Hay juegos cuyo único propósito es hacer que te superes a ti mismo en cada nivel y logres acabarlo sintiéndote realizado con el desafío que has superado. Spinch es uno de esos juegos, pero esto lo hace mientras te hace viajar con ácido en un delirante mundo lleno de colores (bastante malvados) y formas que podríamos describir como poco amables. Un plataformas divertido que promete poner nuestras habilidades a punto y dejarnos al borde del desprendimiento de retina con tanto color dando vueltas.
Un mundo (malvadamente) colorido
Spinch nos sorprende convirtiendo al color en nuestro mayor enemigo. Y no lo digo únicamente porque sea literal que los colores del arcoiris sean los antagonistas de la historia si no que además durante los primeros compases del juego hasta que nos acostumbremos seremos constantemente distraídos por estos, o como ha sido en mi caso, terminaremos con dolor de cabeza debido a lo vivos y chillones que resultan los mismos.
Con un diseño de personaje simple y resultón (un círculo con cara, piernas y brazos) totalmente blanco nos meten de lleno a un mundo de estética pixel art que se ve invadido por estos más que hirientes colores, dotando a todo el conjunto de una sensación alocada y vibrante, casi como si nos hubiéramos tomado alguna sustancia poco recomendable y estuviéramos alucinando. Esto se suma a la complejidad del diseño de los enemigos (comparados con nuestro personaje) para lograr crear un contraste aún mayor entre protagonistas y antagonistas, dándole la vuelta a un concepto usado en varios juegos en los que recuperar los colores era lo correcto.
Además de todo esto tenemos una BSO machacona que te taladra el cerebro mientras corres, saltas y te deslizas por todo el escenario, azuzándote a continuar y a hacerlo a altas velocidades mientras evitas todos los obstáculos. No es muy remarcable, pero acompaña bastante bien a la experiencia.

Saltando como un Spinch
¿Pero que es lo realmente interesante de Spinch? Realmente es su estética, fuera de ahí es un plataformas de lo más normalito. Está muy bien diseñado y ofrece un desafío más que decente para los amantes de pegar brincos por diversos escenarios, pero no intenta inventar nada nuevo ni innovar. Esto último no es malo ya que es un juego muy competente dentro del género, con combates contra bosses bastante imaginativos en los que usaremos a nuestros hijos como balas (es menos cruel de lo que suena), pero para eso deberemos haberlos recogido a lo largo de los cuatro niveles de cada mundo, y en más de una ocasión esto requerirá de nuestra atención y reflejos.
Personalmente Spinch me ha gustado, a pesar de tener un problema con su dificultad hacia el final del juego, donde de repente la curva se dispara hacia arriba y comienza a tornarse algo frustrante. Esto es debido a que durante toda la aventura nos enfrentaremos a una dinámica constante de ensayo y error, es decir, en más de una ocasión nos veremos forzados a morir a no ser que tengamos unos muy buenos reflejos y tiempo de reacción. Esto es debido a las numerosas trampas que nos ponen en el camino, pero sobre todo a las fases consistentes en huir de algo, momentos en los que no podrás pararte a pensar que camino seguir, llevándonos varias veces a morir por tomar una decisión equivocada o por reaccionar demasiado lento. Esto no es un problema cuando sucede en alguna ocasión puntual en los primeros mundos o de manera que puedes reaccionar bien a cada situación, pero empieza a volverse algo pesado cuando de cara al final debes memorizar casi cada pequeño salto a la perfección para poder pasarte la fase.

Más allá de eso, el valor de Spinch reside en mantenerse simple en sus mecánicas (corremos, saltamos y tenemos un dash) y en saber diseñar niveles que logran mantenerte entretenido en todo momento.
Además, contamos con un reto extra al contar con un cronómetro que guarda nuestro mejor tiempo, pudiendo repetir el nivel cuantas veces queramos hasta superar nuestro mejor tiempo o el de algún rival. Esto le da mucha vida, sobre todo para los maníacos que gustan de superar niveles en tiempos récord. Incluso yo me he visto arrastrado a repetir a algún nivel en el que había muerto demasiadas veces.
El valor de Spinch reside en mantenerse simple en sus mecánicas
Pero hay una pega en todo esto y son los niveles de bonus. A lo largo de los cuatro niveles de cada mundo nos encontraremos con un huevo (primo nuestro) que nos desbloqueará un nivel extra en dicho mundo. Superar dicho nivel nos recompensará con obtener una bomba para derrotar al boss mas fácilmente. El problema radica en el hecho de que es una fase a la que entras totalmente a ciegas sin saber cómo será el desafío a superar y que sólo puedes intentar una vez. Esto en un juego con tanto ensayo y error no es bueno, ya que en más de una ocasión te quedas sin recompensa por no saber como reaccionar a tiempo en ese nivel extra que te ha costado conseguir durante una fase normal.
Además de tener unos niveles muy bien diseñados, sus jefes son bastante únicos y divertidos de derrotar, aprendiendo sus patrones y viendo como evolucionan, cargando un cañón con nuestros hijos para después dispararlo contra el enemigo que podrá esquivar los balazos. Sin duda una experiencia refrescante y diferente que se agradece tras tanto salto y carreras a toda velocidad.

Vida y logros de un Spinch
La historia es más bien sencilla y apenas tiene importancia. Los colores son malvados y están invadiendo nuestro mundo plano y sencillote. Además de esto han secuestrado a los hijos de nuestro protagonista (cosa que se repetirá en cada mundo cada vez que los salvemos). Eso provocará que este aguerrido padre o madre (no me atrevo a asumir el género de un círculo con piernas) use todas sus habilidades (las tres) para recuperar a su descendencia, usándolos más tarde como munición contra los enemigos y enseñándoles algún tipo de lección por el camino. Supongo que lo hace por eso y no por desprecio hacia la vida de los críos.
Es una excusa para ponerte un plataformeo más que decente y unos colores en pantalla que de verdad tienes ganas de matar. Así que a nivel narrativo no estamos ante ninguna maravilla y es algo más bien de fondo mientras intentas superar tu mejor tiempo en ese nivel que tan bien te ha salido.

Acabando con los colores
Spinch ha sido una grata experiencia de plataformas, aunque algo terrible para mi vista y mi cabeza. Tantos colores y la música me distraían y me daban dolor de cabeza al principio, hasta me molestaba lo chillones que eran dichos colores. Pero una vez te acostumbras y lo asumes como un ataque hacia tu persona y a tu personaje, empiezas a disfrutar de verdad del buen diseño de niveles que este juego nos ofrece. Sin duda es una compra recomendada para los amantes de los saltos que requieren reflejos y habilidad.
Spinch
Puntuación Final - 7.5
7.5
Recomendado
Un divertido y alocado plataformas que, sin inventar nada nuevo, nos ofrece una variedad de niveles con un buen diseño y una desafío constante.