AnálisisSwitch

Sayonara Wild Hearts – Análisis Switch

¿Cómo se arregla un corazón roto? Pues con estilo, música y motos, obviamente

Las rupturas nunca son fáciles. Lo que un día te parecía encantador al siguiente te hace perder los nervios. Aquel gesto que hacía cuando os conocisteis y que tanto te gustaba, ahora te hace fruncir el ceño y preguntarte “¿Cómo hemos llegado hasta aquí?”. Antes era todo natural, salía solo, había química, como se suele decir… Ahora a duras penas pasa un día sin discutir por alguna estupidez. Toca acabar. Y si creías que lo estabas pasando mal, ahora sí que vas a saber lo que es pasarlo mal, porque hay que reparar ese corazón roto. Hay quien se encierra, quien sale, quien habla, quien calla… y la protagonista de Sayonara Wild Hearts decide hacer un poco de todo, y tratar de arreglar su maltrecho corazón con música, motos, luces de neón y mucho estilo.

Sayonara Wild Hearts se asienta sobre las bases que puso en su época Rez, el clásico instantáneo de Tetsuya Mizuguchi. Esto es, un shooter on rails donde las interacciones del jugador no son lo más importante, porque aquí hemos venido a jugar temazo tras temazo. Si Rez nos ofrecía una banda sonora de música electrónica, Sayonara se inclina más hacia pop y al dance. Aquí la mayoría del tiempo viajaremos por una autopista, literal o figurada, a lomos de los más diversos medios de transporte: una longboard, una carta del tarot o… nada en absoluto. Todo ello para acabar en el vehículo por antonomasia del escapismo: la moto.

Antes he dicho que Sayonara bebe mucho de Rez, pero, así como el clásico de Dreamcast se jugaba de una forma y ya, en el título de Simogo el gameplay nos cambia una vez tras otra, a veces incluso dentro del mismo nivel. Sin ser cambios radicales, podemos pasar de una jugabilidad que nos recuerda a Audiosurf a otras que se acercan más a la opera de Mizuguchi. Puede que yo tenga debilidad por Bayonetta (atención, la tengo), pero muchas de las secuencias que Sayonara nos brinda recuerdan mucho al título de Platinum, y por mucho más que porque la protagonista sea una chica y vaya en moto. Si por algo se recuerda Bayonetta (o se juega casi a diario en algunos casos…) es por cuanto estilo rebosa. Cada plano, cada secuencia, cada giro de cámara para acabar en un primer plano imposible busca volarnos la cabeza, dejarnos con ganas de más, pensar: ¿pero cómo se les ha ocurrido esto? Esto no puede ser más espectacular, y en el siguiente nivel nos callan la boca, porque sí que puede ser más espectacular.

Sayonara no es un juego largo, pero tampoco necesita serlo, de hecho, le sienta muy bien el ser corto. Es un claro ejemplo del menos es más, y también del ir de menos a más. Los primeros niveles nos pueden llevar a engaño: son sencillos y no pasan demasiadas cosas. Puede que incluso nos sintamos algo decepcionados. Pero es todo parte de un plan mucho más grande. Uno que va mostrando más cartas (literalmente) a cada nivel que pasa. Para seguir el tema del juego y no dejar atrás la terminología musical, va in crescendo continuamente.

He comentado que se trata de un juego corto, pero eso no quita que sea rejugable. Cuando le damos la primera vuelta podemos volver para mejorar nuestras puntuaciones (es fácil terminar un nivel, no es tan sencillo sacar la medalla de oro) o también podemos enfrentarnos al modo continuo, una especie de videoclip interactivo sin pausas donde jugamos todos los niveles uno detrás de otro. Pero la rejugabilidad de Sayonara creo que va un poco más allá, porque el título nos anima a jugar al nivel que nos apetezca por el simple hecho de escuchar y tocar la música. Igual que cuando nos podemos una canción porque nos apetece escucharla, Sayonara puede ser uno de esos títulos fijos en nuestra consola o teléfono, siempre listo para desestresar diez minutos o perdernos entre sus neones y motocicletas de principio a fin.

No os voy a contar si nuestra protagonista consigue reparar su corazón, pero sí que os puedo decir que todo lo que hace, lo hace con tanto estilo, que no importa si acaba bien, mal, mejor o regular; aquí la moraleja es disfrutar del camino, de la carretera que recorremos juntos. Sin duda la carta más fuerte del recién estrenado Apple ArcadeSayonara Wild Hearts lo tiene todo para convertirse en un clásico instantáneo: cada plano es una obra de arte, cada canción un hit en potencia y dure lo que dure, no creo que ni el juego ni su banda sonora desaparezcan de mis dispositivos en una buena temporada.

Sayonara Wild Hearts está ya disponible en Nintendo Switch, PlayStation 4 y Apple Arcade.

Sayonara Wild Hearts

Puntuación Final - 8.5

8.5

Recomendado

Sayonara Wild Hearts es un clásico instantáneo en potencia, con estilo para dar y tomar, con una banda sonora que recordaremos durante mucho tiempo.

User Rating: Be the first one !

Pablo López "Potajito"

Traductor, videojuerguista y persona en general.
Botón volver arriba