Algunos de vosotros quizás os hayáis olvidado, pero allá por el 2016 un título inesperado se hizo con el mayor reconocimiento de los Game Awards. Overwatch, sorprendiendo a la mayoría de personas, recibió el premio a mejor juego de año. Mucho ha llovido desde entonces en la casa de Blizzard, con una secuela confirmada que no parece ir por buen puerto y una dejadez tremenda por parte del equipo de desarrollo responsable de haber convertido el nombre de Overwatch en una broma para muchas personas.
Y, si bien es cierto que estos problemas son reales, hoy venimos a recordar los motivos por los que, un día, toda la industria del videojuego desvió su vista hacia el título de Blizzard, llegando a estar en la cima de Twitch y Youtube, fomentando un montón de contenido a su alrededor y encantando a tantísimas personas. También podría verse como un rito fúnebre, eso ya lo dejo a vuestra elección. Sea como fuere, y aprovechando que estas últimas semanas algunos del equipo que conformamos esta maravillosa web hemos perdido jugado unas cuantas partidas, no hay mejor momento para dejar de lado el pesimismo y centrarnos en lo que hizo tan especial este juego.
(Casi) único en su especie
Es verdad que Overwatch no es el primer hero shooter, ni tampoco el único que se lanzó por aquellos tiempos. No fueron pocas las comparaciones en su día con Team Fortress 2, y tanto Paladins como Battleborn trataron de hacerle frente al título de Blizzard. La comunidad, eso sí, lo tuvo claro: la inmensa mayoría de jugadores decidieron darle una oportunidad a Overwatch antes que a la competencia. ¿Alguien se acuerda de Bleeding Edge? Pues eso.
Overwatch tiene todos los elementos necesarios para ser un juego muy, muy divertido
Ciertas características que veremos más adelante fomentaron esta decisión por parte de los consumidores. Y, aunque Paladins, por ejemplo, sigue teniendo su comunidad, nunca alcanzó los números de Overwatch, quedándose relegado a un segundo plano, convirtiéndose para muchos en la opción “peor, pero gratis”.
Y es que Overwatch fue el que destacó entre el resto de títulos, como en su día ocurrió con League of Legends y los MOBA. Muchos han intentado sumarse a la moda, pero ninguno pudo mirarle cara a cara a lo que en su día significó el juego de Blizzard.
Aquí es donde diría algo como «al final, el tiempo pone a cada uno en su lugar», pero claro, eso tiene también una implicación negativa para Overwatch, y he dicho que hoy vamos a ser positivos. Dejémoslo, pues, en que el tiempo puso a cada uno en su lugar hace unos años, obviando un poquito el presente, si me permitís esa pequeña jugarreta.
Conocer gente en escuadrón
Integrada en Overwatch hay una función para buscar escuadrón. Puedes crear uno con unas normas concretas, o mirar si alguien ya lo ha creado antes que tú. Hay de todo: gente que quiere jugar unas partidas rápidas tranquilamente, amantes del competitivo dispuestos a darlo todo, y hasta escuadrones creados únicamente para charlar.
Esta opción es la mejor si estás jugando solo y quieres conocer gente con la que jugar, ya sea de forma habitual o solo para unas partidas. Además, las personas que utilizan esta función suele ser gente bastante amistosa, generando interesantes conversaciones mientras jugáis o apoyando al equipo tanto en la victoria como en la derrota.
Y, por qué no, también es una buena forma de practicar inglés. Con gente de todas partes del mundo, el chat de voz es una fiesta de acentos diversos comunicándose entre ellos, lo cual ayuda mucho para acostumbrar al oído y también mejorar nuestro speaking, que nunca viene mal.
Claro, es posible que tengáis mala suerte y os toque algún impresentable en el canal de voz molestando al resto del equipo, pero es poco probable por lo que he podido comprobar. En el caso de que os pase, es tan fácil como silenciar el chat mientras dure la partida, salirse del escuadrón al terminar, y buscar uno nuevo donde haya un mejor ambiente. Ah, y podéis reportar también a la persona que esté molestando. Por ir sacando la basura y eso.
Lore y personalidad
A pesar de no contar con un modo historia como tal, Overwatch tiene una gran cantidad de cortos animados y tráilers con datos sobre la trama del juego y los personajes. Personajes que, de hecho, son muy llamativos, sin excepción. Fácilmente reconocibles y con sus respectivas personalidades, todos y cada uno de los héroes del juego llaman la atención de alguna forma, haciendo que cualquier jugador pueda tener sus favoritos y conectar así mejor con su historia.
Esto se presenta de forma muy clara cuando algún amigo empieza a jugar por primera vez a Overwatch con vosotros. Los nombres de los personajes son fáciles de recordar y de distinguir precisamente por lo llamativos que resultan todos los personajes, algo de lo que han pecado otros títulos del estilo en ocasiones posteriores. Algunos llaman la atención por los colores, otros por ser muy extravagantes, y otros tantos simplemente por atraer físicamente, todos tienen algo a su favor.
Overwatch 2 se propone llevar más allá todo esto, ofreciendo misiones PVE para conocer mejor los entresijos que esconde la trama y que, por desgracia, no se nos cuenta con tanta claridad en la primera entrega. Aún así, las frases que comparten algunos personajes antes de que empiece cada partida y las cinemáticas de algunos eventos dejan pistas interesantes para los que busquen conocer mejor la historia de Overwatch y su mundo.
Variedad de personajes
Y es que los héroes no solo son interesantes por su historia y personalidad, sino también por sus habilidades. Estos héroes se dividen en tres roles: tanque, daño y apoyo. Hay gente cómoda en cualquier papel, mientras que otros prefieren centrarse en uno solo. Y, dentro de estos roles, tienen diversas opciones para elegir el héroe cuyas habilidades se ajustan más al modo de jugar que busquen.
Por ejemplo, alguien que sea muy asiduo a jugar shooters, seguramente termine usando a Soldado 76 o Widowmaker, mientras que una persona que no tenga mucha puntería irá más hacia héroes como Reinhardt o Moira. También os digo una cosa: no os decantéis por el rol de apoyo si no tenéis muchísima paciencia, porque os va a hacer falta si jugáis con desconocidos. Se ve que una de las habilidades de Genji es pedir sanación cada cinco segundos, o algo así.
Además, los métodos de juego por defecto exigen elegir rol antes de empezar la partida, pudiendo así decidir de antemano qué es lo que prefieres jugar, tanto en partida rápida como en el competitivo. Una muy buena opción para los que se centren en un papel concreto y no controlen mucho fuera de él. Si, por lo contrario, preferís adaptaros a las necesidades del equipo sobre la marcha, también tenéis las partidas clásicas sin elección de rol.
Es divertido
Parece obvio, ya que es el primer motivo que se me ocurrió, pero es el más importante. Overwatch es un juego divertido, sobre todo con amigos. Si os cansáis de partidas normales y corrientes, tenéis modos arcade que van cambiando cada día con normas distintas. Incluso está la opción de jugar modos creados por la comunidad, que van desde mapas de parkour, hasta partidas de Uno; pasando por el escondite, hordas de jefes gigantes e incluso minijuegos en los que encontrar objetos concretos en ciertos mapas.
Vaya, que es difícil aburrirse. Ya sea en estos modos personalizados, en partidas sin importancia o tratando de conseguir el mejor rango posible, Overwatch tiene todos los elementos necesarios para ser un juego muy, muy divertido en el que pasar unas cuantas horas de vez en cuando. De hecho, cuentan las leyendas que hay gente que no ha dejado de jugar en estos seis años que lleva disponible, aunque eso no os lo puedo confirmar.
Estas últimas semanas, como ya he comentado, nos hemos juntado varios redactores aprovechando el parón de Navidad para echar unas cuantas partidas, sabiendo desde el primer momento y sin ninguna duda que veríamos más pantallas de derrota que de victoria. Pero, eh, el Comando Vagoneta no se rinde nunca, iremos con el equipo hasta el final, pase lo que pase.
Quizás a alguno de vosotros os han entrado ganas de jugar otra vez después de leer este artículo. Si es así, pues ya sabéis qué hacer ahora, claro. Y si no, al menos os habrá servido para recordar que hubo un momento de nuestras vidas en el que Overwatch no se había convertido en una broma, y Blizzard no parecía tan mala como resultó ser al final. Cómo cambian las cosas, ¿eh?