Nada más llegar a la sala en cuestión, nos recibe un empleado ataviado como un trabajador de laboratorio. Para alguien común, su vestimenta no ofrecía ningún detalle de interés, pero para un experimentado empleado de Abstergo como un servidor ya había un detalle revelador: el minimalista pero efectivo emblema de la compañía decoraba los laterales de la mascarilla de nuestro guía. Estábamos en el lugar indicado.
Tras bajar a un sótano con el mayor de los sigilos, nos ofrece una detallada explicación de nuestra misión; estamos en las oficinas de Abstergo de Madrid, y nuestro cometido de hoy es francamente importante, ya que debemos encontrar un fragmento del Fruto del Edén. Nuestro anfitrión nos cuenta que se perdió en una pirámide egipcia en la península del Sinaí, tras una expedición que tuvo lugar en 1928, dirigida por Sir Beldon Frye. Por fortuna, en Abstergo han logrado reconstruir sus recuerdos a través de su ADN, y seremos nosotros los que deberemos enfundarnos los cuerpos de los miembros del equipo para descubrir qué les ocurrió y dónde está el Fruto del Edén.
Sin más dilación, nos ponemos las gafas de VR (un modelo indeterminado de Oculus… perdón de Animus), hacemos acopio de los mandos de movimiento y unos cascos para comunicarnos entre mi esposa y yo (estamos alejados dentro de la misma habitación, pero con los cascos podemos hablar entre nosotros a la perfección) y empieza la aventura.

No tengáis miedo por el hecho de que sea VR, es muy accesible, tenéis tiempo de sobra para adaptaros al sistema
Lo primero que hacemos es familiarizarnos con la realidad que nos encontramos dentro del Animus, con sus sistemas de movimiento y con nuestras posibilidades de acción. Podemos girarnos de forma natural y desplazarnos con las gafas pequeñas distancias, recortadas en el juego por una malla roja que no podemos atravesar y en la realidad por un cuadrado delimitado en el suelo. Para no chocarnos frecuentemente con esta malla, tenemos un sistema de teletransporte muy sencillo pulsando uno de los botones del mando Oculus y apuntando al sitio donde queremos ir. Sólo usaremos ese botón para desplazarnos y para coger objetos.
Mi pareja y yo nos quedamos muy sorprendidos de lo fácil que era el manejo y lo bien que respondía. Podía coger cosas de su mano, quitarle el sombrero (la parte de selección de personaje y de ropa es muy divertida) e incluso agacharme a recoger algo del suelo o bailar. Incluso ella, que tiene menos experiencia en videojuegos y VR, cogió el sistema a la perfección casi al instante. No tengáis miedo por el hecho de que sea VR, es muy accesible, tenéis tiempo de sobra para adaptaros al sistema. Además, ella lleva gafas y no suele aguantar más de quince minutos con las PS VR, pero con este Animus aguantó toda la experiencia sin sensación de cansancio o mareo; la nitidez de la que hacía gala era fabulosa.
Una estupenda experiencia, un Escape Room sencillo
Una vez dentro de la pirámide, no quiero desvelaros todas las pruebas que afrontaréis para que las descubráis, pero sí puedo deciros cómo es su faceta Escape Room. Por suerte, tengo una experiencia de escapista equiparable a la de videojugador. Escape the Lost Pyramid funciona muy bien como aventura en VR, pero por su definición de dificultad intermedia, es más una demo para coger el tranquillo al escape en VR que una sucesión de intrincados puzles. Donde más se nota su condición de Escape Room es en la atención que deberemos prestar al entorno; los puzles y retos que ofrece se parecen mucho más a los que encontraríamos en un juego de aventuras de Ubisoft que a lo que vemos en salas de escapismo más tradicionales.

Tenéis que tenerlo en cuenta, porque si tenéis mucha experiencia en este mundillo de las Escape Room, deberíais ir con la mentalidad de ir a vivir una experiencia de aventuras, no un escape al uso. Interactuaremos con engranajes, pesos, jarrones, arcos y flechas y diferentes tipos de palancas y dispositivos, pero no esperéis el nivel de complejidad de una sala tradicional. Una vez superado este primer choque, el juego es realmente divertido: la comunicación fluye, la interacción con el entorno está muy lograda y el escenario es simplemente impresionante; desde luego es lo más parecido que hayáis podido probar a un Assassin’s Creed en VR. Todas las salas invitan a quedarse un rato simplemente mirando y disfrutando de las vistas, y las posibilidades de la VR hará que no tengáis pocos momentos de hacer el tonto en ese entorno.
Completamos la sala en aproximadamente 33 minutos, sin tener en cuenta toda la parte introductoria y la selección de avatar. Una marca bastante buena, según nos dijo el empleado de Abstergo, pero que puede ser diferente si tenéis poca experiencia con dispositivos de realidad virtual o videojuegos. En general, una muy buena forma de introducirse en este tipo de salas que cada vez cuentan con más exponentes.
https://www.youtube.com/watch?v=lin61fG1wq4
El único problema es que esta sala, al igual que pasa con todas las de dificultad más sencilla, puede dar la sensación de quedarse algo corta para el precio que tiene si ya tenéis experiencia (como siempre, cuantas más personas mejor el precio y más compleja la experiencia), pero sin duda nos ha dejado con ganas de probar sus otras dos salas, bastante más complicadas según nuestro máster: Beyond Medusa’s Gate (ambientada en Assassin’s Creed Odyssey) y Prince of Persia: The Dagger of Time VR, que es la más difícil y tiene implementadas las trampas típicas de la serie y las funciones de la daga del tiempo en sus puzles.
Si os interesa jugar a estas salas, podéis encontrarlas en INCOGNITO Escape en Madrid (aunque me consta que están disponibles en otras comunidades autónomas). Además, si os gustan los Escape Rooms más normales, INCOGNITO tiene dos de las salas que están en mi top 5 personal: Misterio Flamenco y Operación Steampunk, ambas altamente recomendables por su ambientación y complejidad.
Conclusiones
Escape the Lost Pyramid es una estupenda experiencia en VR, muy accesible y divertida, aunque como Escape Room le falte un poco de dificultad y complejidad. Sus puzles son más parecidos a los de un videojuego de aventuras que a los de una sala de escape tradicional, pero funciona a la perfección como introducción a las aventuras en VR y a este nuevo tipo de salas. Cuanta más gente, mejor el precio y más alta la dificultad.