Todos somos conscientes del gran momento que están viviendo los videojuegos indies desde hace un par de años hasta la actualidad: si pestañeas, te pierdes el lanzamiento de una nueva hornada de propuestas en ocasiones parecidas pero con diferentes giros en sus mecánicas. Estos giros son, precisamente, los que hacen que una propuesta destaque por encima de otra. En el caso del precioso Paradise Marsh hay dos cosas a destacar: sus escenarios especialmente bonitos y la poesía que caracteriza a los personajes.
El cielo estrellado perdido
En Paradise Marsh, juego creado principalmente en solitario por Etienne Trudeau de LazyEti, controlamos a un humano que cae perdido en una tierra sin fin con diferentes y cambiantes climas, llena de insectos y objetos para interactuar. Para escapar y ascender al cielo deberemos recuperar las partes de diferentes constelaciones… convertidas ahora en insectos y otros animales como ranas, renacuajos o sapos.
Para ello, contamos tan solo con dos herramientas: nuestra red para atrapar estos seres celestiales, ahora convertidos en pequeños insectos y anfibios, y, cómo no, un registro en forma de cuaderno que nos servirá de guía principal del juego. Todo esto estará rodeado de una tranquila y relajante atmósfera: la vegetación, el clima y el entorno serán nuestros silenciosos compañeros de viaje.
Controlaremos a nuestro humano en primera persona, haciendo especialmente satisfactorio capturar las diferentes especies que nos encontraremos. En nuestro cuaderno tendremos, de forma específica, el número que necesitamos de cada especie para recuperar su constelación.
Por ejemplo, en la imagen de arriba podéis ver la constelación del grillo ya completada, conseguida tras capturar cuatro ejemplares que equivalen a cuatro estrellas de la misma. El juego no te explica en detalle nada de esto, pero lo acabas descubriendo por tus propios medios de forma muy intuitiva, aunque ya llegaremos a eso.
Relajando que es gerundio
Una de las cosas más llamativas de la propuesta de LazyEti es que el mapa, como he comentado anteriormente, es infinito; por mucho que andemos, jamás acabará. Aún con este interminable horizonte, podemos ver zonas que, pese a no estar en absoluto separadas, son características de por sí: jardines japoneses, pantanos enfangados, viejos molinos y pastos o restos de construcciones e incluso zonas consumidas por la basura.
Algo curioso de cómo funciona este mundo es que no tendremos un menú de pausa como tal, ni un mapa, ni una guía: contaremos tan solo con ese cuaderno ya mencionado que nos ayudará a ver cuántos insectos tenemos y los coleccionables en forma de botellas con mensaje dentro. El juego quedará completado al conseguir una estrella en todos los insectos y recuperar las constelaciones perdidas, como podéis ver a continuación.
Desorientación espacial
Retomando algo que comentaba hace un par de párrafos, el juego peca (en mi humilde opinión) de dejarte demasiado a tu aire sin objetivos ni mapa para guiarte. Las primeras sensaciones son de vagar por diferentes lugares explorando, interactuando y capturando sin entender muy bien qué tenemos que hacer, pero a medida que vas jugando entiendes de forma brutalmente intuitiva lo qué está pasando y cómo funcionan las dinámicas de Paradise Marsh.
Al no tener pausa más allá del cuaderno que también nos sirve para las opciones, el juego ofrece alternativas diferentes y originales como la forma de salir del juego: manteniendo pulsada la tecla ESC el personaje irá cerrando los ojos y durmiéndose, saliendo así al menú principal. El juego está lleno de detallitos tontos (pero curiosos) como estos que le dan mucha personalidad.
NPCs, opciones y extras
Paradise Marsh ofrece tres modos visuales para cambiar el ratio de píxeles: Fine, Normal y Chunky (al encontrarse solamente en inglés estos modos no tienen nombre en español). Recomiendo jugarlo en Fine, que hace que se vea como en las capturas que habéis ido viendo por el análisis y, como mucho, en modo Normal. LazyEti también ha pensado en los jugadores y jugadoras con daltonismo, ofreciendo así hasta seis modos visuales para solucionar esto.
Por otro lado, nos encontraremos objetos esparcidos por el mapa como helados, setas, flores y bebidas que provocarán en nosotros pequeños estados alterados como mayor velocidad de movimiento, mareo, grandes saltos u otros efectos que podréis comprobar por vosotros y vosotras mismos. Esto forma parte, en ocasiones, de pequeñas acciones especiales que nos recompensarán con logros.
Sin olvidar, por supuesto, el componente poético y el guion completamente escrito en verso en su versión original en inglés: cada constelación y personaje, así como los mensajes embotellados, tendrán su particular forma de hablarnos y de rimar. Un componente que hace al juego aún más diferente.
Conclusiones
Paradise Marsh ofrece un entretenimiento visualmente precioso y muy satisfactorio en sus mecánicas aunque algo fácil de desorientarte y perderte en sus dinámicas. Sin olvidar mencionar, cómo no, la duración aproximada (en mi caso), que ha sido de dos horas, por lo que es un juego cortito y no especialmente caro que se encuentra, además, en Nintendo Switch aparte de PC. Si buscáis algo relajante y diferente, no lo dejéis escapar.
Paradise Marsh
Puntuación Final - 7
7
Interesante
Una interesante aventura en verso y en primera persona con un mapa infinito visualmente precioso aunque ligeramente complicado de entender en cuanto a sus mecánicas. Una experiencia cortita, divertida y relajante.