En mi opinión vivimos en la época del espectáculo. La intimidad apenas existe y es labor tuya ser resiliente o no. Puedes aceptar la realidad de las RRSS, convivir con ellas y con el nuevo tipo de sociedad o puedes negarte, desinstalar Twitter, no visitar páginas web de videojuegos y, en definitiva, abstenerte de Internet. Y la gran mayoría de veces ni con esas.
En un artículo anterior dije que estaba jugando a Disco Elysium. Que no había ido a inspeccionar aún el cadáver, ya que estaba dando vueltas por Martinaise. Ahora llevo 13 horas de juego y ya he empezado la historia como tal. Voy a mencionar a la maldita Metacritic, en concreto la nota de la obra de ZA/UM: un acojonante 97 en su versión The Final Cut para PC, la cual es la única que se comercializa a día de hoy. Más media que Elden Ring. Más media que Persona 5 Royal. El caso es que, hasta que no empecé la historia, no comencé a ver el potencial tan grande del juego, el cual, hasta entonces, era mero texto y política pura con ciertas notas de sátira. Una vez comienzas la historia el juego resulta interesante. Sí, no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo, y apenas he empezado el juego, pero son tales los estándares actuales de enamorarse al momento de un videojuego que, en muchas ocasiones, temo de mí mismo; temo de si verdaderamente he perdido la ilusión por los videojuegos, de si ya no tengo tanta abstracción y positividad como sí tenía de niño. Probablemente Disco Elysium sea un camino lento pero sólido del cual veré su ‘por esto es un juegazo’ cuando toda su narrativa estalle. Y para eso, lógicamente, aún me queda. Sin embargo, hay otras obras que, haciendo justamente lo contrario, me han dado exactamente lo que quería.
Doom Eternal, un tiro certero a la diversión
Microsoft es el padre de gran parte de los jugadores, el que te da Game Pass a un (1) euro cada dos por tres, incluso en fechas tales como la salida de Halo Infinite, haciendo que podamos reventarnos el contenido de pago del juego por un cochino euro.
El caso es que Microsoft sigue dando promociones de este tipo, y fue en una de ellas en las que aproveché para reinstalar Doom Eternal, la obra maestra de id Software. ¿Sabéis esas veces en las que volvéis a jugar a un juego y pensáis que ‘no era tan bueno como recordaba’? Doom Eternal no es el caso.
Llevaré sin jugar a este juegazo año y medio, ya que recuerdo que, mientras me pasaba el juego, la polémica de Cyberpunk 2077 estaba muy, muy candente, por lo que no estamos ante un caso de no superar un videojuego. A este dio tiempo a superar, recaer y superar de nuevo si ese hubiera sido el caso. Y aun así cada vez que entro al juego me nubla la felicidad.
El caso es que Doom Eternal es lo más simple del mundo, es algo que pediríamos en un videojuego hace 30 años: mucha violencia, mucha sangre, mucha velocidad y muchas armas para cambiar y no aburrirnos. Lo más simple del mundo, pero id Software supo coger todo eso, mezclarlo de la mejor manera posible y darnos Doom Eternal, tras un experimento nada malo como lo fue Doom 2016.

Doom Eternal es uno de los ejemplos más actuales, ya que, cuando salió en plena pandemia del Covid-19, triunfó igualmente. Incluso teniendo a Animal Crossing: New Horizons al lado, Doom Eternal fue un exitazo y su calidad sigue pisando fuerte a día de hoy. Sin embargo, hay otros casos menos sonados y que pienso que merecen mención.
Lollipop Chainsaw, No More Heroes y la poca visibilidad
Hace nada me estrené con Suda51 con Lollipop Chainsaw, en gran parte por culpa del anuncio del remake de este último. Sin embargo, se ve que empecé con uno poco popular relativamente, ya que el nombre de No More Heroes resuena mucho más fuerte: una saga de culto donde el humor, la sátira, los tacos, la violencia y la sexualidad están a la orden del día de la mejor manera posible. En el caso de Lollipop Chainsaw hablamos de un juego donde encarnamos a una animadora americana con 18 años recién cumplidos y que es el perfecto prototipo de ‘rubia tonta’ de las sitcoms americanas desde hace muchos años, así que os podéis imaginar por dónde iban los tiros en este juego en lo que a humor se refiere.
Pero la cosa es que Lollipop Chainsaw es un juego realmente divertido. Sólo le podemos echar en cara su duración (5 o 6 niveles de 1 hora de duración media cada uno) y el combate, más lento de lo que estamos acostumbrados en un juego de este estilo a día de hoy, pero incluso con eso es un juego, como mínimo, de notable alto. ¿El problema? Bajo mi percepción este juego apenas se conoce. Ni siquiera hablo del consumidor medio, de la gente que está muy metida en la industria he encontrado poca gente que lo conociera. Si eso, No More Heroes. Y esto me apena bastante.

En mi opinión de jugador pienso que hoy en día, para ser conocido, debes ser un juego que se debe mover en un (eso sí, amplio) cerco concreto de tipología e, incluso, y como pasa en la vida real, de apellido. No es lo mismo hablar de Goichi Suda (Suda51, el cual yo mismo, hasta que investigué algo de Lollipop Chainsaw, pensaba que era una compañía y no una persona individual) que de Hidetaka Miyazaki o Rockstar Games, y pienso que es algo que se debería corregir con una mayor visibilidad, ya que pienso que Lollipop Chainsaw es un juego más que efectivo sin necesidad de quebrarse mucho la cabeza y que encajaría muy bien en los prototipos de mucha gente, los cuales, si no lo han jugado, es por puro desconocimiento.
Popularidad, nicho y equilibrio
Disco Elysium es un juego medianamente popular que se ha ganado el puesto por méritos propios, reflejados en la opinión de mucha gente. Lollipop Chainsaw es un juego muy escondido que ha cumplido enormemente mis expectativas. Uno no es mejor que otro.
Este asunto es muy subjetivo, ya que Disco Elysium es un juego que, si me llega a gustar muchísimo, será por su historia, narrativa, desarrollo o reflexión y crítica, pero no porque sea un lector acérrimo ni me apasionen los textos que el juego contiene. Ello no quiere decir que me parezca un mal juego o un juego no entretenido, sino que simplemente no tiene ese vínculo conmigo, al menos de momento. Nunca se sabe.
Sin embargo, pienso que juegos como Doom Eternal o Lollipop Chainsaw sí se adaptan a un tipo de jugador más desenfadado, más liberado, más casual y, por ende, tienen más posibilidades de gustar a más personas. El caso es que los tres son muy buenos juegos y que se lo aconsejaría a cualquiera: si te gusta, bien, y si no, pues lo dejas y ya.