Como consumidor compulsivo de YouTube, soy bastante adicto a todos los vídeos que tienen que ver con tops, tier lists y todo aquello que tenga alguna relación con enumerar y ordenar una serie de elementos, en este caso videojuegos, de una manera determinada. Un tipo de vídeos que también suelo ver son aquellos que aconsejan o recomiendan juegos para iniciarse en una saga. Poner vídeos así de fondo mientras hago alguna otra tarea me entretiene y me distrae mucho, pero debo hacer una confesión: prácticamente nunca hago caso a lo que dicen. Y es que, por mucho que me hagan gracia y me gusten este tipo de vídeos, no termino de casar con el enfoque desde el que realizan una recomendación en muchas ocasiones.
Problema número uno: ser poco conciso
Creo que se entenderá mejor si pongo un ejemplo: el otro día, YouTube me recomendó un vídeo reciente que trataba de abarcar la saga Final Fantasy y recomendar juegos ideales para adentrarse en ella con motivo de la salida de Final Fantasy XVI. Para ello, lo que hacía el usuario, cuyo nombre no revelaré, era dividir la saga según su sistema de combate, encontrando así varios grupos de juegos diferentes, ya que Final Fantasy es una saga que nunca ha mantenido los mismos sistemas durante muchas entregas seguidas. En concepto, la manera de establecer esta división es lógica y correcta (y el vídeo estaba muy bien explicado y era muy informativo, no quiero que se malinterprete), pero cuando llegué al final, si mi intención real hubiera sido adentrarme en la saga, no habría sabido por dónde empezar. Porque las opciones eran múltiples, y yo soy una persona indecisa y dudosa, necesito que alguien me lleve de la mano y me guíe por un único camino. Que tome la decisión por mí, vaya. Y creo que esto también le pasa a otras personas.
Además, muchos de los juegos que se mencionan en ese vídeo tienen ya como mínimo veinte años. Si quisiéramos enganchar a alguien a una saga que nos encanta, ¿de verdad podemos creer firmemente que lo conseguiríamos recomendándole empezar por un juego de hace tanto tiempo? Honestamente, y sin desmerecer la calidad de un juego por su fecha de lanzamiento, me atrevería a decir que no. Que el número de personas que se sentirían atraídas por entregas tan antiguas es menor. Y es lógico y comprensible. ¿Quién, a simple vista y sin haber jugado a ninguno, vería más atractivo el Final Fantasy VII original en lugar de a su remake hoy en día? ¿Quién preferiría jugar a Final Fantasy IV antes que a Final Fantasy XVI, que acaba de salir? Y la verdadera pregunta: ¿por qué damos tantos rodeos a la hora de recomendar algo en lugar de ir a por sus entregas más recientes directamente?
Problema número dos: demasiado corazón
Cuando una persona recomienda juegos retro por encima de entregas actuales, es probable que lo haga porque piensa que esas entregas son mejores. Y puede estar en lo cierto. Pero una persona que no ha tocado nunca esa saga no tiene la capacidad para valorarlo debido a su inexperiencia, así que, ¿por qué le vamos a recomendar X entrega en lugar de la más reciente que bajo nuestro criterio y nuestra experiencia como veteranos de la saga no es tan buena? Yo me he pasado casi todos los juegos de la saga Zelda y, personalmente, las entregas de Nintendo DS me parecen las más flojas. En cambio, tengo un amigo que hasta hace poco sólo había jugado justamente a estos dos juegos y le habían parecido una maravilla. Porque eran los únicos que había tenido oportunidad de jugar hasta ahora. Y ahí creo que está la clave. En que las circunstancias de cada uno también influyen en gran medida.
El acceso a los videojuegos es, en la actualidad y hablando en general, más sencillo que nunca, al menos en lo que a sagas conocidas respecta, pero las variables siguen siendo numerosas y considerables. Hay quien sólo juega en PC o sólo tiene una consola, quien no está dispuesto a pagar un juego nuevo de salida, quien sigue siendo reacio a los juegos digitales, etc. Por ello, creo que a la hora de recomendar, más que atenernos a nuestro gusto o criterio personal, deberíamos pensar más en el jugador base y en sus circunstancias, en qué tiene a su disposición y en qué es más probable que le llame la atención a priori.
Problema número tres: ignorar las circunstancias
Si nos paramos a pensar un poco, seguramente llegaremos a la conclusión de que al recomendar Final Fantasy IX en lugar del XV o el XVI o Tales of Symphonia en lugar de Tales of Arise no estamos teniendo en cuenta tampoco el momento y las circunstancias en las que nosotros jugamos a esos juegos. Por supuesto que pienso que FF IX y Symphonia son obras maestras de su género, pero no creo que a día de hoy sean juegos adecuados para un novato en el JRPG. Pensemos también que al tener poca o ninguna experiencia, es más fácil que un juego que a nosotros nos ha parecido malo o como mínimo menos bueno, a él le sorprenda al no estar tan curtido. Puede que incluso lo disfrute más que si nos hace caso y empieza por los mejor valorados.
Tampoco creo que pase nada si el jugador novato tiene la mala suerte de tropezar con una entrega algo más deficiente en su primera toma de contacto con una saga. Mi primer videojuego de Dragon Ball fue Final Bout, entrega famosa no por su enorme calidad precisamente. Y eso no me hizo dejar de jugar a juegos de Dragon Ball ni me impidió disfrutar como un condenado de la saga Budokai Tenkaichi. Ni siquiera empezar por una entrega “de las buenas” garantiza que a esa persona le vaya a gustar, menos aún si tiene que hacer el esfuerzo de lidiar con las dificultades de un juego retro.
En conclusión, me parece fantástico que se haga un esfuerzo por facilitar la entrada a un género o una saga a nuevos jugadores y que incluso se realice un análisis más o menos exhaustivo para que el jugador pueda tomar una decisión con conocimiento de causa, pero creo que a la hora de hacer este tipo de recomendaciones, deberíamos dejar a un lado un poco más nuestra experiencia personal y tener en cuenta el contexto del videojuego, así como, y especialmente, el del jugador promedio al que le hacemos la recomendación, además de tratar de ser concisos y directos. Obviando secuelas directas, empezad cualquier saga por donde os venga bien en el momento, o en su defecto, por donde os dé la gana.