El esperadísimo Shin-chan: Mi verano con el profesor —La semana infinita— ha llegado por fin a las consolas de nuestro país (PlayStation y Nintendo Switch, por ahora) para llevarnos a las afueras de un pueblecito japonés en Kumamoto y transmitirnos esa sensación de Natsukashii o nostalgia feliz, que lo llamaríamos en España. Tras pasar por una gran polémica culpa de la eShop colombiana, que permitía comprar el juego prácticamente gratis, ¿cumple el último juego de Shin-chan con las expectativas? Lo que os aseguro es que os espera un mini-verano con la familia Nohara relajante, divertido, a veces tedioso y repetitivo, pero siempre enfocado en nuestra tranquilidad y felicidad. Veamos las claves de esta aventura veraniega.
Nota del autor: Todas las capturas de Shin-chan: Mi verano con el profesor —La semana infinita— han sido tomadas en el modo portátil de Nintendo Switch, ya que es como juego predominantemente a la consola.
Conexión Kumamoto-España
Si hay algo por lo que en España destacamos es por ser muy fans de las aventuras y travesuras de Shin-chan desde hace algo más de veinte años, que se dice pronto. En mi caso, nacido a finales de los 90, viví por completo el boom de la familia Nohara en Canal 2 Andalucía, canal que emitió por primera vez la serie en castellano en el otoño de 2000. Antes que en castellano, Shin-chan llegaba a nuestro país en catalán, gallego y euskera para, por fin, terminar explotando con el magnífico doblaje en castellano del que ha gozado la serie tantísimos años.
Sin ir más lejos, la popularidad en nuestro país de Crayon Shin-chan (nombre original de la serie en japonés) fue tan sumamente grande que el ya tristemente fallecido autor de la serie, Yoshito Usui, viajó al país y tanto el manga como el anime le dedicaron varios episodios a España. Películas como En busca de las bolas perdidas y más de 800 capítulos doblados al castellano apoyan el tremendo interés que tenía el público español de que llegase este videojuego traducido a nuestro idioma. Shinnosuke no merece menos, ¿no?
Los sonidos del verano
La familia Nohara viaja a un pueblecito de Kumamoto a visitar a una amiga de la infancia de Misae durante siete días de agosto. En nuestra estancia, Shin-chan recibirá diferentes tareas de los variopintos personajes del pueblo de Asso, pero la trama girará principalmente alrededor del profesor Akino hay quien viva, un científico loco empeñado en traer del pasado a unos terroríficos dinosaurios y conquistar así el mundo. ¿El problema? Que los dinosaurios no suponen peligro alguno.
La trama llega al punto en el que, como reza el título, la semana se repetirá de forma relativamente infinita. Durante este tiempo, Shinnosuke hará sus pinitos como periodista, fotógrafo, recadero, pescador, cazabichos… ¡y hasta de DJ! Todo protagonizado por dos elementos fundamentales para este subgénero de videojuegos veraniegos como son el día a día y la belleza de los detalles que caracterizan el verano, como serían el sonido de las cigarras o las vacaciones en sí mismas.
Si hay que destacar algo de este Shin-chan, como podéis ver en la imagen de arriba, es la belleza de sus transiciones, el sonido del verano, de los trenes, de los riachuelos, de los cuentos que la vecina narra a sus nenes, de su humor, de sus conversaciones infantiles pero curiosamente humanas. En eso, Mi verano con el profesor lo clava.
Jugabilidad y mecánicas: repetir y repetir
Parte del encanto de este tipo de juegos es estar tumbado a la fresquita o en cualquier lado con tu consola portátil mientras te sumerges tranquilamente en una atmósfera de paz para evadirte de tu vida y problemas. Eso, cómo no, hace que este sea un videojuego muy concreto y específico que no necesariamente puede estar destinado a todos los públicos, ya que hay algo que vamos a hacer muchas veces: repetir acciones y escenas.
Cada día sigue el mismo transcurso: transición mañanera, baile matutino, desayuno, libertad en el pueblo o historia, se hace de noche, baño con Hiroshi y/o Himawari, cenamos, hacemos la misma broma con Misae antes de salir de noche y nos vamos a dormir. Cada día sin exagerar. Cuando los siete primeros días acaban, muchas de las cinemáticas y escenas que experimentamos durante la primera semana se repiten más que el ajo, llegando a cansar soberanamente y entorpeciendo tanto la experiencia como la inmersión.
La cámara es fija en todo momento y los planos solo irán cambiando en cada nueva parte del pueblo que entremos (como hacían los antiguos Resident Evil, por poneros un ejemplo que visualicéis al instante), mientras que tendremos curiosidades divertidas como un botón dedicado solamente al baile del culito, el equivalente a correr en esta aventura. Cuidado con usarlo demasiado ya que tenemos una molesta barra de resistencia que, según las tres opciones que elijamos en el menú, se gastará más o menos rápido (así como hará que el tiempo pase de forma más natural o artificial).
Bichos, pesca y combates, ¿suficiente variedad?
En cuanto a las actividades como tal que podremos realizar están las ya comentadas: la pesca y la caza de bichos se llevan gran parte del protagonismo, aunque fallan a menudo ya que si, por ejemplo, el plano de la zona es demasiado alejado apenas veremos a los insectos y a los peces que queremos atrapar. Además, la mecánica de la red de insectos es genuinamente torpe y tienes que echarle a veces paciencia para capturarlos.
Tenemos también nuestra cámara de fotos (no confundir con un Modo Foto, que no hay) que transforma lo que capturemos en dibujos, eje central de la trama y de las acciones de Shin-chan. Iremos completando nuestro cuaderno veraniego según nuestras decisiones y hallazgos en Asso de forma automática, uno de los grandes puntos a favor del juego a mi parecer. Tampoco olvidar, cómo no, los combates por turnos basados en el Piedra, Papel o Tijeras que se transformarán incluso en torneos entre los más pequeños del pueblo. Una mecánica tonta e infantil… pero muy entretenida dentro de su simpleza.
Conclusiones
La semana infinita propone una aventura con mucho encanto y personalidad que falla en ejecutar algunas mecánicas y en explotar, quizá en exceso, las pocas que tiene. Me hubiera gustado ver, por ejemplo, un sistema de cocina o que la exploración tuviera un peso mayor, ya que pequeñas acciones secundarias como los recados y la cosecha de hortalizas pasan de puntillas en la integración del juego y en lo que aportan en general al jugador.
Una aventura preciosa con un apartado visual perfecto para el tipo de género que es y con una banda sonora deliciosa, muy del estilo de la serie anime de los Nohara. Las primeras horas son muy especiales, entretenidas, divertidas y con ese sentimiento de nostalgia feliz que tan fuerte caracteriza a este tipo de juegos sobre el verano. ¡Larga vida a Shin-chan!
Shin-chan: Mi verano con el profesor -La semana infinita-
Puntuación final - 6.5
6.5
Interesante
¡Culito, culito! Una relajante y preciosa experiencia que tristemente queda marcada por el tedio de las constantes repeticiones. Algo más de libertad le hubiera venido muy bien a esta historia que pretende transmitir buen rollo y felicidad, cosa que consigue de sobra pese a acabar cansando si no tienes mucha paciencia.