Mi abuelo era pastelero. Recuerdo que cada vez que lo visitaba me ofrecía diferente bollería que el mismo había hecho y a la que había dedicado la tarde entera, y tenía este característico sabor y sensación de algo hecho con mucho cariño y amor. Es una sensación un tanto mágica, que no se puede explicar de forma sencilla. Pero si que se puede llegar a replicar, y es lo que me ha pasado cuando puse mis manos en Windfolk.
Windfolk es un juego salido de PlayStation Talents, y ha sido llevado a cabo por Fractal Fall, un modesto equipo de España, y aunque no puede llegar al nivel de pulido o de calidad de la que pueden presumir alguna de las desarrolladoras más grandes de la industria, pero consigue transmitir una sensación de cercanía, y de algo hecho con mimo.
Una historia simple
La sensación de vuelo esta muy lograda, y es todo un gozo moverse al rededor del mapa con nuestro jetpack a la espalda
En Windfolk controlamos a Esen, una joven que ha sufrido durante mucho tiempo de los experimentos de alguien que busca explotar el recurso material del planeta. Cuando escapa se une a la resistencia, que busca combatir contra esta idea, ya que quieren evitar la corrupción y desaparición del susodicho material. Nos encontramos ante el argumento que busca transmitir la importancia de conservar los recursos naturales del planeta, algo que siempre es importante recordar.
Esta sencilla historia esta dividida en ocho capítulos, que actúan como misiones con diferentes objetivos. En la primera nos enseñaran los controles básicos: moverse, volar, disparar, esquivar y usar nuestras habilidades. En otras tendremos misiones de vuelo, de combate o contra jefes, variando un poco que hay en cada nivel.
La historia progresa a través de los diálogos entre los tres personajes de la trama. Esen, a quien como ya he dicho controlamos, Batrax que es su jefe y mentor y Rusell, que era quien realizaba experimentos con ella y actúa de villano. Al haber tan pocas misiones y estas no ser de gran duración, la trama está muy simplificada, y la evolución de los personajes es unidireccional (o, en el caso del villano, inexistente). Esto no tiene porque implicar algo negativo. El juego no se anda con pretensiones y simplemente trae una narrativa fácil de digerir.

Se echa de menos que se profundice un poco más en esa relación de mentor alumna que sufren Esen y Batrax, y quizás un poco del transfondo de los personajes. Rusell como villano termina siendo muy negro, con pocos toques grises. Pero como ya he dicho, no es que sea algo que reste al juego. La trama esta hecha así y estos apuntes son más del estilo “me he quedado con ganas de saber más”.
La libertad en volar
Como ya he dicho, en Windfolk tenemos dos tipos de funciones: volar y disparar. La sensación de vuelo esta muy lograda, y es todo un gozo moverse al rededor del mapa con nuestro jetpack a la espalda. Además, recorrer los preciosos escenarios de lo que disfruta el juego con este sistema de control es increíble, hasta el punto de que he ignorado el objetivo de la misión en más de una ocasión para seguir disfrutando de mi vuelo. Y aquí es donde entra esta sensación que mencione al principio de familiaridad y cercanía que tiene ese toque mágico.
En el otro lado tenemos el combate, aunque por desgracia aquí hay casi más carencias que virtudes. Disponemos de una decente variedad de armas y habilidades, cada una con una función diferente que aporta una agradecida variedad. Pero una vez dentro del combate en si sale a pie su mayor defecto: la limitación de su movimiento.

La mirilla que tenemos es enorme y permite acertar a los enemigos sin apuntar. Esto provoca que solo nos centremos en el uso de armas y movernos. Pero resulta que moverse no es necesario, porque basta con esquivar cada vez que veamos un ataque enemigo. Además, los límites en la arena de cada combate provoca que el espacio sea bastante reducido. Solo uno de los jefes contiene una mecánica que verdaderamente incentiva que nos movemos constantemente.
El cielo es solo el comienzo
En general, Windfolk es un juego muy corto. En unas pocas horas podemos terminarlo, y aunque su modo arcade ayuda a alargar la vida del juego, a través de diferentes desafíos y retos, tampoco hace que sea de una duración extensa. También podemos pasar el tiempo buscando los diferentes coleccionables para aprender un poco más del lore de este mundo. Pero aunque sea una excusa perfecta para explorar, una vez encontrados solo nos queda disfrutar de la vista.
Pero igualmente, en esas pocas horas ha conseguido plantear unas ideas muy sólidas sobre la mesa. Su mundo es interesante y con un diseño artístico brutal, la historia resulta interesante y no sólo una excusa para las mecánicas jugables, el doblaje a español es una maravilla que pocas veces podemos disfrutar, su movimiento es una delicia y, aunque su combate sea su talón de Aquiles, resulta igualmente entretenido.

Por eso, “El cielo solo es el principio” es una analogía perfecta de este proyecto. No cabe duda de que el equipo detrás del juego sabe lo que hace y lo hace con mimo. Por eso, solo cabe esperar con ganas cuál será su siguiente proyecto y echarle el ojo, porque puede dar mucho de lo que hablar.
Conclusión
No sé si Fractal Fall, el equipo detrás de Windfolk, seguirá unido o sus integrantes tomarán distintos caminos en un futuro. Pero sí sé que donde acaben posiblemente acaben haciendo productos de calidad.
Es verdad que me he encontrado algún bug molesto, que el juego es realmente corto y que hay partes que se sienten que podrían tener más profundidad. Aún así, eso no resta para que Windfolk termine siendo un juego de lo más entretenido que puede conseguir que nos perdamos durante unas horas en su precioso mundo. Además, podéis encontrarlo a un precio realmente asequible.
Windfolk
Puntuación Final - 6.5
6.5
Interesante
Aunque sea corto y su combate pudiera mejorar, Windfolk ofrece una experiencia muy agradable y hecha con mimo.