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Xenoblade Chronicles: Definitive Edition – Análisis Switch

Empuña tu futuro y combate contra el destino una vez más

Allá por 2010, en tiempos de la Wii, un título se alzó entre los JRPG y encandiló a casi un millón de personas en el mundo, este era Xenoblade Chronicles. Tras un segundo lanzamiento cinco años después en 3DS y una buena recepción por parte del público, llega el tercer impacto con otro lanzamiento, pero esta vez con una versión para Switch. Capa de pintura nueva que mejora los gráficos y la interfaz, una Bionis más hermosa que nunca y la misma historia que encandiló a propios y extraños con sus carismáticos personajes y giros de guión. Aunque haya momentos en los que esta mejora en los gráficos no luzca tanto como gustaría, Xenoblade Chronicles Definitive Edition es la mejor versión del título de Monolith Soft, suficiente para que los veteranos en la saga vuelvan y para que aquellos que escucharon hablar de él sin lograr introducirse en su mundo lo hagan de la mejor manera posible. Pero tantas luces tiene este título, que el hecho de que arrojase sombras era inevitable.

Xenoblade Chronicles Definitive Edition nos devuelve al mundo de Bionis, ese enorme titán orgánico que murió combatiendo contra Mekonis, el titán mecánico. Vagando por el imponente cadáver de esta colosal criatura, descubriremos un mundo original, con una ambientación única y un gusto exquisito a la hora de diseñar escenarios y darles profundidad y realismo. Hábitats naturales distintos con criaturas diferentes habitándolos, monstruos que se mueven en manadas o aterradoras criaturas gigantes que campan a sus anchas por las llanuras, amenazando tu existencia si te acercas demasiado. Todo parece vivo en un mundo demasiado grande para ti, una diminuta pulga en la creación.

La sensación de pequeñez e insignificancia se ve realzada por los mejorados gráficos de esta edición definitiva, los cuales brillan y se hacen notar especialmente en los modelados de personajes, pasando de su antiguo estilo a uno más anime y expresivo, con el que los protagonistas de la historia logran una mayor facilidad para expresar sentimientos, y creedme, tienen muchos sentimientos que expresar. Los impresionantes escenarios logran lucir su magia, y es imposible no quedarse unos segundos embobado observando tu alrededor, viendo como las criaturas se desplazan de un lado a otro o pudiendo contemplar la cabeza de Mekonis o Bionis desde ciertos puntos elevados. El juego logra quitarte el aliento con una belleza extraña y mágica, que te envuelve y te hace sentir diminuto, pero que al mismo tiempo llega a verse deslucido por unos gráficos que no dan todo lo que podrían en pos de hacer un juego más fluido. Eso sí, no tendréis que preocuparos por caídas de FPS ni pantallas de carga largas, siendo las primeras inexistentes y las segundas de apenas un segundo o dos al cambiar de mapa.

Como ya he dicho, los escenarios irradian originalidad y magia (un brazo cercenado que es una isla, los pulmones son cuevas, un océano en los hombros de Bionis) pero logran hacerse pesados debido a que desplazarse por ellos no tiene aliciente alguno. Nos movemos lentamente, sin posibilidad de escalar como en Breath of the Wild o con algún medio de transporte como en otros títulos con mapas tan enormes. La maravilla pierde fuerza tras un par de minutos pateando el mismo lugar una y otra vez recolectando objetos para misiones secundarias o combatiendo enemigos para subir de nivel.

Pero apetece perdonarlo todo al escuchar una banda sonora que sólo puedo tachar de magistral. Como logra reforzar cada sentimiento, cada escena. Ensalza la acción de tal manera que sólo puedes enamorarte de ella. Temas que han sido retocados para sonar mejor que nunca y para volver a formar parte del Olimpo de bandas sonoras históricas.

El principal problema que he tenido con Xenoblade han sido sus secundarias. Demasiadas secundarias, y la gran mayoría banales que no aportan nada más que experiencia y dinero. No tienen chicha alguna y se resumen en ir al punto X a acabar con este tipo de enemigo o a recoger tal cantidad de un objeto determinado. Son tediosas, repetitivas y hay muchísimas. No sé si lo que leí una vez que había más de noventa y cinco mil era cierto, pero puedo creérmelo. Es cierto que aportan recursos y ayudan a aumentar la afinidad de los personajes entre sí (los que estén en tu equipo principal) pero se sienten como una tarea demasiado enorme que afrontar y que aportan poco para la pérdida de tiempo que significan.

Y hablando de afinidades, el sistema del afinigrama ha despertado en mí sentimientos encontrados entre detestarlo y adorarlo al mismo tiempo. Un apartado dedicado a las relaciones entre los personajes de tu equipo y de tu party con el resto del mundo suena bien, hasta que te das cuenta de que tienes que hacer miles de secundarias para aumentar esto. La afinidad con los aldeanos entiendo que deba hacerse así, pero ¿entre compañeros que combaten juntos día tras día y viven aventuras juntos? Sí, es cierto que mediante algunos quick time events en combate puedes aumentar un poco este apartado, o haciendo regalos de un personaje a otro, pero aumentan tan poco que es algo casi anecdótico (a no ser que hagas el mejor regalo del mundo). Y yo pienso, ¿no habría sido más natural que el tener conversaciones aumentase la afinidad? Porque en Xenoblade Chronicles se plantea al revés, debes tener una cantidad de afinidad tal para poder acceder a conversaciones y en esas es dónde está el auténtico desarrollo de personajes.

Esto ha sido frustrante para mí porque aumentar la afinidad es importante tanto para conocer mejor a todos los componentes del grupo como para el combate, pero la manera realista de conseguir una mayor afinidad era mediante secundarias. ¿Me estás diciendo que Reyn que lleva años siendo el mejor amigo de Shulk tiene 0 confianza en él? Algo está mal en este sistema de afinidades, pero el simple hecho de su existencia ha sido un toque que me ha gustado y me ha hecho soñar con lo que podría haber sido.

Llegamos a la parte que todos esperaban: el combate. Mucha gente afirma que si no te gusta el sistema de pelea en Xenoblade es porque no sabes jugar, y debo darles la razón parcialmente. Durante las primeras 10 horas no soportaba el combate, y no porque fuese exigente precisamente, si no porque me aburría. Tras cincuenta horas de historia principal sigue pareciéndome aburrido, pero no tanto como al principio. Ataques automáticos que se intercalan con habilidades con tiempos de enfriamiento y que culminan en ataques en cadena (para esto servía la afinidad) son el pan nuestro de cada día. Y por eso me aburro. Esperar a que pasen cosas, o a que los aliados realicen las acciones que quiero porque no puedo manejarlos o sencillamente darles unas directrices de algún tipo, (cura a alguien cuando esté por debajo del 50% de vida o usa esta habilidad para derribar al enemigo cuando esté debilitado) no es mi estilo, sencillamente no ha resonado conmigo. Al subir niveles los tiempos de espera eran menores y las cadenas se fueron descubriendo como el elemento más poderoso y capaz de romper el juego que existe. Pero sigue sin ser para mí.

El fuerte componente RPG con armaduras de todo tipo, gemas que engastar, artes que mejorar y un árbol de poderes con pasivas que pueden ser compartidas entre los miembros del grupo (entrando en juego la afinidad nuevamente) ha sido lo que más me ha gustado. Poder jugar con cualquier personaje y descubrir sus muy únicos y diferentes estilos de combate me ha gustado. El hecho de poder crear combinaciones tan distintas con los siete componentes del grupo en parties de tres, cada una más o menos efectiva, me ha gustado. Tener que llevar a Shulk siempre porque es el elemento más necesario en casi todos los combates por las artes de Monado, pues no me ha gustado tanto. Porque termina borrando dos de las cosas mencionadas anteriormente. Al final sólo usaba a Dunban, Riki y Shulk porque era el equipo más efectivo (y para que nos vamos a engañar, con los personajes que más me gustaban)

Creo sinceramente que junto a su ambientación los puntos más fuertes de Xenoblade Chronicles son su historia y sus personajes. En esta Definitive Edition además tendremos el epílogo Future Connected, que, si bien no aporta nada a la historia, nos da otras 10-15 horas de contenido en los que se desarrolla aún más a Melia y nos regala momentos de lo más puro y alegre que podemos ver en el juego con los noppon hijos de Riki. Además, añade secundarias que sí son interesantes (como las de los ponspectores) y se crean historias paralelas que no llegan a mucho pero que justifican su existencia. ¿Era necesario este epílogo? No, el juego ya tenía un cierre que dejaba a la imaginación ciertas cosas. Aquí se vuelve a dar carpetazo a la historia, pero dejando nuevamente el futuro a la imaginación del jugador. ¿Es un añadido interesante y divertido? Puedes apostar que sí lo es.

Pero, la historia del juego original ¿es tan buena? Sí y no. A ver, mayoritariamente sí, tiene una historia memorable sobre la venganza que va tornándose más en una de luchar contra un destino establecido y de adquirir el libre albedrío, incluso de un contraste entre el mundo de lo micro contra lo macro. Y eso es bueno, muy bueno, pero después ves como a pesar de que el conjunto es grandioso, tiene fallos.

Empezando por unos giros de guión que prácticamente te gritan a la cara que van a suceder, revelaciones sobre identidades de personajes que dejan de ser sorprendentes cuando usan esa técnica seis veces o relegar al olvido el desarrollo de algunos de sus personajes. Sharla y Reyn saludan tristes desde su último puesto en las encuestas de popularidad viendo sus desarrollos reducidos a ser el amigo de o la prometida de, una auténtica lástima. Llegado un momento, todo deja de girar entorno al conflicto entre humas y mekons, ya que se nos hace una gran revelación sobre quienes son los malos de verdad y comienza a girar alrededor de Shulk y Monado. Y sorpresa, el tipo misterioso que parecía ocultar cosas resulta que las ocultaba y eran malas. No puedo decir que sus sorpresas me hayan sorprendido, o que los momentos de alivio cómico hayan estado bien metidos siempre. Algunos personajes como Dunban son increíbles, pero pierden fuerza tras conquistar lo que podríamos considerar su debilidad. Hay algo muy bueno en el guión de Xenoblade, hay grandes momentos, emotivos y épicos, con unos personajes a los que pillas cariño, pero con ciertos fallitos que te hacen arrugar la nariz en más de una ocasión. Aunque el giro final y definitivo no me lo vi venir y lo agradecí bastante porque dotaba de más originalidad al mundo.

Xenoblade Chronicles Definitive Edition es una joya, un indispensable para los amantes del género, pero que sigue siendo víctima de haber salido hace 10 años, demasiado pronto para sus colosales ideas. Es la versión que mejor se ve y sin embargo no termina de hacer justicia a un mundo hermoso y mágico, vasto y lleno de vida. Un intento por emular a los MMORPGs y copiando su necesidad de tener miles de secundarias sin sustancia alguna, repetitivas y aburridas o un sistema de combate que te hace estar en el asiento del copiloto esperando a que ocurran cosas. Recomiendo muchísimo a los enamorados del juego original que compren esta versión, que vuelvan a una Bionis más bella que nunca y que disfruten de unas horas más junto a Shulk y Melia en el epílogo de Future Connected. Que vivan de nuevo su trama y se enamoren otra vez de sus personajes. Y a los nuevos, también se lo recomiendo, es una experiencia única, y que a pesar de que en un tercer relanzamiento deberían haberse afinado más algunas cosas, sigue siendo una de esas joyas que el JRPG nos regala cada cierto tiempo y que se quedan en nuestra memoria. Ahora entiendo por qué los fans de esta saga son tan acérrimos defensores de la misma y agradezco el poder haberlo jugado y haber experimentado su magia de primera mano.

Xenoblade Chronicles Definitive Edition

Puntuación Final - 8.5

8.5

Recomendado

Una nueva oportunidad para visitar Bionis de la mejor manera posible, tanto para veteranos como para nuevos en la saga. Una aventura única y maravillosa, ambientada en un mundo hermoso y original, tan grande como mágico. Una recomendación indudable para los amantes del JRPG.

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Daniel Jiménez

Me gusta dar la opinión que nadie me ha pedido sobre videojuegos.
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