- ¡ATENCIÓN! Este artículo contiene spoilers de Halo: Combat Evolved y algunos detalles que pueden afectar a la experiencia de Halo 2 y 3. Se recomienda su lectura a aquellos que hayan completado, al menos, Halo: Combat Evolved.
Imagina estar lidiando con el mayor problema de tu vida. Tienes algo de ayuda, pero al final todo depende de ti y, por más que te esfuerces, no eres capaz de superarlo. Ni siquiera tienes tiempo de sentirte mal porque hay que ponerle fin cuanto antes. Y de pronto, de la nada, empiezas a notar que algo no cuadra, que no marcha bien. Que, de pronto, el mayor problema de tu vida no es nada en comparación a un problema que afecta a todo el mundo.
A mí me sale de ejemplo la búsqueda de empleo y el COVID-19, dos quebraderos que, además, tienen bastante relación. El otro ejemplo, y del que hablaremos, tiene que ver con la trilogía de Halo hecha por Bungie Studios; Más concretamente con la guerra de humanidad contra Covenant y luego la aparición de un abrumador tercer frente, el Flood.
Dónde comenzó
La primera vez que llevamos a Jefe Maestro, o Master Chief si lo prefieres, es en Halo: Combat Evolved. Desde el principio tenemos claro nuestro objetivo: derrotar al Covenant (el Pacto en esta entrega), que está masacrando y conquistando a todas las colonias humanas. Pero, incluso siendo el soldado que más victorias ha reunido, solo nos estamos defendiendo como gato panza arriba.

Entonces ocurre lo impredecible. En mitad de la campaña tenemos la sexta misión y personalmente favorita, 343 Guilty Spark, en la que hay que encontrar pistas del comandante Keyes. La nave se acerca a la superficie para que Jefe Maestro baje a un misterioso pantano. Solo y con un incesante chirimiri. Por primera vez, la banda sonora pasa de orquestadas épicas a transmitir intranquilidad. Al poco de avanzar se topa con grupos pequeños de Grunts y Jackals, los eslabones más débiles del Covenant, huyendo despavoridos en dirección opuesta… Es inesperado, pero la noche no ha hecho más que empezar. Coge el ascensor hacia abajo, a una estructura subterránea de tecnología Forerunner, solo para confirmar sus sospechas: hay cadáveres enemigos, pero también humanos. ¿Los de antes estaban huyendo del pelotón de Keyes? Improbable.
El juego va creando una anticipación que no hace más que ir aumentando suavemente a medida que se progresa. Se ven barricadas con cadáveres al otro lado, un marine que se ha vuelto loco, unas esporas verdes extrañas y la música desparece, dejando paso a ruidos de goteo y unos latidos lejanos y, al mismo tiempo, reverberando dentro de la cabeza. Todo está en un reposo sepuclcral.
Jefe Maestro alcanza la última sala, no hay nada salvo un cuerpo y demasiada sangre como para pertenecer a una persona. También queda un casco, del cual revisa una grabación en vídeo de los últimos momentos de un marine. Es de poca calidad, pero se ve qué ocurrió. El telón por fin se levanta, y más que resolver dudas, lanza muchas más preguntas al aire. Apenas se ha podido atisbar qué eran esas cosas. Por suerte desgracia, muy pronto los conoceremos.

Lo que para mí será la mejor presentación de una amenaza en el videojuego con el Flood. La puesta en escena, ambientación, suspense, detalles… Durante los próximos minutos de la misión, el shooter da la bienvenida a un terror grotesco. Entonces sale una actualización de la misión que simplemente dice “¡Escapa!”. Habíamos perdido comunicaciones con el exterior, así que la orden es de Cortana para John-117, y casualmente era justo mi intención como jugador, salir pitando, justo igual que los primeros Grunts y Jackals que vi al principio.
La desbordada amenaza
Flood… El nombre le viene como anillo al dedo. Cuando el Covenant ya era el enemigo más duro conocido, esta especie parasitaria se sale de toda escala, siendo el enemigo más líquido, esparciéndose por mares de galaxias como si de agua derramada sobre un mantel se tratase. Si el agua moja el mantel, el Flood inunda galaxias; tal es su naturaleza.
Su comportamiento es feroz, matando casi en el acto al pobre diablo que eche sus garras para transformarlos en receptáculos en un proceso horripilante para los vivos y nauseabundo de ver en cadáveres. Así es como siempre ganan, porque su población crece cuantos más muertos haya, por eso les atrae tanto la guerra entre humanos y Covenant, esparciendo cada vez su dominio. Esto es precisamente lo que vuelve al Flood tan especial, esa mezcla de horror visceral, cercano a George Romero, y la simple apatía con la que destruye el espíritu de los habitantes de planetas enteros, reflejo del terror cósmico de Lovecraft.
La misión 343 Guilty Spark pone una presentación sublime que no hace más que aumentar aprovechando al máximo lo que podía dar una Xbox por entonces. En su forma original, los Flood apenas levantan un palmo del suelo, pero su capacidad de trepar y gran número recuerda a un enjambre de hormigas mutantes. Es fácil lidiar con un par si llevas un arma de fuego, pero meterte con uno solo alertará al resto.

- Spoiler de Halo 2. Se recomienda jugarlo de antemano para mantener la experiencia de juego intacta:
El comportamiento instintivo y aparentemente caótico del Flood les da un aire salvaje, del no poder comunicarse. Sin embargo, más tarde en Halo 2 descubrimos que es todo lo contrario. Cuando tienen suficiente biomasa, pueden crear un Gravemind (literalmente mente cementerio), un amasijo de consciencias muertas, dominadas por una mente colmena que solo piensa en devorar y hacer que el universo sea parte del Coro. Y si hay algo más terrorífico que un ser salvaje letal, es un ente superior que habla en capas de intelecto jamás conocidas. No lo comprendemos porque no podemos conectar con su raciocinio, rozando el terror psicológico.
La mutación del juego
Hasta ahora habíamos hecho frente a enemigos fuertes, pero dentro de toda esa tecnología punta hay también un ser de carne y hueso, como el resto. Lo que el Flood lanza al jugador no es solo un antagonista más, es el némesis de todo ser vivo, y lo pone bien claro desde su primer avistamiento. Volviendo a la misión 343 Guilty Spark, Jefe Maestro debe exterminar unas cuatro oleadas de Flood es su forma parásita. Se acumulan, pero por suerte son lentas y no hacen excesivo daño.
En esa misma sala, cuando creemos que vamos teniendo la situación en control, sale una forma de nuestro tamaño, claramente infectada. Van de frente, son muchísimo más resistentes y golpean más duro. Además, su horripilante figura junto a la banda sonora distorsionada de Halo hace que la tensión no baje en ningún momento.
Exterminada la plaga, toca dar marcha atrás, solo que ahora esas salas que antes estaban vacías o con apenas enemigos tienen Flood a borbotones. Por si esta pesadilla fuera poco, aprendemos dos cosas aún más escalofriantes: Por un lado, que reviven los cuerpos caídos de aliados y enemigos por igual al más puro estilo de cine zombi de los 2000 (el género popular cuando salió Halo: Combat Evolved); Por otro lado, que también son capaces de usar las armas de sus huéspedes aunque no tengan tan buena puntería, lo que sugiere que el Flood es capaz de asimilar la memoria muscular de las víctimas, penetrando totalmente en su sistema nervioso.

Pelear contra estos zombis requiere un tipo de gameplay muy distinto, en donde escopetas, explosivos y metralletas son eficaces, lo que inevitablemente implica acercarse. Econtrar sus puntos débiles, porque las cabezas que vemos no son “las suyas”. Las coberturas quedan relegadas a segundo plano, lo que importa es no quedarse quieto y vigilar todos los frentes. También es buena idea vigilar el suelo, porque lo que antes era un cuerpo inerte puede volverse contra el jugador.
Las formas varían en función del cuerpo asimilado y cantidad de esporas
El punto débil de cada uno está en la zona más infectada
El mejor peor enemigo
Añadir un tercer bando es una idea que no siempre casa porque se quita protagonismo, hay que pensar en cómo, cuándo y por qué introducirlo en la historia, y no siempre se consiguen razones de peso a nivel puramente mecánico, en el sentido que haya dos bandos rivales que se sientan iguales solo que de distinto color. Sin embargo, Bungie superó todas estas barreras con creces, y es que al estudio le ha encantado probar elementos nuevos en sus Halo desde el inicio.
- Posible spoiler de Halo 2 y Halo 3. Se recomienda jugarlos de antemano para mantener la experiencia de juego intacta:
El Flood nos acompañará en la trilogía, generando siempre un momento de suspense en mitad de la campaña. Como es de esperar, su impacto no es tan notorio en Halo 2, todavía menos en el Halo 3, pero siempre tienen un hueco para sorprender a lo largo de las aventuras de Jefe Maestro, volcando las tablas en nuestra contra o nuestro favor según convenga; así de caprichoso es el destino con aquellos que aún no forman parte del Coro del Flood. ¿No lo oyes? ¿Y ahora?