Recuerdo mi primer contacto con la saga Trópico. Fue en primero de carrera, hace ya cuatro años. Por presión de varios compañeros que estaban enganchados adquirí su quinta entrega. Ya sabéis, “por probar”. Al principio no me convenció. Sin embargo, a medida que avanzaba en los numerosos intentos para conseguir la isla perfecta, caí en que le había dedicado muchas horas. No era un juego perfecto, pero, por lo que pude entender, se ganó los corazones de muchos aficionados, como yo, al género de la estrategia.
Cuatro años después, analizo Trópico 6, una nueva entrega de la saga brindada por Kalypso Media que cogí con mucha ilusión. ¿Qué tal ha sido la experiencia de volverse a poner el uniforme de dictador? Os lo cuento.
¡Presidente! Soy yo, ¡Penúltimo!
Trópico 6 ofrece un interesante abanico de posibilidades en sus opciones jugables. En primer lugar, tenemos las partidas clásicas en las que gestionaremos el progreso de nuestro archipiélago durante cuatro épocas: el Colonialismo, las Guerras Mundiales, la Guerra Fría y los Tiempos Modernos, todas con sus avances y especificaciones, tanto en lo tecnológico como en lo económico y legislativo. Evidentemente, también trabajaremos para que nuestro presidente siempre esté en el poder.
Por otro lado, el juego también cuenta con una divertida y sorprendente campaña en la que seguiremos las aventuras de nuestro presidente y Penúltimo, su devoto ayudante y consejero. En esta, completaremos diversos escenarios con retos y objetivos específicos que se centran en facetas fundamentales para entender los mecanismos del juego. Además, se nos da la oportunidad de completarlos en el orden que queramos, dentro del margen que nos da el juego para ello.

Esta estructura ayuda a que el progreso y aprendizaje en Trópico 6 sea sencillo y paulatino. Permite a los jugadores más novatos de la saga a hacerse con su ritmo y mecánicas. Además, la misma está planteada de una forma graciosa y divertida, por lo que seguir las peripecias de nuestros protagonistas no se hace pesado. Como era de esperar, la sátira y el sarcasmo por los que es tan conocida la saga Trópico siguen estando presentes, además de poseer un muy buen doblaje a nuestro idioma que conseguirá sacarnos alguna que otra carcajada.
Finalmente, el juego también cuenta con un multijugador en línea para cuatro jugadores en el que competiremos vara ver quién es el mejor dictador de archipiélagos. No lo he probado casi debido a mi concentración en la campaña y el modo clásico, además de no encontrar casi partidas.
Si ya funciona, ¡que no cambie! ¡Es usted un genio presidente!
Analizar la nueva entrega de una saga es una tarea con tendencia a caer en comparaciones con los anteriores títulos. Este tipo de situaciones pueden dar a desmerecer el trabajo que se ha dedicado al videojuego. Por desgracia, es inevitable ver a Trópico 6 con ojos a su anterior entrega. De todas formas, no nos apresuremos a tocar este tema de momento.
El objetivo principal del juego es, tal y como he esbozado antes, mantener a nuestro presidente atornillado a la silla del poder durante toda la vida, es decir, ser el dictador de nuestro archipiélago durante el mayor tiempo posible.
Para mantener este objetivo siempre tendremos el ojo puesto a la economía de la nación, ya que es el pilar fundamental por el que se sostiene toda la jugabilidad. Decidiremos en qué momento construir edificios y cuánto capital destinar a su mantenimiento. Además, también manejaremos todas las rutas comerciales con diferentes potencias mundiales para obtener beneficios de los recursos que genere nuestro archipiélago. Junto a esto se suma la gestión del espacio, que en esta entrega está más presente al disponer a Trópico como un conjunto de islas, no como una unidad terrenal. De esta forma, estrujaremos las neuronas para encontrar formas de comunicación eficientes y repartir nuestra producción entre las distintas zonas de la isla.
Sin embargo, no solo la gestión económica nos salvará de ser destituidos del puesto. Deberemos controlar a la población, la cual tiene sus preferencias y deseos. Por otro lado, tendremos en cuenta a las facciones políticas, quienes nos apoyarán o se opondrán a nosotros en las elecciones. Cierto es que el control de estos aspectos funciona a base de construir edificios y cumplir los requisitos que nos exige cada una de las facciones mediante eventos aleatorios. Sin embargo, no dejan de ser pilares fundamentales para gobernar. Nunca os olvidéis que una revolución puede costar vuestro mandato. Además, ¿quién quiere tropicanos enfadados?

Ya que hablamos de gobernar, en el juego también existen opciones de gobierno muy interesantes, como los cambios en la constitución y los edictos para salvar los posibles errores que hayamos cometido durante la partida, a cambio de duras penalizaciones. También está la gestión de relaciones con otras superpotencias, las cuales nos proporcionarán ayudas económicas o, directamente, invadirán la isla si les molestamos más de la cuenta. Es una parte de la jugabilidad que funciona aparte de los otros pilares, debido a la gran facilidad que supone tener a todas las superpotencias contentas o, por lo menos, neutrales.
Todo esto es un simple esbozo de lo que podemos hacer en Trópico 6. De todas formas, tampoco esperéis una jugabilidad profunda y sesuda, ya que no es la intención del juego. El título da una variedad de opciones interesantes que se aprenden fácilmente para empezar a dominar las mecánicas lo antes posible. Es por ello, que Trópico 6 es un título muy accesible.
A todo esto se le suma su interfaz pulido y un muy buen hacer a la hora de distribuir la información y consultas en el Almanaque, un libro que consultaréis cada dos por tres.
Por desgracia, el juego no se libra de algunos bugs y errores eventuales. El más grave de todos es el de los requerimientos de rutas comerciales. Puede darse la ocasión que alguna potencia te pida realizar una ruta comercial que, normalmente por época, te sea imposible de completar. De todas formas, al repartir las copias de prensa se avisó que los errores de esta índole serían corregidos, por lo que no hay nada más que decir al respecto.
¡Alegría para los tropicanos presidente!
En el apartado técnico Trópico 6 cumple, pero no destaca. Es entendible, ya que un juego de estrategia debe apostar por la fluidez exquisita, al igual que no necesita modelos de alta geometría ni texturas 4K al tener siempre la cámara por encima a una gran distancia. Sin embargo, el que su apartado gráfico sea modesto no quita que haya quedado bonito y resultón. Reconozco que en numerosas ocasiones me he quedado mirando a la isla y a los edificios pensando en cómo me gustaría visitar un sitio de estas características. La estética tropical, colorida y alegre siempre suman para hacer la experiencia más agradable. Por otro lado, sería un delito no reconocer la música del juego, con unos ritmos caribeños de lo más vivos y alegres, ¡para que dictes al ritmo de la salsa!

¡Por muchos años más presidente!
Aunque mi mandato como presidente de Trópico esté lejos de acabar, este análisis debe llegar ya a buen puerto. Penúltimo me ha recomendado alabar todas las grandes cosas que trae nuestro archipiélago al mundo. De todas formas, prefiero ser sincero. Trópico 6 mantiene ese imán que me atrajo por primera vez con su anterior entrega, y considero que es un videojuego idóneo para todas aquellas personas que deseen empezar con los títulos de gestión y estrategia. Es sencillo, accesible, sólido y muy divertido, por lo que la apuesta es segura.
Sin embargo, es un título muy conservador con respecto a su anterior entrega, por lo que aquellos que ya dispongáis de una copia de Trópico 5 no os encontraréis grandes cambios en las mecánicas jugables, por lo que es comprensible que os echéis para atrás.
Una vez dicho esto, me vuelvo al palacio presidencial, que en breve toca contentar al pueblo con un discurso épico, después edificaré unas cuantas maravillas mundiales y ya el beneficio lo desviaré a mi cuenta en Suiza ¡Ser el líder de toda esta gente no es gratis!

Trópico 6
Puntuación Final - 8
8
Recomendado
Trópico 6 mantiene el fuelle con respecto su anterior entrega. A pesar de su continuismo, el modo campaña, el interfaz sencillo y la sólida jugabilidad que le caracteriza lo constituyen como uno de los mejores juegos para iniciarse en el complejo género de la gestión y estrategia.