Cómo se echan de menos de vez en cuando estas pequeñas experiencias AA que siempre tienen algo que decir. Aún cuando no terminan redefiniendo un género ni siendo candidatos a GOTY, una etiqueta cada vez más denostada, siempre tienen algo que aportar que las diferencia del resto. The Chant es una original aventura de terror centrada en la acción de una secta que termina tonteando con el horror cósmico. Aunque lamentablemente no termina llevando su propuesta hasta las últimas consecuencias, añade los suficientes elementos diferenciadores para dar una atmósfera que se siente fresca junto a una jugabilidad y una historia que enganchan hasta el final.
Cuerpo, mente y alma
La protagonista de The Chant es Jess, una mujer que vive condicionada por ciertos traumas de su infancia. Un día recibirá una carta de Kim, una amiga que no contactaba con ella desde que se unió a un misterioso grupo que alaba la Ciencia Prísmica. Este culto está centrado en el equilibro de la persona a todos los niveles (cuerpo, mente y alma) para así trascender mediante el uso de unos cristales, que abren un portal a una nueva dimensión. Como podéis imaginar, spoiler, sale mal. Adaptándonos a las convenciones de este grupo y a las reglas de la dimensión que hemos traído a nuestro plano, deberemos sobrevivir a esta pesadilla.

The Chant habla en el mismo idioma que los survival horror clásicos: una gran importancia de la gestión de recursos y el crafteo de materiales fundamentales para nuestra supervivencia, puzles de encontrar llaves y fusibles, saber qué combates librar y cuáles no, una amenaza que no podemos llegar a comprender del todo… Sin embargo, acaba sintiéndose más como una aventura en tercera persona con toques de terror. Esto es gracias al fantástico ritmo que exhibe el juego, sabiendo en todo momento como agilizar una experiencia que, quizás, no necesitaba sentirse tan dinámica. The Chant puede completarse en poco más de seis horas, y más allá de una ambición completista y de varios finales disponibles, no creo que sea un juego cuya rejugabilidad aporte demasiado.
El juego comienza presentando bastantes mecánicas que, aunque a primera vista se sienten nuevas, finalmente no se les acaba sacando todo el jugo que prometían. Nuestra salud está determinada por los tres parámetros que rigen la fe de la Ciencia Prísimica, cuerpo, alma y mente. El cuerpo sería nuestra barra de vida, ya que si se agota morimos. La mente, sin embargo, funciona a modo de indicador de cordura: habrá criaturas que atacarán directamente a nuestra mente, confundiéndonos, pero también la permanencia en la oscuridad y en la dimensión de la penumbra (pequeñas zonas de la otra dimensión que se solapan con nuestro mundo), reducirán este indicador; si se vacía, entraremos en pánico y solo podremos correr, al menos hasta que podamos meditar, haya luz o recuperemos con plantas parte de nuestra compostura.
El alma, por su parte, puede darnos más mente si meditamos con tranquilidad, pero también nos servirá para utilizar los diferentes poderes sobrenaturales que desbloqueamos con la obtención de cristales. Sin ser habilidades que nos vuelvan demasiado poderosos (ralentizar el tiempo unos segundos o invocar pinchos desde la tierra), sí que se vuelven útiles si sabemos en qué situaciones utilizarlas, ya que consumen mucha alma cada vez que las usamos. Aparte de nuestras habilidades prísmicas, Jess tendrá que aprender rápido qué plantas y recursos naturales son los que pueden salvarnos la vida. Recogiéndolas por los escenarios, cada elemento nos servirá para hacer diferentes “varas” con las que pegar a los enemigos, así como objetos lanzables que también funcionan a modo de trampas. Aunque en la práctica terminan siendo armas cuerpo a cuerpo que se manejan de forma tosca (con una esquiva igualmente torpe), siempre es curioso confundir a los enemigos tirándoles sal, hacer una bomba incendiaria con aceites esenciales o usar una rama en llamas para enfrentar criaturas de otro mundo.
El sistema de combate es muy brusco y con pocas posibilidades, pero en todo momento me pareció emocionante gracias al equilibrio entre la indefensión de la protagonista y lo torpes que resultan muchos enemigos. El juego no depende en exceso de los combates, mostrando sus costuras de forma más evidente (sobre todo a nivel de IA) en el tramo final, cuando aparecen nuevos tipos de enemigos y combates más multitudinarios. Sin embargo también es justo destacar la variedad de rivales que nos acosarán, así como lo interesante que resulta encontrar información de ellos a lo largo del juego.
La ambientación por encima de todo
The Chant comienza presentando bastantes mecánicas que, aunque a primera vista se sienten nuevas, finalmente no se les acaba sacando todo el jugo que prometía
La isla en la que transcurre The Chant está realmente bien diseñada, teniendo varias zonas diferenciadas, así como atajos que conectan unas con otras. Los escenarios están llenos de detalles e información que encontrar, en forma de cartas o vídeos, que nos permitirán reconstruir la historia de este culto desde el pasado hasta nuestros días. Es un juego en el que podemos leer mucho si así lo deseamos, sumergiéndonos en las interesantes raíces de la Ciencia Prísmica, conociendo mejor a los personajes que nos rodean y descubriendo pequeñas y trágicas historias de personas que han visto su vida destruida por esta secta. es un juego que se prestaba mucho a esconder misiones secundarias que favorecieran la exploración; en su lugar, la curiosidad se ve recompensada con más información y recursos para poder mejorar las capacidades de Jess.
Tendremos un pequeño árbol de habilidades con una curiosa forma de progresión: además de recursos concretos, tendremos que consumir recursos que recuperan nuestra tríada de salud para desarrollarlos, como forma de “abrir nuestra mente”. Es un sistema sencillo, pero eficaz y muy bien ajustado a la brevedad de la campaña. Como he comentado antes, aunque ninguno de sus sistemas termina por ser algo especialmente innovador, sí que funcionan todos a la perfección para crear una experiencia de la que cuesta despegarse.
El diseño de la isla, todo el lore relacionado con el culto, los enemigos que nos rodean, los integrantes de la secta, nuestras limitadas capacidades… todo se coordina a la perfección para crear una atmósfera constante de intranquilidad. The Chant ofrece ese tipo de miedo que comienza como algo pequeño, casi imperceptible, que es capaz de aumentar poco a poco con pequeños detalles hasta llegar a momentos y situaciones realmente tensos sin necesidad de recurrir a jumpscares. Al depender tanto de su ambientación, es cierto que The Chant pierde la capacidad de asustarnos a medida que comprendemos lo que sucede a nuestro alrededor. Es una pena que con la sorpresa inicial que ofrece no haya explotado más ese planteamiento tan único que presenta. Es difícil no ver reminiscencias del mítico Eternal Darkness al plantear el sistema de cordura, pero en ningún momento llega a juguetear tanto con el jugador, sintiéndose como una mecánica desaprovechada.
De igual forma, el argumento tampoco termina de explotar hacia direcciones que no podamos prever desde sus primeros compases, a pesar de que todo lo que rodea al culto es interesante y los diseños de las criaturas, fabulosos. Aunque recoge muchos tópicos de lo referente a las dinámicas sectarias, además de ofrecer pinceladas en la exploración del perfil psicológico de personas que entran en este tipo de dinámicas, se queda en un punto muy superficial a la hora de explorar este mundillo, relegando toda la importancia, una vez más, a su ambientación y a la enorme diversión que ofrece el conjunto.
Conclusiones
The Chant es una sorprendente aventura de terror con una enorme capacidad de enganchar al jugador gracias a su atractivo planteamiento inicial. Capaz de ofrecer una (breve) experiencia survival horror clásica disfrazada con nuevas mecánicas en base a los preceptos de ciertas prácticas meditativas, y a pesar de ofrecer un apartado técnico justito (pero igualmente correcto), The Chant es un estupendo y divertidísimo viaje.
The Chant
Puntuación Final - 7.5
7.5
Recomendado
The Chant es una sorprendente aventura de terror con una enorme capacidad de enganchar al jugador.