AnálisisPC

TUNIC – Análisis PC

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Después de unos siete años de desarrollo, al fin Andrew Shouldice ha lanzado al mercado su esperada obra, TUNIC. Entre las entrevistas y alguna que otra charla que ha tenido, promociona el título diciendo que hay mucho más de lo que parece. Es cierto que viendo solo tráileres, podemos esperar un juego de aventura, puzles y acción que recuerda mucho a los The Legend of Zelda más clásicos, solo que en low-poly y vista isométrica.

Tal como decía Shouldice, detrás de TUNIC hay más. Mucho más. Tanto, que me está costando horrores montar este análisis sin estropear un ápice de la experiencia, y a la vez quede claro la absoluta genialidad del título.

Podría pararme a contar que sus apartados artísticos rozan lo perfecto; O que a nivel técnico rinde correctísimamente a falta de pequeños bugs prelanzamiento en PC; Incluso que la narrativa es impactante y original. Sin embargo, solo estaría arañando la superficie de esta joya que todo fan del videojuego indie y buscador de propuestas alternativas debería jugar.

Nuestro viaje empieza despertando en una playa sin saber absolutamente nada. Ya con este pequeño detalle podremos entender la devoción que el creador tiene por Link’s Awakening. De hecho, antes de que saliera su reboot para Switch, TUNIC supo encajar en el desarrollo un apartado visual limpio, tipo diorama. Pero además del juego de Game Boy, la cámara fijada en enemigos y escenarios contenidos en una enorme isla pueden rememorar a Wind Waker. Tanto personajes como escenarios son muy cartoon y tienen una paleta de colores viva, si bien siempre hay un tono oscuro en cada rincón, como estos dos The Legend of Zelda mencionados.

Las estructuras en low-poly permiten hacer unas formas geométricas que dan un misticismo sobrecogedor a cada escenario

Creo que TUNIC podría haber funcionado perfectamente como esta carta de amor a la franquicia de Nintendo, una nueva llamada a la aventura de otro estudio indie. Todas sus mecánicas, la exploración, los objetos, la progresión dividida en mazmorras con dinámicas variadas, batallas épicas contra enemigos y jefes; Todo esto no son más que grandes apelativos de por sí solos. Sin embargo, si somos los suficientemente curiosos, ya al poco de comenzar nuestro viaje notaremos que esto es solo la punta del iceberg.

Todo juego de aventura que se precie tiene su buena tanda de secretos desperdigados, y TUNIC no es una excepción. En la esquina menos pensada aguarda un cofre, una sala o un atajo escondidos a plena vista, aprovechando con ingenio la cámara fija y vista isométrica. Pero lo gracioso ya no es solo saber qué habrá, sino dónde está el siguiente. La ingente cantidad de secretos repartidos por todo el mapa es hasta cómico, y también un gran aliciente para alimentar la curiosidad cada vez que nos pongamos a los mandos. En todo momento nos inculca a mirar con detenimientos, a que hay más de lo que parece a simple vista, y cuando nos ha atrapado en este ciclo, empieza a introducirnos más formas de sorprendernos.

Existen varios títulos que juegan con la anticipación. Por mencionar algunos sonados, tenemos FEZ, Doki Doki Literature Club y el más reciente Inscryption. Si elegí estos tres ejemplos fue porque tienen formas diferentes de subvertir las expectativas del jugador rompiendo la cuarta pared. TUNIC también juega en estas ligas, pero logra esta hazaña rompiendo, paulatinamente, la “tercera pared”. Todos los elementos para obtener el 100% del juego están dentro, no acude directamente al jugador en ningún momento, y al mismo tiempo, sabemos que si no es el juego, alguien más se está comunicando. ¡Y no me refiero a voces de ultratumba! Es algo enternecedor, o mejor dicho, nostálgico.

Todo se debe al que pienso que es su eje troncal, alrededor del cual TUNIC cobra tanta personalidad como videojuego independiente. No es ni más ni menos que un manual. Un manual tradicional, como los de antaño, con sus consejos, instrucciones, sinopsis, etc. Es curioso cómo un juego digital adapta a la pantalla un manual en físico. Incluso para leer alguna página en concreto tendremos que pasar hojas hasta llegar, como si lo tuviéramos delante nuestra. Sin este manual, completar en cualquier porcentaje la historia sería imposible. ¡Literalmente debemos pasarnos el juego con guía! O al menos la primera vez.

Algunas a simple vista, otras escondidas, iremos reuniendo páginas de dos en dos para ir completando este manual que funciona como una piedra de Rosetta; Sin él, jamás tendríamos oportunidad de desvelar una fracción oculta de TUNIC. Además, no basta con reunir páginas, también hay que interpretarlas.

El efecto visual del manual hace que se sienta como si todo estuviera serigrafiado en papel

Por tratar de explicarme un poco mejor sin meterme en spoilers, en el vídeo How Inscryption Toys With You de Daryl Talks Games (canal de ensayos entre psicología y videojuegos muy recomendado) se habla del concepto del círculo mágico. Digamos que este círculo representa un espacio en el que todo el mundo que esté dentro debe cumplir una normas concretas para que todo funcione. Por ejemplo, cualquier deporte reglamentario como el fútbol o el tenis tienen este círculo mágico. Pues TUNIC también tiene un círculo de estos, pero estará incompleto hasta no tener todas las partes del manual.

El gran misterio está en completarlo para, así, poder jugar realmente al juego ahora que sabremos sus normas. Si me lo preguntas, dicho así, en seco, suena a disparate, pero el resultado es que tienes una capa extra desafiante y la mar de original.

Esta obra tiene el potencial suficiente para ser de culto. Rompedor, pero con una bases bien sentadas en un diseño de niveles impecable. Con un resquicio de oscuridad latente, pero envuelta en un apartado artístico de lo más mono como si fuera luz. Un manejo magistral de la nostalgia como nunca hayamos visto y súper original. Una caja continua de sorpresas que te hace sacar más de una sonrisilla cómplice. Pero, sobre todo, TUNIC es una obra acogedora para comunicarse con un niño interior. Un niño que, quizás, ya se ha estado comunicando con nosotros sin que nos diéramos cuenta.

El lenguaje encriptado, fusionado con palabras reconocibles, me recuerda a estar jugando un juego de pequeño sin saber ni papa de qué ocurre por estar en otro idioma

Aquí es donde Finji e ICO Partners, publicadora y agencia PR del juego respectivamente, crearon un servidor especial en Discord para todo analista del juego de Shouldice. Cada uno podíamos hablar de descubrimientos, lanzarnos dudas y resolver las que supiéramos. Un movimiento perfectamente calculado para realzar más aun el fascinante mundo del zorrito zeldero.

Pero incluso pasando por alto todo esto, TUNIC sigue siendo un título de exploración, descubrimiento y redescubrimiento (me refiero a que tiene bastante backtracking). Y si no nombré nada de la historia fue adrede porque la gracia está en destaparla.

TUNIC me duró alrededor de 14 horas para el final estándar, y llevo más acumuladas durante el post-game. De estas 14, perfectamente una hora ha podido ser estando parado delante de un punto raro, mirando el manual o apuntando notas aparte, y no cambiaría ninguna de ellas por nada.

TUNIC

Puntuación Final - 9.5

9.5

Imprescindible

Un juego único que se comunica directamente con nuestra niñez a través de sus aventuras superficiales y de sus secretos más oscuros. Cuenta con el suficiente potencial para gustar a todo amante del indie y derrocha personalidad por todos los costados.

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Daniel "Fullbull" Rubio

No me pidas mucho para los textos, que solo hice el bachiller de ciencias. En esta vida me gustan tres cosas: cerebro, videojuegos y carlinos.
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