Un buen analista debe tener claro una serie de factores. El primero y principal es que lo que analiza es la obra de un grupo de personas y su trabajo y, por lo tanto, por poco que le guste ese resultado, les debe al menos un mínimo de respeto. Otro factor importante es saber separarse de los sentimientos cuando es necesario o de las propias sensaciones, sobre todo cuando estas van asociadas a prejuicios o incompatibilidades en cuanto a gustos.
Lo anterior mencionado es algo que me he estado recordando con The Ascent, más bien en lo segundo. Ya que estamos ante un muy buen juego que, pese a algunos fallos, nos aporta una propuesta muy fresca y original hasta cierto punto, unas cualidades las cuales por desgracia no han sabido encajar conmigo.
Palabras entre el fuego
The Ascent tiene una premisa bastante estereotipada dentro de lo que es la ambientación del ciberpunk. El protagonista es un mercenario o mercenaria que pertenece a una de las organizaciones más grandes que hay y se dedica a limpiar sus trapos sucios. Una vez entendido este precepto, el juego nos sorprende con una historia muy interesante y misteriosa que nos es revelada a lo largo del mismo, siendo en gran parte el aliciente para seguir adelante.

En cuanto a la narrativa estamos en un terreno que nos lleva entre el videojuego más estándar y ciertos puntos cinematográficos que tratan de darle al juego epicidad y una dimensión mucho mayor de lo que podemos apreciar a simple vista, aunque a veces este ansia por mostrarnos cinemáticas impresionantes que propician combates realmente masivos interrumpe la acción de manera bastante torpe.
De todas formas, independientemente de algunos fallos en cuanto al estilo en la narración, The Ascent es un juego que denota un gran esfuerzo en cuanto al desarrollo de su trama. Intenta que cada cosa que nos dice cualquier personaje sea un retazo de información valiosa sobre el mundo que nos rodea. Consigue así que hablar sea tan importante para la experiencia de juego como el combatir y no un mero trámite. La pega más grande que le puedo sacar a fecha de análisis es que el juego está traducido a medias, por lo que nos encontraremos spanglish por todos lados, o en algunos casos directamente inglés.

Shooter táctico isométrico
Aquí es donde entro en conflicto como analista y jugador, ya que debo separar la impresión que me llevo de lo que es formalmente real. Algo que no siempre hago, pero que por el bien del juego, esta vez haré. ¿Por qué esta vez lo hago y otras no? Pues a mi parecer cuando la sensación es negativa no siempre es justo catalogarla como general o definitoria, sobre todo si tú mismo eres capaz de detectar tu propio sesgo.
El combate esencialmente se vale de la vista isométrica para presentarnos situaciones en las cuales tendremos que lidiar con multitud de enemigos por normal general, un concepto en principio entretenido que busca la acción más arcade para meternos en un frenesí de disparos. Además de esta vorágine de enemigos y tiros el juego nos permite según la situación tomar ciertas coberturas y disparar sin exponernos, algo que nos hará perder precisión, pero que suma a un concepto algo más táctico de este combate. Entiendo lo que The Ascent pretende hacer y en esencia la idea es muy buena, sobre todo si se juega con otra persona online o en local, pero por desgracia personalmente este sistema se me acaba haciendo algo repetitivo y poco preciso. Para mi gusto sería más adecuado algo más basado en la tercera persona y centrado en lo táctico, pero esta reflexión es tan personal que francamente no la tengo en cuenta. Por lo tanto, puedo aseverar que, si bien el sistema de combate es divertido y dinámico, no está hecho para mí.

Independientemente del propio sistema de combate, tenemos diferentes elementos de mejora que nos permitirán personalizar a nuestro personaje, un punto muy interesante que le otorga verdadera profundidad al gameplay. En este sentido estamos ante un concepto clásico; según avanzamos vamos consiguiendo equipo que nos otorga habilidades secundarias y que en esencia modifica nuestra forma de afrontar los combates, además de unos puntos por nivel, que nos permiten adaptar a nuestro personaje y especializarlo. Como resultado de todo esto se busca la creación de un personaje que, si bien no encaja dentro de lo que podríamos llamar clases, sí sentiremos que será el resultado de nuestras decisiones. En general, las opciones de personalización son bastante grandes, al menos en cuanto tipo de armas, habilidades y demás; en lo estético aunque el cambio de la indumentaria se refleja en el aspecto final de nuestro personaje, acaba siendo algo anecdótico debido a la propia vista isométrica del juego.
Ciberpunk ochentero
Para mí, uno de los elementos más importantes de este juego es su aspecto, ya que estamos ante un indie bastante bien ejecutado que sabe cómo no meterse en berenjenales a la hora de ser extenso y sencillo a la vez; hace uso de los recursos visuales del ciberpunk más ochentero y sucio, dándole a todo una pátina de decadencia que encaja al 100% con lo que nos plantea la historia, algo que me recuerda mucho al aspecto de Cyberpunk 2020. Aunque para mi gusto a nivel de texturas se queda algo corto, debo aclarar que yo he jugado con la versión de Series S y puede que esa sea la razón.

Cuando se desarrolla un videojuego, una de las características más importantes a tener en cuenta es hasta dónde puede llegar, y sobre todo el nivel de movimiento y jugabilidad que se transmite. En este caso utilizar la visión isométrica no solo condiciona el gameplay, sino también lo que vemos en pantalla. Gracias a este tipo de vista podemos disfrutar de un extenso mundo que se percibe como grande, pero en estancias algo más pequeñas. Todo debido a su diseño de niveles y en como sabe crear la interacción con el escenario en base al combate con los enemigos, haciendo que las zonas se delimiten casi instintivamente.
Aquí es donde vuelvo a entrar en conflicto con el juego, ya que a pesar de que su forma de enfrentarnos a los problemas tiene una progresión bastante bien trabajada y efectiva, a nivel personal me ha parecido una amalgama de oleadas de enemigos, desde el principio del juego hasta el fin. Algo por un lado positivo, ya que encaja perfectamente con lo que el juego en sí nos propone, y a nivel personal otra forma de sentir el juego repetitivo.
El juego nos sorprende con una historia muy interesante y misteriosa que nos es revelada a lo largo del juego, siendo en gran parte el aliciente para seguir adelante.
En lo referente a la banda sonora no hay mucho que decir. Cumple su función bastante bien y sabe acompañar los momentos álgidos del juego. Aunque no pasa de ahí y por lo general es bastante utilitaria, tiene ciertos toques de genialidad que recuerdan mucho a Blade Runner, salvando las distancias con Vangelis claro está.
Un trabajo por finalizar
The Ascent es un muy buen juego, con unas ideas de diseño que, aunque personalmente no encajan conmigo, están bastante bien pensadas y ejecutadas. Su mayor problema es que tiene detalles que lo hacen ver como un juego por pulir, véase el caso de su traducción.
Aun así y perdonándole estas cosas, estamos ante un juego muy bueno y muy divertido para compartir con más gente, además de una obra bastante completa que nos trae un mundo ciberpunk inmersivo y trabajado. Sin duda un juego que merece la pena jugarse y compartirse.
The Ascent
Puntuación Final - 8
8
Recomendado
Un juego muy bueno y muy divertido para compartir con más gente, además de una obra bastante completa que nos trae un mundo ciberpunk inmersivo y trabajado.