Organ Quarter – Análisis PS VR2

Mientras llegan las escasas apuestas de la propia Sony por su dispositivo, el catálogo de PS VR2 sigue nutriéndose de títulos que ya han salido en plataformas como Meta Quest, y que gracias a la potencia de este nuevo dispositivo pueden jugarlas los usuarios de PS5. En NaviGames ya he analizado otros juegos para VR de la desarrolladora AMATA Games, como The Tale of Onogoro o Last Labyrinth; en esta ocasión, junto a Outer Brain Studios, nos traen Organ Quarter, una apuesta por el terror en realidad virtual más que interesante, especialmente para los amantes de los primeros Silent Hill, a los que homenajea de forma evidente en ambientación y mecánicas.

 Terror visceral

Organ Quarter comienza con nuestro protagonista saliendo de su apartamento por primera vez en meses; ha estado encerrado por algún motivo una gran cantidad de tiempo y, cuando sale, algo ha invadido y corrompido la ciudad. Una siniestra vecina, un doctor desconocido y otros personajes nos irán poniendo en situación a la vez que descubrimos qué es lo que está pasando.

Más allá de ese vago recuerdo al maravilloso Silent Hill 4: The Room, las referencias visuales y sonoras a la saga Silent Hill se hacen evidentes desde el primer momento. La banda sonora de Organ Quarter, una de sus principales virtudes, nos evoca a las siniestras melodías de la propiedad de Konami desde el primer minuto, pero el diseño de los escenarios y enemigos también es muy deudor del imaginario de Silent Hill.

Organ Quarter supone un agradable viaje al pasado para nuestros sentidos

Todo está lleno de óxido y podredumbre, manchas indeterminadas en baja definición y sonidos inquietantes que llenan sus desoladas habitaciones. Aunque es mucho menos sutil en el planteamiento de sus temas, su argumento y la presentación de su mundo, jugar a Organ Quarter supone un agradable viaje al pasado para nuestros sentidos. Sin embargo, no es solo cosa de su lograda ambientación y de su apartado técnico. Jugablemente, Organ Quarter resulta bastante nostálgico; aunque tendremos dos modos de dificultad, el modo pensado para el título es uno en el que la gestión de recursos del inventario es fundamental. Se busca la tensión con la escasez de recursos, tanto de salud como ofensivos, y también es importante la organización y planificación de los espacios de nuestro inventario, con arcón de almacenaje en los puntos de guardado incluido. Esta característica es algo básico en los survival horror de antaño, y aquí también cumple una parte muy importante.

Por supuesto, esta importancia de los recursos no puede darse sin un diseño de niveles que acompañe a la exploración, con escenarios laberínticos repletos de habitaciones por explorar, y aquí Organ Quarter también cumple. De hecho, añade una característica que me ha encantado, que es la posibilidad de acceder físicamente a un mapa del nivel, y poder ir señalando con un rotulador y diferentes iconos cómo va nuestra investigación. Es una de esas características que se vuelven infinitamente más satisfactorias solo por el hecho de estar en VR; te implica mucho más a la hora de aprenderte el escenario. Otros elementos jugables que también se benefician mucho de esta primera persona inmersiva son los puzles y la acción.

Hay bastante variedad de puzles, desde los típicos que requieren objetos específicos desperdigados por el mapa, hasta otros que requieren de nuestra observación para desentrañar el misterio de una sala; lo mejor que se puede decir de ellos es que habrá algunos que os harán atascaros y devanaros los sesos hasta dar con la solución, no serán un paseo. La acción a pesar de ser muy sencilla, tanto por la simpleza de sus mecánicas como por la poca variedad de armas y enemigos (que además se presentan inicialmente de una forma bastante poco inspirada y carente de contexto), cumple con su función de añadir una capa más de tensión a la ambientación.

Organ Quarter no nos asustará con jumpscares, pero sí con su ambientación y la colocación de sus enemigos en los niveles, cuyos desagradables sonidos nos darán más de un susto. Aún así, este homenaje tan sentido hacia la labor del Team Silent tiene también su contrapunto, y es que sus gráficos pueden llegar a sacarnos bastante de la acción; sus niveles son muy similares entre sí, demasiado vacíos y poco interactivos, y dan una sensación de monotonía que la escasa variedad de rivales no consigue paliar; estos gráficos que no aprovechan la potencia de PS VR2 también alcanzan a las animaciones de los enemigos, algo que les hace perder demasiado rápido el impacto inicial.

Como mencionábamos antes, la interactividad con los escenarios es muy limitada, pudiendo solo alcanzar objetos claramente señalizados y pomos de puertas, que además atravesaremos sin animación asociada con brevísimos tiempos de carga, pero no de forma natural. La inmersión que consigue el juego con el resto de apartados se pierde un poco al saber con un solo vistazo a la habitación qué objetos son los importantes; los recursos estarán a veces escondidos en sitios que hacen buen uso de nuestra capacidad de atención en VR, pero más allá de eso se siente desaprovechado.

 Conclusiones

En general, a nivel jugable Organ Quarter cumple demasiado a rajatabla los convencionalismos más añejos del género, olvidándose de aportar algo de cosecha propia o algo más de variedad a sus, aproximadamente, seis horas de duración. También es justo destacar que Organ Quarter se siente como una experiencia de terror completa, algo que no muchos títulos más allá de Resident Evil: Village o Afterlife VR han logrado pro el momento en PS VR2.

Si le perdonáis su modesto apartado técnico y su excesiva fidelidad a los tropos del survival horror clásico, Organ Quarter os ofrece una buena experiencia de terror en realidad virtual, con una ambientación y puzles estupendos.