AnálisisPS5

Lake – Análisis PS5

El cartero siempre llama dos veces

Contando con tantos fans como detractores, los wholesome games han venido para quedarse. Este tipo de experiencias suelen renunciar a la complejidad inherentes a sus respectivos géneros en algunos de sus apartados para así abrazar el confort del jugador. Un servidor los interpreta como juegos que suelen apelar a actividades o emociones que tengan la capacidad de resonar con los jugadores, convirtiéndose en el centro de la experiencia. Una apuesta tan fuerte por la química con el jugador es lógico que apele a un público más pequeño, ya que no todo el mundo obtiene la misma satisfacción y placer con narrativas o mecánicas tan específicas. En el caso de Lake, encontramos una obra que abraza el costumbrismo y la idealización de la vida rural frente al ajetreo de la gran urbe. Pudimos analizarla en su momento en su lanzamiento en PC y Xbox, pero ahora llega a plataformas PlayStation, con edición física de Meridiem incluida. Vamos a ver qué tiene para ofrecernos el bello pueblo de Providence Oaks.

Controlamos a Meredith Weiss, una mujer de 44 años que trabaja en una importante empresa tecnológica en el año 1986. Nuestros padres van a salir a un merecido viaje de placer, y nos piden como favor el sustituir a nuestro progenitor en su labor de cartero de Providence Oaks (nuestro lugar de nacimiento e infancia) durante las dos semanas que dura su retiro. De esta forma, abandonando temporalmente nuestra ocupada vida de urbanita, partimos a reencontrarnos con una parte de nosotras casi olvidada. En nuestra labor, nos reencontraremos con viejos conocidos, pero también con nuevos rostros e historias; conocer a los habitantes de Providence Oaks será un ineludible gaje del oficio. ¿Podrán sus historias llenarnos lo suficiente como para renunciar a nuestra vida actual? ¿Hemos aprendido a apreciar con los años aquello de lo que huimos en nuestra juventud?

El mensaje principal de Lake nos habla sobre la reconciliación con nuestros orígenes y el proceso de encontrarnos a nosotros mismos, incluso cuando no sabemos que estamos perdidos. Los años dan una perspectiva diferente de las vivencias y, así como (quizás, ya que podremos elegir su destino) le pasa a Meredith, hace unos años me hubiera sido imposible disfrutar de una propuesta así.

Lake no es un juego que de muchas facilidades al jugador para entrar en su premisa. Sus principales fortalezas radican en la sorprendente belleza de su pueblo y sus escenarios, así como en su música. Gran parte del mérito lo tienen su dirección artística y una paleta de colores escogida a la perfección para hacer que queramos despertarnos en ese lugar todas las mañanas del resto de nuestras vidas. Si añadimos a nuestros viajes en furgoneta una banda sonora de pop ochentero, con temas tanto animados como pausados, Lake es capaz de conseguir maravillosos momentos de introspección, melancolía, alegría, nostalgia… en definitiva, es capaz de emocionar. Es algo realmente meritorio, ya que lo consigue con elementos alejados de su jugabilidad; en algunos de mis viajes en la furgoneta, uniendo esos recursos, he experimentado momentos que me han recordado a algunos de los mejores ratos que pasé con Life is Strange.

La jugabilidad de Lake se articula sobre el trabajo de cartero y la elección de opciones de diálogo para determinar nuestras relaciones y conversaciones con los habitantes de Providence Oaks. La conducción es totalmente arcade y alejada de la simulación, con un manejo algo tosco que nos hará atascarnos casi con cualquier maniobra que no sea seguir la carretera en línea recta. Es satisfactoria si vamos en línea recta, pero si incluye un botón para exclusivamente «reposicionarnos» por si nos quedamos atascados, podéis deducir lo responsivo que es. La vertiente de cartero tampoco reviste ninguna complejidad: bájate del coche (fundido en negro), si tienes un paquete ve a la parte trasera a cogerlo, deposita el sobra en el buzón y el paquete a su destinatario (acción que siempre lleva aparejada una conversación). Sube al coche, fundido a negro, y a cumplir la ruta, así durante dos semanas de juego, que pueden traducirse en unas seis horas de duración.

Más allá de los problemas a nivel técnico de Lake, como unas animaciones robóticas, popping y otros diversos bugs gráficos de poca importancia, uno de mis principales problemas con Lake es que hay varios factores importantes en los que no se ha tenido en cuenta el confort del jugador en su vertiente jugable.

Por ejemplo, no hay opción de pasar más rápido los diálogos; entiendo la importancia de las conversaciones, pero la actuación de sus personajes y sus historias no esconden tantos matices como para que no pueda avanzar más rápidamente si ya he leído la línea que toca. Tampoco la libertad en la conducción apoya una (inexistente) sensación de descubrimiento. Otros fallos vienen derivados de su factura técnica, que hacen su jugabilidad más lenta e incómoda de lo que debiera en ocasiones.

Toda esta cal y arena está sostenida por otro pilar fundamental: su historia. Lo cotidiano y mundano impregna los problemas y vivencias personales de nuestros vecinos. Al conocer a personas de diferentes edades y ocupaciones el juego puede permitirse hablar un poco de todo, pero de nada a la vez.

Más allá del proceso de aceptar el paso del tiempo o la posibilidad de un interés romántico, la narración de Lake carece de fuerza.

No se profundiza mucho en unos «conflictos» muy estereotipados que ya hemos visto en múltiples ocasiones. Esto no quiere decir que el cast no sea igual de encantador que el pueblo en el que viven, pero no son tramas estimulantes o que escondan un mensaje, subtrama o conflicto superior. La ausencia de acción o estrés no es mala en sí, pero el juego debería dar herramientas al jugador para no sentir que está trabajando. Las calles están prácticamente vacías y no hay nada que hacer; le hubiera sentado genial ayudar a crear interés por sus habitantes integrándonos más en el pueblo.

Debido a su carácter rutinario, tuve que forzarme a jugar Lake como ese «juego entre juegos», dedicando una jornada diaria más corta de lo habitual. Jugándolo de esa forma, sí que he disfrutado de Lake como un refugio y una balsa de tranquilidad entre otras propuestas más exigentes. Sus limitaciones jugables son un obstáculo para largas jornadas, pero experimentado en pequeñas dosis, como ese libro que lees por las noches antes de dormir, sí que es un juego que te abraza gracias a su sencillez y ausencia de reto.

Pese a lo negativo que pueda parecer el texto, he encontrado momentos de auténtico disfrute en Lake. También es rejugable gracias a sus múltiples finales; si no quieres, no tienes por qué abandonar Providence Oaks, aunque te ofrezca pocos motivos para quedarte. El personaje de Meredith y su arco es lo que más me ha interesado de todo el entramado de Lake. Supongo que en ese sentido se puede decir que Lake es un éxito; transmite a la perfección la falta de sucesos de interés o de cambios en el ecosistema de estos pequeños pueblos. También es cierto que la cotidianidad no tiene por qué implicar ausencia de conflicto o interés; al final, en los pueblos viven personas con preocupaciones universales pero en un escenario diferente, que es algo que no creo que se haya explotado acertadamente aquí.

Quizás no esté en un momento en el que quiera bajar el ritmo y todo ello ha afectado a mi vivencia con el juego. Porque al final, de eso va Lake: saber reconocer aquellas cosas en la vida para las cuáles aún no ha llegado nuestro momento. Si quieres sumergirte en un entorno idílico, si quieres bañarte en un trabajo y problemas más sencillos, Lake es tu juego.

Lake

Puntuación Final - 6.5

6.5

Interesante

Lake no es un mal videojuego. A nivel artístico es un producto muy disfrutable y capaz de emocionar. Sin embargo, la sencillez de su historia y propuesta jugable, así como su mensaje, deben encajar contigo.

User Rating: Be the first one !

Alejandro Morillas Tellez

Fisioterapeuta/osteópata de día, hipnoterapeuta cuando es necesario y apasionado jugador de videojuegos por la noche. Los primeros juegos que relaciono como favoritos son Catherine, Vanquish, Overwatch y Kingdom Hearts. Pero siempre estoy disponible para un Tekken, un Vermintide o una maratón de Metal Gear.
Botón volver arriba