Peter Salovey y John Mayer acuñaron el término de inteligencia emocional en 1990. Su trabajo en el campo de la psicología abrió camino y estableció unos parámetros que fueron aprovechados por Daniel Goleman, quien en 1995 publicó un libro de divulgación llamado precisamente “Inteligencia emocional”. El trabajo de Goleman reunía, articulaba y ampliaba las investigaciones psicológicas más vanguardistas en torno a la gestión emocional del ser humano. Su tesis se centraba en la autoconciencia, la autogestión, la conciencia social y la gestión de las relaciones. Con ello, perseguía un desarrollo óptimo del individuo que le permitiera reaccionar de forma eficiente a las situaciones generadoras de estrés y tensión. Desde esta perspectiva, aprender a utilizar las emociones resulta fundamental para el desarrollo personal, una afirmación que hoy en día no nos resulta para nada descabellada. De hecho, si no cuidamos bien esos aspectos en nuestro día a día, puede que acabemos siendo uno de los objetivos de los Ladrones Fantasma.

El primera espada de Atlus
Persona 5 Royal es un juego tremendamente ambicioso, toda una gran producción, y aun así, se ordena en torno a lo cercano y lo cotidiano, alejándose de la épica habitual a la que nos tiene acostumbrados la industria. En su punto central, lo que encontramos es la capacidad personal para controlar los reveses que nos da la vida. Quiere hablarnos de miedos, de superación y de la debilidad humana, tanto a nivel individual como colectivo. Todo esto se barniza con los clásicos matices propios del JRPG y el anime. Pero eso no le resta ni un ápice de valentía. La premisa descansa sobre un grupo de jóvenes estudiantes japoneses que, por avatares del destino, adquieren la capacidad de introducirse en la psique humana. Hecho que marca todo el desarrollo de la historia y que nos llevará a actuar como “ladrones fantasma”, mientras intentamos reformar el corazón de la gente que ha sido corrompida por la vida.
Un producto cuidado en cada uno de sus apartados hasta límites enfermizos, que derrocha estilo y diseño.
Últimamente, cuando pensamos en aventuras de más de 100 horas, solemos vincularlas directamente a kilométricos mapas repletos de misiones secundarias. Sin embargo, la estructura de P5R se basa en la imposición de limitaciones al jugador. Hablamos de un punto de partida completamente alejado de la tan cacareada “libertad” jugable, la antítesis de los mundos abiertos. Un ejemplo perfecto de que a través de la imposición de reglas y entornos más controlados se puede otorgar otro tipo de libertad a la vez que se gana control narrativo sobre el discurso. Los entornos se distribuyen en una serie de localizaciones instanciadas que representan varios de los lugares más emblemáticos de Tokio. En ellos, encarnando a nuestro protagonista, deberemos hacer frente al día a día de un estudiante de secundaria japonés. Lo que significa que tendremos que asistir a clase, cumplir con nuestras obligaciones, estrechar relaciones con compañeros y adultos del entorno y trabajar para ganarnos unas “perrillas”. Pero también tendremos la oportunidad de ir de compras, echar unos dardos, ir al cine, comprar libros y un largo etcétera de actividades que nos servirán para mejorar estadísticas y conocer mejor a los personajes que nos rodean.

Por otro lado contamos con el «metaverso», una dimensión que se crea a través de la cognición de los individuos. Es decir, la representación de cómo cada persona ve el mundo que le rodea. Cuando esta representación se encuentra distorsionada por diversas causas, da lugar a los “palacios” (mazmorras), que son fortalezas emocionales destinadas a guardar nuestros más oscuros deseos. Y es ahí donde Joker y compañía entran en acción.
Reyertas en palacios, pero con estilo
Persona 5 Royal nos regala un sistema de combate por turnos exquisito, de esos que con el paso del tiempo seguiremos recordando. Los protagonistas se sirven de las representaciones psicológicas de su rebeldía (los persona) para afrontar las batallas. Contamos con la clásica rueda de tipos, debilidades y resistencias, pero tras esto se esconde una cantidad de capas y subsistemas que lo hacen tan único como adictivo. Las dinámicas casan de maravilla dando lugar a un combate ágil, que nos invita constantemente a generar sinergias entre personajes y habilidades. El desenlace de los enfrentamientos puede variar en función de cómo los afrontemos, aportándonos experiencia, dinero u objetos en función de la vía por la que optemos. Sin olvidarnos de la posibilidad de capturar a otros persona, para lo cual, antes deberemos conversar con ellos y caerles en gracia. Un combate fresco y tremendamente divertido que fluye a ritmo de soul y jazz en cuanto te haces con él.

Las mazmorras, en las que nos pegaremos con las sombras (los enemigos), no se quedan atrás. Atlus abandona la generación procedural y como resultado tenemos unos palacios bien diseñados, diferentes entre ellos y desbordantes de carácter y originalidad. A esto hay que sumarle el desplazamiento mejorado del Joker. Gracias a la inclusión del “arpeo”, el cual nos permite alcanzar zonas elevadas, el mapeado ha sido revisado en términos de verticalidad, ofreciendo ahora una experiencia más ágil y pulida. La guinda del pastel la ponen los enfrentamientos finales, unas batallas tan largas como entretenidas, que nos sorprenderán con nuevos planteamientos que retuercen las reglas del combate y tienden a obligarnos a dar un plus si queremos salir airosos.
Una agenda muy ocupada
Todo este planteamiento jugable más “tradicional” se articula a lo largo de una historia que fácilmente puede llegar a superar el centenar de horas. Y no, no hablamos de un juego largo apoyado en el relleno. Persona 5 Royal se toma su historia y su desarrollo con la calma necesaria. La partida se organiza en torno al día a día, y ese día a día hay que vivirlo. El paso del tiempo viene marcado por el paso del calendario, que determinará qué podemos o no podemos hacer en cada momento. Con múltiples opciones a nuestro alcance, deberemos planificar y meditar sobre qué aspectos queremos mejorar, qué personajes queremos conocer mejor, o si merece la pena o no esforzarse en aprobar los exámenes. Tras todas estas actividades, se esconden tanto el desarrollo de nuestro avatar como el sociograma que le rodea. Un sistema sutil que gamifica la realidad al tiempo que, gracias a ello, consigue imprimirle fuerza a su ficción.

El título te obliga a parar, te obliga a jugar con calma, a escuchar lo que tus compañeros tienen que decirte e incluso a atender en clase. Y para ello te tienta con las mejoras y te engancha con sus tramas. Gracias a su peculiar sistema, se permite construir unos personajes que crecen y maduran poco a poco. El grupo de protagonistas desborda carisma desde el principio, a medida que te haces con ellos es inevitable cogerles más y más cariño. A lo que hay que sumarle el enorme elenco de secundarios, catalogados como “confidentes”, todos diferentes entre sí y con arcos argumentales propios. Tanto unos como otros son completamente conscientes de la realidad que les rodea. Los acontecimientos tienen agencia en la trama y son recordados en todo momento. En este sentido, Persona 5 plantea una ficción realista e inmersiva, sólida como pocas veces hemos visto. Y con ella crea villanos y situaciones que parten de lo cotidiano (sin renunciar al espectáculo) y sirven para invitar a reflexionar sobre temas tan dispares como la inseguridad, el abuso de poder, el acoso, la corrupción, la explotación laboral y un largo etcétera. Además, tiende a no posicionarse demasiado, ofreciendo puntos de vista que cubren varias perspectivas y apelando a la ética del jugador.
Atrae por fuera y conquista por dentro
Mientras disfrutamos de sus textos, que ya avisamos que son abundantes, Atlus nos deleita con una estética sobre la que, creo, no podré aportar mucho más. El trabajo de diseño artístico que hay detrás de Persona 5 es tan abrumador que hay que verlo para entenderlo. Un derroche de estilo que va desde la intro hasta las transiciones de los menús y el HUD. Algo parecido a lo que pasa con la banda sonora. Shoji Meguro vuelve a la carga y lidera un trabajo que simplemente se encuentra al alcance de muy pocos. Y a todo esto hay que sumarle una traducción que, en términos generales, funciona de maravilla y sabe dar el tono adecuado a cada uno de los personajes. Registros formales e informales, chascarrillos, frases hechas y tacos (muchos tacos) se dan la mano en una localización que se encuentra a la altura.

Con todo lo comentado podría parecer que no hay lugar para los claroscuros, y no, Persona 5 también tiene sus bichitos. Los textos pueden parecer redundantes en ciertas ocasiones, cuenta con líneas de diálogo que a veces tienden a incidir en exceso en la misma idea, y en ciertos momentos puede resultar excesivamente explícito en cuanto a sus explicaciones. Pero estos apuntes no dejan de ser detalles que palidecen ante lo contundente que resulta en todo lo demás.
Los pensamientos obsesivos son la leña que alimenta el fuego de la ira, un fuego que sólo podrá extinguirse contemplando las cosas desde un punto de vista diferente. Daniel Goleman
Estamos ante un título de esos que son obligatorios si uno es aficionado a los JRPG’s, o quizá ante uno que es obligatorio sin más. Persona 5 Royal responde a muchas de las críticas que estamos tan acostumbrados a esgrimir y escuchar en la industria. Hablamos de una superproducción que se aleja de la tan manida épica actual, que arriesga en lo conceptual y se atreve con lo cotidiano. Un juego rotundo que además, ahora, nos llega traducido en una versión definitiva que revisa su historia, su texto y mejora sus personajes. Que perfecciona su sistema de combate, añade nuevos emplazamientos, nuevos personajes, un palacio adicional, una impresionante galería, y que no satisfecho con eso, tiene en cuenta el feedback del original para corregir multitud de pequeños detalles a fin de perfeccionar la obra de 2017. Una obra que partía del respeto al jugador y le ofrecía algo diferente. Pretendía hablarle del “yo” interior con el que nos peleamos cada uno de nosotros a diario, es decir, de inteligencia emocional. Para ello nos presentaba una historia bien escrita, y rematada por una colección de sistemas jugables sólidos. Y ahora el juego parte del mismo respeto para mejorar todo eso y ofrecernos una revisión redonda, ejemplar, que deja en ridículo a todos esos lanzamientos que inundan el panorama de refritos y versiones HD perezosas. Tenemos ante nosotros un JRPG que inscribirá su nombre con letras doradas y rebosantes de estilo en la historia. Atlus conquistó nuestro corazón hace tres años con Persona 5, y ahora con su versión Royal, nos lo ha robado para siempre.
Persona 5 Royal
Puntuación Final - 9.5
9.5
Imprescindible
Persona 5 Royal es una obra magna, un título de esos que serán recordados cuando pase el tiempo y repasemos la historia de los JRPG. Un ejercicio valiente que apuesta por realizar una gran producción en base a un diseño que no casa con el canon actual. Un título que todo amante de los JRPG debería jugar y un imprescindible del catálogo de PlayStation 4.