Ya hace la friolera de más de diez años desde que FromSoftware lanzara al mercado Dark Souls, uno de los juegos más influyentes de los últimos tiempos, y con él, la creación de una corriente filosófica en el diseño de videojuegos que bien podría considerarse un nuevo género en sí mismo. El soulslike, nombre que se le ha atribuido a esta forma de crear experiencias, no solo le pertenece a FromSoftware, aunque así lo haya parecido durante tanto tiempo. Muchos títulos desde 2012 han intentado recrear esa sensación de descubrimiento, dificultad y satisfacción que una buena aventura de acción con tintes RPG puede ofrecer.
Uno de estos juegos fue Lords of the Fallen, lanzado originalmente en 2014 para la antigua generación de consolas, pasó a la historia como una burda copia de aquello que funciona mejor de los juegos originales, convirtiéndose en una broma pesada para los amantes del género.
Ahora, en 2023, nos llega de nuevo Lords of the Fallen, secuela o reboot de este extraño juego que solo comparte nombre, siendo desarrollado por un equipo totalmente nuevo y que promete arreglar todos los fallos que su predecesor puso sobre la mesa, aportando su granito de arena a este peculiar tipo de videojuego. ¿Han sido capaces los desarrolladores en HEXWORKS de saber captar esa esencia que hace tan especial a los soulslike o se convertirá esto en otro intento fallido? Descubrámoslo en este análisis.
Un nuevo comienzo
Antes de comenzar, pongámonos en situación, Lords of the Fallen se desarrolla en el mismo mundo que el original de 2014 pero mil años después de los acontecimientos de este. Yo personalmente no lo he jugado y no he tenido problema a la hora de seguir la historia, sin embargo, para aquellos que os hayáis obligado a pasar por el aro en preparación para este nuevo lanzamiento existen ciertos guiños que referencian de manera directa este juego, nada que os vaya a arruinar la partida, eso sí.
El reino de Mounstead ha estado en paz durante un milenio tras el exilio del dios oscuro Adyr. Cinco santuarios fueron construidos a la deidad de la luz Orius, para que velara por la gente de Mounstead y contuviera las fuerzas oscuras que representan Adyr y los rhogar, la raza demoníaca destinada a acabar con el ser humano. Ahora, estos santuarios han sido profanados por las fuerzas demoníacas, peligrando el equilibrio del mundo y posibilitando el retorno del mismísimo Adyr, cuyo cuerpo decora el escenario lejano, con su enorme mano cortando el horizonte y dando forma a la propia geografía del mundo.

Para arreglar lo que supone un posible evento catastrófico para el mundo, la orden de los Cruzados de la Oscuridad envía a tres agentes en una misión de purificación; y solo uno de ellos se mantiene con vida cuando comienza la aventura. Las fuerzas de Adyr dan muerte al portador de la lámpara, un extraño artefacto capaz de conceder a su usuario comunión con el Umbral, una dimensión paralela a la nuestra, habitada por extrañas criaturas de pesadilla. Esta lámpara además concede a su portador una inmortalidad muy poderosa, capaz de volver una y otra vez de la muerte, cuando comienza nuestra aventura, esta herramienta cae sobre nuestro reciente cadáver, despertándonos del frío letargo de la muerte y dándonos una segunda oportunidad en la vida que no dudaremos en aprovechar.
Esta es la excusa de Lords of the Fallen a darnos una clase con la que comenzar, tenemos desde el caballero básico basado en fuerza hasta chamanes que siguen las enseñanzas de Adyr. De nosotros depende elegir que camino tomaremos en la vida, con sus respectivas habilidades asignadas. Si decidimos usar espadones, lo mejor será tirar por una clase centrada en el combate físico, si, por el contrario, somos más de combate a distancia, existen clases dedicadas específicamente al combate con arco o el uso de la magia, poderosas, pero costosas artes que pueden cambiar el rumbo de la batalla en apenas unos segundos.

Como es tradición personal, mi partida la hice con un personaje basado en la fuerza, espadón gigante en mano y armadura ligera para permitirme una defensa equilibrada y una rapidez aceptable para esquivar los ataques más peligrosos. La verdad que esta forma de jugar es difícil de equilibrar y como punto positivo para Lords of the Fallen, diría que hace un muy buen trabajo en dejar que todas las clases sean viables desde el comienzo de la partida, no he sentido que me estuviera perjudicando a mí mismo por hacer caso omiso de las magias más poderosas que ofrece el juego.
Un núcleo jugable muy familiar
Aunque las inspiraciones son claras, Lords of the Fallen busca su propia identidad
Como podréis imaginar, el ciclo jugable de Lords of the Fallen coge prestados prácticamente todos los elementos que hicieron que Dark Souls se convirtiera en lo que es hoy, sin paliativos ni intentar ocultar esas inspiraciones. Desde la barra de estamina hasta los ataques críticos cuando conseguimos romper la guardia de los enemigos, todo está recogido de la filosofía original de estos juegos, aunque añadiendo su propio sabor.
El diseño de niveles a lo largo de Lords of the Fallen ha sido toda una sorpresa, lejos de contentarse con homenajear las mecánicas más básicas de los títulos de FromSoftware, desde HEXWORKS han creado un mundo interconectado que recuerda en gran medida a los visto en las dos primeras entregas de Dark Souls o incluso Bloodborne. Con permiso de Lies of P, el mapeado de Lords of the Fallen es de lo mejor que hemos visto en los soulslike que han salido fuera de los hornos de FromSoftware o incluso dentro de sus propios títulos.

Una de las razones para que esto sea así es el propio Umbral, la dimensión de los muertos que añade gran parte del alma de este Lords of the Fallen. Gracias a la lámpara, podemos sumergirnos en esta dimensión fría y extraña. No solo aparecerán nuevos enemigos, sino que el propio mapa sufrirá una metamorfosis en tiempo real, mostrando nuevos caminos que llevan a tesoros ocultos, atajos o incluso zonas opcionales llenas de jefes secretos.
El uso de la lámpara es realmente inteligente, ya que podemos usarla en cualquier momento para iluminar nuestro camino sin entrar del todo en el Umbral. Al hacer esto también podemos aprovechar elementos del Umbral, como puertas que no existen en el otro lado o caminos imposibles que recorren acantilados. Lo mejor de esto es que los enemigos normales que nos acosaran durante la aventura no pueden cambiar de dimensión como nosotros, por lo que podemos aprovechar las ventajas de las nuevas estructuras a nuestro favor.
El Umbral, nuestra arma secreta
Todo este cambio dimensional, que muchas veces se traduce en pequeños puzles ambientales para ir abriendo caminos, me ha recordado mucho a Soul Reaver, un juego que cuenta con unas mecánicas muy similares a la hora de interactuar con su mundo y estoy seguro de que aquellos que jueguen Lords of the Fallen y conozcan la mítica entrega de Legacy of Kain estarán de acuerdo conmigo.
El Umbral es uno de los mayores atractivos del título
Sin embargo, no todo son ventajas cuando usamos el Umbral. La constante aparición de las criaturas que lo pueblan, como glóbulos blancos que buscan destruir una bacteria desconocida, hará que la exploración sea algo complicado. Además, también sufriremos el efecto secundario de recorrer el mundo de los muertos, la atrofia.
Esta mecánica hará que nuestra barra de vida no se cure del todo al usar objetos de curación, obligando al jugador a golpear a un enemigo para robarle energía vital y recuperarse por completo. Si recibimos daño durante este estado, sufriremos el doble de daño por nuestras heridas, así que id con mucho cuidado ahí dentro.

Otro problema del Umbral viene directamente desde la entidad que controla la dimensión, un enorme ojo que podemos ver en el cielo, allí donde la mano muerta de Adyr descansa. Este ojo nos estará vigilando siempre y cuando tenga contacto visual con el personaje, aumentando el nivel de búsqueda con el tiempo. Esto también tiene algo bueno, conforme más nivel de búsqueda tengamos, se aplicará un multiplicador de vigor, la moneda de cambio para subir de nivel. Si llegamos al nivel máximo de búsqueda, una poderosa criatura saldrá en nuestra búsqueda, bloqueando por completo el uso de cualquier tipo de objeto curativo mientras permanezca en nuestro mundo. Si conseguimos matarlo obtendremos una jugosa recompensa, buena suerte con ello.

Desgraciadamente, Lords of the Fallen también cuenta con numerosos fallos a lo largo de su duración, gran parte de ellos en el apartado técnico. Unreal Engine 5 es un motor relativamente nuevo y los desarrolladores más humildes no tienen mucha experiencia con esta nueva tecnología, eso no quita que el apartado visual y artístico de Lords of the Fallen sea magnífico, con una gran personalidad propia que entra por los ojos. El problema está en su rendimiento, al menos en PS5, la versión analizada.
La resolución dinámica con la que cuenta Lords of the Fallen funciona de pena en situaciones donde muchas partículas se manifiestan en pantalla, haciendo casi imposible seguir el ritmo de lo que está pasando. Por suerte, confío en que todos estos problemas de rendimiento sean subsanados en un futuro.
Conclusiones
En definitiva, Lords of the Fallen es una entrada perfecta dentro del soulslike, una especie de redención por un juego que ni siquiera debería tener una secuela y un conjunto de ideas que realmente se unen en armonía para crear uno de los mejores diseños de niveles del año. Una experiencia entrañable para los fanáticos del género que no se dejen llevar por los prejuicios, algo manchada por sus problemas técnicos, que una vez solucionados, harán brillar con luz propia a Lords of the Fallen.
Lords of the Fallen
Puntuación Final - 8.5
8.5
Recomendado
A pesar de estar lastrado por problemas técnicos, Lords of the Fallen es todo un triunfo dentro de los soulslike. Con un diseño de niveles brillante y unas mecánicas dimensionales originales, no os podéis perder esta experiencia si sois fans del género.