AnálisisSwitch

ONI: Camino a ser el Oni más poderoso – Análisis Switch

Shūeisha Games reinventa la historia de Momotarō con aciertos y errores

Durante el mes de abril del año pasado la gigantesca editorial japonesa Shūeisha anunció de sorpresa la creación de una filial llamada Shūeisha Games para perseguir nuevos objetivos empresariales y expandirse en otros mercados diferentes a los del manga. El sello detrás de leyendas como ONE PIECE, Dragon Ball o Slam Dunk comenzaba así su andadura en el mundo de los videojuegos en Android, iOS y más adelante con juegos destinados a consolas, buscando trabajadores independientes para proyectos como este ONI: Camino a ser el Oni más poderoso, que hoy analizamos para Nintendo Switch; un juego prometedor que tristemente se queda en un conjunto que no funciona por múltiples razones que os vamos a contar a continuación.

Como no podía ser de otra forma, los amigos de Shūeisha han elegido una historia muy centrada en el folclore japonés para uno de sus primeros grandes lanzamientos: la archiconocida historia de Momotarō, el niño nacido de un melocotón que combatiría a los demonios de la isla de Onigashima para salvar los pueblos y alzarse así como un gran héroe. Hemos visto la influencia de este cuento en cientos de animes (Doraemon, ONE PIECE, Shin-Chan, Urusei Yatsura), en videojuegos (Okami, el recientemente anunciado DLC de Pokémon Escalarta y Púrpura), en series occidentales como Samurai Jack y hasta re-imaginado como propaganda de guerra a finales del siglo XIX… pero este no es el foco en ONI.

Como reza el título, el juego se centra íntegramente en un pequeño oni (o demonio) llamado Kûta que, tras ser derrotado por Momotarō, jura volverse más fuerte y viaja a una isla llamada Kisejima, territorio de entrenamiento para demonios. Allí conocerá a diferentes y variopintos personajes camino a volverse el oni más poderoso

ONI: Camino a ser el Oni más poderoso
El entrenamiento de Kûta lo llevará hasta Kisejima, donde pronto su viaje tendrá un significado mucho más profundo
Por toda la isla conoceremos a personajes que nos ayudarán y que cuentan con un diseño artístico fantástico y variado

La jugabilidad de ONI es muy sencilla y directa: nos sueltan en la isla con una gigantesca mochila a nuestra espalda que dificultará y ralentizará de forma constante nuestro movimiento, impidiéndonos correr, y que Kûta se quitará para combatir con los demonios. Por tanto, debemos separar por completo dos partes del juego: la exploración, de movimiento ralentizado y sin posibilidad de combatir, y los niveles, donde lucharemos contra los espíritus de otros demonios.

Esto crea un problema de ritmo: cuando manejemos al pequeño protagonista, al principio deberemos tener paciencia con todos sus movimientos en el campo (tres en concreto: moverse, un intento de salto y recoger objetos) y para combatir deberemos buscar los niveles repartidos por las diferentes partes de la isla, en donde tendremos pocas opciones que, por desgracia, acaban resultando poco precisas en general, especialmente al hacer la clásica de esquivar y atacar.

Kazemaru, nuestro fiel compañero, nos ayudará de forma constante
Especialmente para evitar a Kuron, espíritu que nos irá persiguiendo por la isla de vez en cuando
La guía del fantasmita será clave en nuestra aventura

Al conocer a Kazemaru, nuestro fantástico y útil compañero de viaje, tendremos la opción de manejarlo para molestar a los demonios y jefes para poder derrotarlos o acabar con sus puntos débiles más rápidamente. El fantasmita será también imprescindible para encontrar espíritus, guiarnos, especificarnos cuándo tenemos disponibles las técnicas especiales o cuántos enemigos nos quedan para acabar la misión.

ONI tiene un tímido apartado de personalización que va ligado de forma casi directa a la exploración: como podéis ver en la imagen superior, podremos cambiar el arma, los pantalones y la mochila gigante de Kûta intercambiando con nuestro mercader de confianza las setas que vayamos encontrando por todo el mapa, prácticamente el único objeto que obtendremos aparte de comida para curarnos.

Y antes de entrar en apartados realmente negativos de ONI, me encantaría hacer hincapié en la maravillosa dirección artística, en gran parte gracias al arte y diseños de personajes de Satoshi Matsuura, un fantástico artista japonés que será, sin duda, una gran figura en el futuro. Desde la hierba hasta el cielo pasando por los NPCs y a ropa todo está cuidado y detallado con gran detalle y cariño, lo que le da a ONI un gran punto a favor.

Alejándonos del apartado jugable y de las dinámicas de ONI, vamos a irnos directamente a dos apartados que lamentablemente no funcionan. El primero, el tono del juego. Independientemente de lo experimentado que seas en el mundillo de los videojuegos, todos estaremos de acuerdo en que el uso de la música y la banda sonora en general es algo imprescindible que, cuando falla, puede entorpecer por completo el mensaje… y eso es exactamente lo que ocurre aquí.

ONI intenta ser un viaje emocional para sus personajes y el jugador; intenso y emotivo por los temas que trata y, cómo no, por la música que te acompañará. Si te gusta más o menos el tema principal del juego ya es cuestión de gustos, pero puedo aseguraros que desentona por completo con la historia, ya que no hablamos de una banda sonora instrumental, sino de una canción excesivamente intensa que se repite de forma constante.

La banda sonora oscila entre el lo-fi (del que no tengo ninguna queja y funciona bien durante los combates y menús) y la música blanca sin copyright, que escucharemos de forma tan repetitiva que a mí particularmente me ha llevado a desactivarla incluso. Me temo que es un apartado muy poco cuidado y que empaña por completo al conjunto desde el primer minuto de juego.

El otro gran problema es el rendimiento del juego en Switch, especialmente en el modo portátil. Si sumamos la mala resolución que tiene ONI en este modo a los grandes bajones en el framerate de forma casi constante, es nuestra responsabilidad advertir que no es la mejor versión del juego y que (hasta donde hemos investigado) esto no ocurre en las versiones de PlayStation 5 y PC, donde el juego lógicamente funciona y se ve mejor, limitaciones de hardware aparte. Quedamos a la espera de un posible parche que mejore de alguna manera el rendimiento.

Desde el primer momento se nota que ONI es la ópera prima de un estudio indie inexperto, que plantea un escenario diferente y que visualmente es imposible no caer rendido ante él, con personajes divertidos y una dirección artística bellísima que acaba quedando justamente en eso: un envoltorio bonito e interesante, pero un interior que me temo que no funciona como conjunto en absoluto.

No solo tendremos bajadas casi constantes en el framerate, sino una resolución en modo portátil que deja mucho que desear. Si a todo esto mezclamos una jugabilidad y dinámicas lentas y poco entretenidas, con una música realmente tediosa, obtenemos una experiencia agridulce; para cuando la aventura parece arrancar y hacer cosas un poco más variadas y divertidas, ya has perdido el interés. De corazón espero ver más de Kenei Design en un futuro no muy lejano.

ONI: Camino a ser el Oni más poderoso

Puntuación Final - 4.5

4.5

Una mezcla de ideas que no acaba de funcionar acompañada de una banda sonora que rompe por completo la estética y la inmersión así como de una jugabilidad algo simple y tosca, todo envuelto en una dirección artística fantástica, pero repleta de constantes bajadas de frames.

User Rating: Be the first one !

Andrés Nieve

Gaditano ligeramente obsesionado con One Piece.
Apoya el contenido de NaviGames con tus compras en Amazon
Botón volver arriba
X