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Lo de Espejo Público y Antena 3: Miremos las dos caras del videojuego

Siempre el mismo tema, pero siempre podemos cambiar el modo de verlo

Dale erre que erre… Hoy en Antena 3, concretamente Espejo Público, ha salido un hombre muy preocupado por los videojuegos online. Con esta ya he perdido la cuenta de las veces que la televisión solo muestra la cara que le interesa de los juegos. Como consecuencia, las redes y sus usuarios más metidos en este mundillo han respondido con indignación, con ironía, con indiferencia, con rabia, con pena, con humor. Lo que no ha pasado (o al menos no he visto) es que pille por sorpresa a nadie, más que nada porque estamos acostumbrados.

También he visto otras respuestas siguiendo las tendencias que cuando el canal de televisión promociona casas de apuestas suena hipócrita, o incluso que la televisión tiene los días contados y por eso arremeten a la otra plataforma de ocio en alza, a.k.a. juegos de video, para escalar puestos. Pero esto no funciona así.

Videojuegos y TV juegan en ligas diferentes. Una no compite sobre la otra, y las repercusiones de una apenas afectan a la otra. El caso de hoy ha sido un padre muy nervioso por los videojuegos, pero igual que podría haber sido esta persona tratando su caso, podría haber sido otra hablando de otro. Quiero decir, Espejo Público es un medio de comunicación que siempre ha jugado con el alarmismo o los titulares jugosos para atraer todas las miradas posibles. Esto no es un acto de venganza ni mucho menos, es solo otro tema que se ha abordado unilateralmente. Si en vez de entrevistar a un padre afligido con razón, pero lamentablemente desbordado por una situación que se le escapa, de verdad se hubiera establecido una mesa de debate con figuras representativas más experimentadas de la industria y las consecuencias educativas, psicológicas y sociales del videojuego, otro gallo cantaría.

I Mesa del Videojuego, compuesta por la Secretaría de Estado de Cultura y las Comunidades Autónomas y de representantes de las principales asociaciones de la industria del videojuego en España

Con toda la parrafada quiero decir que nosotros, el ente colectivo gamer, no somos el público objetivo de este programa. Hay un buen número de jóvenes, de 30 años para abajo, que no ve la tele o la ve muy poco en comparación a otros medios de streaming o series en Internet, así que sería un gasto de recursos humanos, tiempo y dinero que la televisión se meta en este terreno desprestigiándolo; Sería como invitar a alguien a su casa no sin antes defecar en la entrada.

A3 Media simplemente aprovechó el tema para abordar un tema preocupante en el poco tiempo de programación que tiene, puede que incluso a sabiendas de la reacción en redes (y que eso le haría escalar algunos puestos en el buscador de Google), y pasar a lo siguiente. ¡Es más, ahora directamente estoy utilizando el revuelo para sacar contenido en esta web, en NaviGames! También estoy siendo partícipe del ciclo eterno del comunicador. El contenido que trate yo y mis compañeros redactores en otros sitios webs va a ser el mismo, solo va a cambiar el enfoque, el modo en el que abordemos el tema de la adicción de los videojuegos.

Tú y yo sabemos que el comentario del padre no es precisamente el más representativo, pero sigue siendo un caso concreto igualmente digno de mención. Ya lo dije en otro artículo tratando cómo varios científicos se dejaron llevar por el alarmismo de la prensa y otros medios generalistas de comunicación en sus estudios, y por no repetirme mucho, sí, los videojuegos son causantes de adicción. Quiero decir, molan mucho, son guays, tienen colores, entretienen, se disfrutan, son interactivos, sus historias conectan mucho con los jugadores, ¿en qué mundo un tipo de obra así no podría generar adicción?

Por aportar también mi experiencia, reconozco que con 16 años o así seguramente fui adicto a World of Warcraft. No llegué a gastar más dinero del de la suscripción mensual para entrar en los servidores de Blizzard, pero llegaba a estar toda la tarde y noche jugando sin descanso. Solo paraba a comer, dormir e ir a clases. Y cuando estaba con otras cosas solo pensaba en el viciote que le iba a pegar al WoW cuando volviera a casa. Mis padres se fijaron en mi comportamiento, por supuesto, y limitaron mis horas de juego a pesar de lo mucho que insistía en que mis compañeros de gremio me necesitaban o de que lo suyo sería aprovechar al máximo el dinero que ellos habían invertido en la suscripción.

Dramatización

Tras varios meses, dejé definitivamente el WoW con un Tauren Chamán al nivel 78, un Trol Cazador al 20 y dos expansiones (también pagadas). No lo he vuelto a tocar. Al final, para sorpresa de nadie salvo la mía, ese “viciote” era, probablemente, una adicción. Y digo probable porque realmente debería ser un profesional, un psicopedagogo que haya llevado mi caso, quien pueda decidir si por entonces tenía una adicción, de qué tipo, la gravedad y qué acciones poner en marcha para solucionarla.

Y estoy hablando de un caso personal de hace 10 años. Desde entonces, los videojuegos han cambiado mucho y necesitan seguir estudiándose rigurasamente, caso por caso, divulgar una higiene del uso de videojuegos a padres y tutores, y también tener claro que los videojuegos pueden ser perjudiciales cuando interfieren en nuestro día a día, como me pasó a mí con el WoW, o le pasó al hijo de este padre de Espejo Público.

Que cada uno sea libre de dar su opinión al respecto, qué le ha parecido la actuación de Antena 3 con este tema que nos afecta indirectamente a quienes estamos en el otro lado, rodeados de videojuegos y más información. El tema que trataremos será el mismo, solo cambiaremos el enfoque, pero por eso mismo me gustaría sugerir hacerlo como dijo mi gran compañero Alejandro Morillas:

Si hoy en televisión hemos visto el lado feo del videojuego, siempre podemos recordar que también tiene un lado hermoso. Estas obras pueden ser educativas, llenas de historias que entretienen, relajan y hacen empatizar de circunstancias que, de otra forma, nunca habríamos considerado. Pueden ser desafíos que nos hacen liberar adrenalina y serotonina a borbotones. Nos acercan a más personas con el multijugador, y afianzan nuestra relación con amigos y familiares. Nos dan historias, momentos que contar a otros aficionados del medio. Experimentamos alegría por haber pasado ese nivel que se nos atascaba, tristeza por haber terminado un juegazo, enfado cuando muere un personaje en la trama, sorpresa cuando descubrimos una zona oculta…

Varios personajes de videojuegos jugando a una videoconsola desde un sofá

Ya ni me voy parar en desarrollar los otros beneficios que estamos hartos de oír: que si mejora los reflejos, desarrolla más nuestra visión espacial, afianza la coordinación manual, cultiva la imaginación, etc.

Y lo más importante para mí pueda ser que precisamente tú, al otro lado de la pantalla, te hayas molestado en leer hasta aquí porque, como yo, disfrutas de los videojuegos. Nada me hace más feliz que compartir una afición tan bonita como es esta. Sí, la industria está plagada de malas prácticas, tanto compañías como otros jugadores, y también es necesario comentarlas con seriedad, pero ya que Espejo Público ha dado altavoz a una de las caras del videojuego, vamos nosotros a ensalzar la otra. ¿Qué me dices? ?

Daniel "Fullbull" Rubio

No me pidas mucho para los textos, que solo hice el bachiller de ciencias. En esta vida me gustan tres cosas: cerebro, videojuegos y carlinos.
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