AnálisisSwitch

Sea of Solitude: The Director’s Cut – Análisis Switch

Una ventana a la mente de otra persona

Los videojuegos, como cualquier otro producto audiovisual, pueden llegarnos de muy diferentes maneras, casi tantas como personas hay. Hay gente que resuena mejor con mensajes directos, mientras que otras encuentran inspiración en metáforas y simbología que permitan una interpretación propia de lo que están viendo. Hace poco reseñé What Comes After, un juego cuyo propósito fundamental era la exposición de un mensaje concreto sobre el sentido de la vida. si bien nos exponía una visión muy concreta del asunto, apelaba a la reflexión personal gracias a sus diálogos, invitaba a pararnos y pensar en lo que estábamos leyendo; a pesar de contar la historia de un personaje ficticio concreto, What Comes After conseguía evocar emociones y reflexiones con muy pocas herramientas visuales y mecánicas. Eliminaba todo lo superficial para que el mensaje destacara más.

Tenía muchas ganas de probar Sea of Solitude, lo primero por su impresionante dirección artística, pero también por ser una obra que trataba temas como la depresión, la soledad o el acoso escolar. Si bien he disfrutado con el viaje de Kay, gracias en gran medida a su agradable apartado técnico y su sencilla jugabilidad, en pocas ocasiones ha resonado conmigo el viaje emocional de Kay. Me he sentido como el espectador de una historia muy concreta y personal, a la cual se me ha invitado a conocer, pero no a empatizar con ella.

Sea of Solitude: The Director’s Cut nos pone a los mandos de Kay, una joven que navega por un inmenso y solitario océano que cubre los restos de lo que parece una ciudad abandonada. En este viaje por el interior de su mente, encontraremos una serie de monstruos que encarnan algunas de las emociones y preocupaciones que han marcado la vida de la protagonista, Nuestro objetivo no será derrotarlos, sino acercarnos a ellos y conocerlos para entender mejor nuestro corazón y así sanar nuestra culpabilidad y remordimientos.

El mundo de Sea of Solitude: The Director's Cut
La exploración por la mente de Kay es un proceso placentero y relajado la mayor parte del tiempo

Aunque la jugabilidad parece planteada como la de un pequeño mundo abierto, Sea of Solitude: The Director’s Cut es una pequeña aventura lineal (no nos llevará mucho más de tres horas aproximadamente llegar al final del juego, algo más si queremos encontrar todos sus coleccionables), pero lo enmascara muy bien con su agradable navegación por el coéano. Nos valdremos de una barca para llegar a nuestros objetivos, pero en cualquier momento podemos bajarnos, nadar y subir a los restos de los edificios; eso sí, tendrás que tener cuidado para no ser devorado por una letal bestia que nos perseguirá de forma inmediata cada vez que toquemos el agua.

Kay podrá correr, saltar, trepar y purificar ciertos elementos. Según el tramo del juego en el que estemos, podremos realizar ciertas acciones contextuales para resolver pequeñas secciones en forma de puzles. En muchas ocasiones tendremos que sortear a la bestia marina encontrando el camino más rápido para que no nos devore (sobre todo vigilando su posición), en otras tendremos que usar bengalas para eliminar sombras mediante un punto de luz, derretir paredes, algunas partes de plataformeo suave… cada zona cuenta con su particular (y sencilla) mecánica.

La mente en Sea of Solitude: The Director's Cut
Los constrantes entre luz y oscuridad son constantes en Sea of Solitude: The Director’s Cut

Sea of Solitude: The Director’s Cut se mueve sorprendentemente bien en Switch, con un solo tiempo de carga más largo al poner el juego, pero luego sin problemas, ralentizaciones, bugs, ni ningún aspecto negativo destacable. Sin duda, el apartado técnico es el más destacable del título, con una dirección artística realmente bella y atractiva a nivel de diseños y en su paleta de colores; es uno de esos títulos con los que no paras de sacar capturas, porque está lleno de planos preciosos y estampas dignas de un fondo de pantalla. Su banda sonora tampoco se queda atrás, con temas muy bien elegidos y un fantástico doblaje al castellano; cabe destacar también la estupenda edición física que acompaña al juego en su versión de Switch, cortesía de Meridiem.

Lo que más he disfrutado de Sea of Solitude: The Director’s Cut, lamentablemente, eran los apartados que menos me interesaban. Quería ver qué quería contarnos, y sobre todo cómo iba a mezclar su discurso y la representación de las emociones en el plano jugable. Un videojuego cuenta con una herramienta para transmitir sensaciones más poderosas que las de un filme: la jugabilidad, la capa de interacción con la que puedes hacer partícipe al jugador. Si analizar un juego ya es subjetivo de por sí, aún más lo es uno que apela a vivencias y sentimientos concretos; por ello, sería injusto decir que Sea of Solitude: The Director’s Cut no ha sabido transmitir su mensaje, pero sí que puedo afirmar que a nivel personal me he sentido bastante desconectado de la obra durante la mayor parte del tiempo.

Los monstruos de Sea of Solitude: The Director's Cut
Los monstruos de Sea of Solitude: The Director’s Cut no son tan teroríficos como podría parecer

Los diálogos son simples, nos hablan de personas que no conocemos y en ningún momento he podido empatizar con Kay, la protagonista. tampoco sabemos mucho de ella, más allá de las pinceladas que encontramos en los coleccionables, pero al estar dentro de su mente y de personas importantes para ella, en pocos momentos he encontrado espacio para sentirme identificado o poder empatizar con lo que se me contaba. Parte de la culpa de ello la encuentro en la tremenda desconexión que hay entre la jugabilidad y la historia. Hay pequeños momentos en los que sí transmite adecuadamente algo más intenso, que curiosamente son los mejores del juego.

Ese instante en el que Kay carga con una mochila enorme llena de las emociones que tiene que gestionar, suyas y de los demás; esa navegación solitaria y apacible por las aguas de su mente, pero con esa sombra que acecha bajo ellas recordándonos que esa tranquilidad es efímera. Esas terroríficas sombras que hacen la vida imposible a una persona a la que nadie parece escuchar y la incapacidad para entender por qué nos atacan sin motivo. Hay destellos de genialidad en este viaje, pero están demasiado repartidos en una aventura que parece demasiado autobiográfica como para que sirva de ayuda o inspiración a otra persona que no sea la propia Kay. He escuchado tu historia, pero no hay espacio en ella para lo que yo siento. La interacción pasa de ser un elemento transmisor a una barrera, o al menos así lo he sentido yo.

Aún así, si os llama la atención su premisa, no dudéis en darle una oportunidad. El viaje es ciertamente agradable, sin picos de dificultad y con invitación a recorrer sus escenarios con tranquilidad en busca de sus secretos. Incluso quizás este producto pueda resonar mucho más contigo que conmigo, y espero encarecidamente que así sea, pues se nota que hay una experiencia detrás que deseaba ser expresada.

Con un bello apartado técnico y un desempeño realmente notable en Switch, Sea of Solitude: The Director’s Cut presenta una agradable y breve aventura sobre las emociones de una joven que, aunque su mensaje no haya resonado conmigo por la forma y las mecánicas de las que se vale para contarlo, no quiere decir que no vaya a resonar contigo. Si te llama la atención su premisa, dale una oportunidad.

Sea of Solitude: The Director's Cut

Puntuación Final - 7

7

Interesante

Con un bello apartado técnico y un estupendo rendimiento en Switch, Sea of Solitude: The Director's Cut presenta una agradable y breve aventura sobre las emociones de una joven que, aunque su mensaje no haya resonado conmigo por la forma y las mecánicas de las que se vale para contarlo, no quiere decir que no vaya a resonar contigo

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Alejandro Morillas Tellez

Fisioterapeuta/osteópata de día, hipnoterapeuta cuando es necesario y apasionado jugador de videojuegos por la noche. Los primeros juegos que relaciono como favoritos son Catherine, Vanquish, Overwatch y Kingdom Hearts. Pero siempre estoy disponible para un Tekken, un Vermintide o una maratón de Metal Gear.
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