AnálisisPS4

Narita Boy – Análisis PS4

UN FIRME CANDIDATO A JUEGO ESPAÑOL DEL AÑO QUE NOS TRANSPORTA A LOS OCHENTA

Su música no para de sonar en mi cabeza. El tricroma ha entrado en mi interior y todos mis píxeles vibran ante las melodías sintetizadas. La tecnoespada es mi fiel aliada en estas cruzadas. Salvaré el Reino Digital de las supremacistas manos de Him, haré recordar todo a nuestro Creador y Motherboard logrará… (efecto de teletransporte) ¡Ah! Ya hemos vuelto al presente. Hemos estado adentrándonos en el mundo de Narita Boy y, tras pasarnos el juego en PS4, nos toca hacer el análisis de uno de los títulos de España más destacados en este 2021.

Empecemos por su creador, el del mundo real. El Studio Koba ha sido el encargado de desarrollar este título, después distribuido por Team 17, un asiduo de las desarrolladoras indies españolas que ya trajo títulos como Blasphemous. El proyecto de Narita Boy, como muchos otros en los últimos años, tuvo lugar gracias al éxito en la campaña de financiación que el estudio realizó en Kickstarter en 2017. Poco a poco, con paciencia y buena letra, el estudio barcelonés fue puliendo una obra de autor que no busca ninguna fórmula comercial. Narita Boy cuenta su propia historia y no mira a nadie para hacerlo. Aunque sí tiene muchos guiños.

No es fácil describir Narita Boy en un solo párrafo, pero podríamos decir que trata de cómo Lionel Pearl Nakamura (al que llamaremos el Creador), creador de la consola Narita One y de su videojuego exclusivo, Narita Boy, es atacado por su propio software. El autor de este ataque es Him, un supremacista del haz rojo que quiere someter a las regiones amarilla y azul a su yugo tiránico. Entonces será ahí cuando nosotros, un niño anónimo, es absorbido por su Narita One y recibirá la misión de despertar al Creador y derrotar a Him y su ejército Stallion.

Esto no es una sorpresa. La banda sonora es uno de los mejores aspectos de Narita Boy, desde su menú de inicio hasta los créditos finales. Cuando iniciamos el título, después de que la pantalla nos grite “Naarita Booy” como si de una recreativa retro se tratase, nos encontramos con un inicio en 4:3 y la melodía principal del videojuego. Su estilo es tan vintage que por un momento olvidamos estar haciendo el análisis de Narita Boy en PS4.

Se supone que en ese momento deberíamos navegar para escoger ranura de guardado e iniciar la partida, pero no fue así. El tema de introducción es tan pegadizo que preferimos escucharlo antes de empezar el juego. El apartado musical de Narita Boy es sobresaliente. Por cierto, que no cunda el pánico, que el gameplay es en 16:9.

El héroe digital frente a un Boss de Narita Boy
Nos tocará enfrentarnos a jefes más grandes e imponentes que nosotros.

Durante la partida, las melodías irán variando, adaptándose a los entornos en los que nuestro héroe se embarca. Nos encontraremos con muchos NPC’s que cantan o que reproducen música allá donde estén, mostrando que la música es un elemento al que le han dedicado mucha atención y cariño. Y no todo son melodías synth ochenteras: las escenas emotivas cuentan con temas mucho más dulces y delicados, que suenan como cajas de música. Desde el principio hasta el final, Narita Boy nos regala música para nuestros oídos.

Para hacer un juego ambientado en los ochenta, siempre es mejor tirar por recursos “retro”. Píxeles grandes para los personajes, tonos en cian, magenta y amarillo para cubrir la mayor parte de las texturas, y efectos que, sin llegar a ser psicodélicos, nos dan una sensación a caballo entre neones nocturnos y estética cyberpunk. Sin embargo, cuando nos adentramos en las regiones cromáticas, todo este aspecto de neón evoluciona en un pixel-art muy cuidado con unos escenarios en los que se disfruta la exploración.

Narita Boy a caballo en el reino amarillo
El pixelart de este juego está muy pulido y se mimetiza con los escenarios.

Como ya hemos dicho anteriormente, este análisis de Narita Boy ha sido con una copia de PS4. Sin embargo, imaginamos que en Nintendo Switch, con su factor portátil, tiene que tener también una usabilidad muy destacada con unos recursos que son poco exigentes. El espectáculo de luces y gráficos pixel-art se disfruta muchísimo en este título. A nivel audiovisual, Narita Boy es una pieza magnífica.

También hay que recordar un aviso que el propio Narita Boy da antes de empezar el juego, y es que este juego puede no ser apropiado para las personas fotosensibles. Los parpadeos y colores de neón pueden ser nocivos para esas personas, por lo que es importante tener este factor en cuenta.

Como juego en sí, no contaremos con demasiadas complicaciones. Quizá, para algunos sea un ligero defecto, pero ni la dificultad ni la destreza son un obstáculo en esta historia. Quizá hubiera estado bien que el reto en los combates fuese algo mayor, pero de este modo nuestra mente sigue centrada en el transcurso de la historia, que ya explicaremos mejor más adelante. No es un juego difícil, de hecho, a excepción del jefe final del juego, ningún combate nos ha costado más de dos o tres intentos.

Además del combate, la otra gran mecánica que nos permitirá seguir avanzando es la resolución de puzles. Generalmente, los encontraremos de tres tipos:

  • De tecno-llave. Son los puzles más comunes. Muchas veces tendremos que entrar por una puerta que encontraremos cerrada. Por tanto, nuestro objetivo, en estos casos, será conseguir la tecno-llave de esa puerta superando la misión que toque en cada momento. Además, muchas veces encontramos un entramado de puertas cerradas en el que tendremos que ir de un lado a otro para encontrar cada llave.
  • De símbolos. En este caso, debemos prestar atención a nuestro entorno. Estos símbolos suelen bloquear el acceso a un teletransportador que nos lleve a algún sitio importante. Eligiendo la secuencia de símbolos y colores correcta, podremos activar el dispositivo, pero estos símbolos debemos encontrarlos en sus alrededores. Una vez tengamos los tres (el propio juego nos recomienda apuntar a papel y lápiz si nuestra memoria no destaca), podremos activar el dispositivo y seguir nuestro camino.
  • De nuevas habilidades. Conforme avanzamos en el juego, nuestro personaje adquiere nuevas habilidades. Gracias a ellas, además de diversificar nuestro combate, podemos superar obstáculos que antes eran imposibles. Esto podía haberse aprovechado más a la hora de movernos para que el avance fuese menos lineal, pero hace su función.
Narita Boy análisis PS4
Los entornos cambian mucho a lo largo de nuestra aventura.

La historia de un juego es clave para enganchar a los jugadores desde el principio, y el único problema serio de Narita Boy está justo ahí, en su inicio. Su comienzo no es tan bueno como lo demás. No es algo exagerado, pero sí contrasta bastante por la inmensa calidad de absolutamente todo lo demás. También hemos experimentado dos crasheos durante el análisis de Narita Boy en PS4, aunque eso es solucionable con parches y no lo tendremos tanto en cuenta. Pero el caso del comienzo cuenta con dos problemas de contenido.

El primero sería el volumen de información: no es fácil procesar tantos datos cuando llevamos cinco minutos jugando; hubiera sido mejor un goteo más gradual que permita asimilar todo el contenido. El segundo problema sería el aprendizaje inicial de las mecánicas, muy de sopetón, que nos hace movernos sin saber adónde ir, o plantándonos ante enemigos muy duros cuando acabamos de recibir la tecno-espada y apenas sabemos usarla. Esto ha facilitado muchos casos de abandono prematuro por una impresión equivocada, porque lo que mejora Narita Boy tras la primera hora de partida es remarcable.

Tras los primeros compases de adaptación, el juego se vuelve mucho más dinámico. Probablemente también influya nuestra capacidad de adaptación tras pasar un tiempo en un entorno completamente extraño. Narita Boy se va volviendo cada vez más divertido, y llegamos a su punto álgido cuando comenzamos a aventurarnos en las tres regiones del tricroma. Estas tres regiones son una completa delicia a la hora de explorar. Sus escenarios son muy distintos, las personalidades de los habitantes cambian en cada región, y las misiones más divertidas se encuentran en estos entornos.

Un barman encerrado por el ataque Stallion, un recepcionista preocupado por su hermano, tecnócratas que desdeñan la naturaleza… encontramos muchísimos personajes a lo largo de nuestra aventura y, en contraposición a los densos textos del principio del juego, nos sentimos incitados a ayudar a todas esas personas que están en problemas. Porque… ¿qué clase de héroe seríamos si no empezamos antes como el amigo y vecino de la gente?

Narita Boy meditando análisis PS4
Las mecánicas de interacción con el entorno son muy inmersivas y con rótulos ochenteros.

Durante nuestra aventura, tenemos un doble objetivo. Sí, tenemos que derrotar a Him y sus hordas de Stallions, pero eso no servirá de nada si el Creador no se despierta. Eso nos lo explica Motherboard ( para entenderlo fácil, podemos decir que es como una especie de antivirus) al principio del juego. Para vencer a Him, el Narita Boy, el Creador y Motherboard deben unirse.

¿Y cómo podemos despertar a Lionel Pearl, autor del videojuego en el que nos sumergimos? Fácil (no tanto), tendremos que encontrar a lo largo del Reino Digital todos los tótems de creador, introducirnos en los recuerdos que más marcaron su vida, y despertarlo del letargo en el que Him lo ha inducido. Estas historias tienen un componente dramático muy intenso, ya que descubriremos en ellos los traumas que el Creador experimentó durante su infancia y juventud.

Además, avanzar por estos recuerdos nos permite entender muchas cosas que tienen lugar en el interior del Reino Digital. Narita Boy es una metapieza de autor en la que sus experiencias influyeron muchísimo en el universo digital que Lionel construye. Los conmovedores sucesos de su infancia, sus malas decisiones como adulto, todas sus vivencias se unen para dar lugar a la videoconsola y el juego que cambió su vida para siempre.

Tras acabar su análisis en PS4, podemos decir que Narita Boy es un título que, como al elegido, sumerge al jugador por completo. Sin embargo, para ello, hay que acatar el sacrificio de no rendirse ante su anodino comienzo. El premio de la adaptación es disfrutar de una auténtica joya indie nacida en Barcelona. Puede tener puntos débiles en sus primeros compases de gameplay, pero lo de después desearíamos que no se acabase nunca.

Avanzar por los diversos mundos con el espectáculo de música y pixel-art, destruir a las hordas de Stallions, echar una mano a los diversos personajes con los que nos cruzamos, todo resulta de lo más gratificante. Además, ir desgranando los traumáticos recuerdos del Creador resulta muy esclarecedor cuando vemos cosas de sus vivencias plasmadas en los mundos. Un metroidvania con valor narrativo que cuenta una historia única.

Narita Boy

Puntuación Final - 8

8

Recomendado

Una nueva demostración del talento indie español. El Studio Koba ha creado un título que destaca musical y visualmente gracias a sus temas y su pixel-art. Su comienzo, bastante tosco, puede engañar, porque el resto del juego es excelente.

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Daniel García

Mis primeras aventuras comenzaron en un pixelado Pueblo Paleta con una Game Boy Color en la mano. Mis últimas aventuras, sin embargo, son en alta definición y conectado a Internet. Los tiempos cambian, pero se mantiene la esencia.
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