Vi un poco sobre Nongunz cuando salió originalmente en 2017. La verdad es que ya simplemente su estética y pixel art atrae la mirada de cualquiera, pero no metí mucho más el dedo. Sin embargo, la nueva versión que sacó estudio y distribuidora era la ocasión perfecta de hacerlo. Y no solo yo, también es el momento perfecto de cualquiera que quiera probar este rogue-lite tan sencillo y, precisamente por ello, atrevido.
Nongunz: Doppelganger Edition es una actualización completa al juego de hace cuatro años que incluye mejoras, parches y dos nuevos modos que le añaden horas de juego tendiendo a infinito.
Tanto si ya has conquistado la obra original como si eres (o serás) un recién llegado a este mundo en blanco, negro y naranja, recomiendo echarle un ojo a todo el texto, de arriba a abajo. Justo al contrario de como hace nuestro descerebrado avatar en el juego.
Polvo y plomo
Si se me permite irme un momento por la tangente. Será cosa de poco. Es que antes de tener la clave de análisis hablé por mensajería privada con el estudio español Brainwash Gang, y fueron muy majos haciendo de intermediarios con Digerati. Pero lo que se me quedó grabado es que una pequeña advertencia antes de aventurarme con Nongunz: “A ver si te mola, que es un juego muy jodido”. ¿Y qué decir? Lo es. Pero en más sentidos de los que creía al principio.
Este rogue-lite tiene la especial peculiaridad de destrozarte con su alta dificultad y mecánicas sencillas. Aquí la muerte duele más que nunca, porque con ella perdemos toda la puntuación e ítems que llevaramos encima, y no, no hay modo de recuperarlo. Es un castigo al nivel de los primeros títulos del género, como The Binding of Isaac. De hecho, los dos comparten la peculiaridad de ser en parte shooters y la generación procedural de salas, solo que Nongunz: Doppelganger Edition es un plataformas y no un top-down.


El The Binding of Isaac descolorido y con plataformeo
Al principio cuesta mucho hacerse al control y el disparo, especialmente al movimiento de deslizamiento, que es la única forma de disparar hacia arriba. Estas limitaciones intencionadas fuerzan al jugador a aprenderse las reglas, a depender de ítems, a aprender los poderes que hay y cambiar constantemente entre ellas para avanzar según el espacio. No hay mucha variedad de escenarios o distribución de enemigos, pero en cada una siempre tendremos que estar readaptándonos en función del armas y/o calaveras que lleves encima. Y esto es lo otro interesante.
Nongunz es una batalla eterna entre el hueso, que manejamos nosotros, contra la carne, enemigos que rozan lo gore incluso con el estilizado y precioso pixel art que tiene. Además de cartas de mejora que se pueden encontrar en un baúl por sala, en cada nivel hay una tienda y un cofre especial con bien un arma, que es potencia de fuego sin más, o una calavera para nuestro personaje sin cabeza. Cada calavera de animal le dará diferentes habilidades, pero no generan sinergias entre sí; La capacidad de combinar efectos viene porque
podremos llevar en nuestro inventario para armas y cañaveras, aunque solo podremos tener una al mismo tiempo, y por tanto habrá que ir cambiando para adaptarse al enemigo y entorno. Y más curioso aún es que los usos de ambos están limitados a cierto número, por lo que tocará abastecerse… o bien tratar de ir sin nada, porque recordemos que morir aquí significa, perderlo todo: cartas de mejora pasiva, armas, calaveras y sobre todo los puntos. ¡Ay, los dichosos puntos!
Antipropaganda
En Nongunz siempre aparece abajo, centrado y en una fuente bien grande la puntuación. Cada segundo y cada disparo va sumando uno al contador, conseguimos extra liberando a otros compañeros huesudos y se multiplica al encadenar muertes. Era de esperar que cada vez que perdía me doliera ver cómo el contador caía a cero. Es normal buscar la puntuación alta, ¿no? Siempre me surgía el debate de si abandonar la run para mantener los puntos y gastarlos en el lobby en mejoras momentáneas, o seguir adelante para inflar los números. Sin embargo, estos números son un sesgo,una fachada para mantenernos jugando. Porque, por si no se notara, al iniciar el juego no estamos con el esqueleto, sino con este panorama:
En realidad no estamos jugando al juego, sino controlando a este monigote encerrado en su habitación. Traté de moverlo, pero solo tienes dos modos: estar de pie mirando a la nada o sentarse para echar una partida a Nongunz: Doppelganger Editon. Y claro, entre esas dos únicas opciones, prefiero la segunda. De hecho, el juego ya relfeja que estamos mirando una pantalla de tubo por sus reflejos. En otras palabras, estamos en realidad en una especie de primera persona de este desconocido avatar. Brainwash Gang está básicamente probando al jugador, ver hasta qué punto llega en un mundo que no tiene más propósito que el matar a la carne, recibir armas y aumentar los numeritos.
Hablando de esto último, hay muchos símbolos y cifras, pero Nongunz no tiene ni un solo texto. La soledad nos envuelve rápido desde el inicio, dándonos algunas pautas a modo de tutorial y, ¡hala! Aprende el resto tú. Descifrar la situación, el mundo y el resto de porqués es tarea imposible si solo tenemos esto. Bueno, quizás no he sido del todo sincero, porque sí hay un texto.
En el lobby, si nos paramos a mirar un altar en el que podemos gastar puntos para desbloquear armas y calaveras, se puede leer “Dulce Bellum Inexpertis”, frase en latín que viene a significar algo así como “la guerra atrae a quienes no la han vivido”. Un rogue-lite como este no es más que un ciclo sin fin de batallas, entonces, ¿qué nos mantiene frente a la pantalla? La simple automejora, demostrarse a uno mismo lo que vale, sentirse bien ganando y todo eso. Es solo eso, pero ya que estamos, ¡vamos a aprovecharlo!
Se gastan los puntos en el altar, pero si no estamos muy seguros, hay un almacén en el que se pueden dejar las armas, calaveras e ítems sin miedo a perderlos
De la misma manera que la guerra real abate vidas y atrae males, jugar a Nongunz te puede hacer sentir vacío, y esto es lo que me parece más atrevido del estudio español creador, que no le importe mostrar esta faceta con un juego que es extremadamente sencillo, exigente y, sí, medianamente divertido. Pero, sobre todo, que como me dijeron, es “un juego muy jodido”.
Los añadidos de la edición Doppelganger
Por un lado, está la Arena, un pequeño espacio cambiante en el que luchar contra hordas de enemigos hasta que los huesos aguanten, además de ser un punto perfecto de cosechar puntos. Las diferentes disposiciones la sala son nuevas y hace muy bien el papel de irte picando para ver hasta donde llegas si estás quemado de la catedral principal. También decir que la escala de dificultad se pone alta desde el principio.
Por otro, un interesante modo cooperativo local que funciona a las mil maravillas. A nivel narrativo es cierto que le quita algo de gracia a la ambientación de semi-western solitario, pero saltando esto, el multijugador es una herramienta tan divertida como peligrosa. Sí, puede que tener a un aliado signifique el doble de potencia de fuego, pero también implica el doble de posibilidades de salir golpeado y resuene en una barra de vida compartida. Eso sin contar que los ítems no son compartidos y que el invitado no puede llevar calaveras porque es un cara-pistola.

Conclusión
La estética tétrica, ambientación y música western, la simbología y las escalas de dificultad son quizás las piezas clave de Nongunz: Doppelganger Edition. Puedes desconectar en ocasiones para hacer varias runs sin más o tratar de llegar lejos, ahorrar puntos e ítems para ir fuerte en una run futura.
Es un juego bastante complicado de acceder cuya dificultad no radica en enemigos fuertes o bosses con patrones de ataque complejos (de hecho, suelen tener dos o tres solamente), sino en jugar con la limitación: Salas angostas, pérdidas de vida por ítems que, irónicamente, al gastar nos recupera la vida, trampas muy difíciles de lidiar incluso conociéndolas… Todo ello va llevando a un desgaste mental que, al más mínimo toque de un mosntro de carne, nos dejará la barra de vida echa un asco. Es un juego de mucha acción y reflejos, pero también de memoria y algo de planificación.
Nongunz: Doppelganger Edition
Puntuación Final - 8.5
8.5
Recomendado
Un juego sumamente atrevido, la esencia de todo indie que siempre me gusta ver, y por ello se lleva mi total respeto. Jodido, sí, pero un jodido para bien, del que abarca más que su alta dificultad o un mundo abstracto por el mero hecho de ser abstarcto. Sin duda, tiene varias capas.