Los juegos han evolucionado mucho, desde simples arcade hasta intensas experiencias narrativas. Todo el espectro que engloban es muy amplio y le otorgan al medio un aspecto muy polifacético que le permite resultados extraordinariamente diversos. Esto provoca, lógicamente, que el mundo de los videojuegos pueda atraer a todo tipo de gente, con todo tipo de expectativas.
En mi caso me gustan gran cantidad géneros, pero lo más destacado en mi preferencia es lo relacionado con la trama y la narrativa. Esto me puede llevar a disfrutar todo tipo de historias y de contextos, los cuales a su vez generan toda una variedad de videojuegos que en parte se definen por cómo el gameplay ayuda a contar la historia. En el caso de hoy, traigo un juego que me recuerda mucho a la época de PS2 en cuanto a las sensaciones que el gameplay transmite; complementado con una historia preciosa en la que por desgracia se profundiza menos de lo que me gustaría, y unos entornos magníficos que juntos dan como resultado a Kena: Bridge of Spirits; un juego que en lo visual se asemeja una película de Pixar y en el resto de apartados nos trae casi un eco del pasado.
Espíritu y sentimiento
Puede que en un principio saber esto pueda generar cierta decepción y es que Kena: Bridge of Spirits, pese a tener una narrativa interesante y mucho gusto por el detalle, no acaba de explorar de verdad todo lo que su propia ambientación podría ofrecernos, dando a veces la sensación de que el juego avanza demasiado rápido, dejando muchas cosas en el tintero. Es posible que se deba a un proceso de desarrollo limitado en ciertos aspectos, sobre todo por el hecho de ser una apuesta de un grupo de animadores que nunca antes habían hecho un videojuego (Ember Lab).
Pero que esto no os amedrente ni os eche para atrás a la hora de acercaros a esta pequeña joya, ya que lo que el propio juego propone compensa sus carencias. En el caso de la trama, aunque ésta sea presentada casi de golpe y sin explicación, a su vez se nos mostrará con pequeños detalles todo un mundo y un trasfondo con verdadera importancia.

A través de sistemas que en principio son sencillos, se consigue un gameplay fluido, divertido e inmersivo
Kena es una guía espiritual que desde un principio se nos presentará involucrada en algún tipo de persecución o búsqueda, a través de la cual es evidente que trata de arreglar algo muy importante para ella. A través del hilo conductor de su viaje, se nos mostrarán diferentes personajes que por lo general le ayudarán y le pedirán ayuda. Personajes sobre los cuales si somos observadores, podremos aprender y conocer, no solo a través de conversaciones, sino admirando el propio entorno. Esto se puede apreciar sobre todo con el uso de las máscaras, a través de las cuales podremos vivir las experiencias pasadas de algunos espíritus a los que tendremos que ayudar, en términos generales su historia y motivaciones.
Realmente el detalle de la historia y la narrativa de Kena: Bridge of Spirits es que intenta ser sutil, bonita y ante todo visual, haciendo uso muchas veces del concepto tan de cine del «show, don’t tell«. Muchas veces la interpretación de todo esto quedará subordinada a la capacidad del propio jugador para fijarse en lo que están mostrando. A mi juicio un acierto muy grande que ahorra charlas demasiado largas y potencia el aspecto preciosista que este juego rezuma por todos sus poros.
Kena y los Rots
Cuando antes he dicho que Kena: Bridge of Spirits me recuerda a la época de PS2 sobre todo hago referencia al planteamiento del juego en cuanto a jugabilidad y las sensaciones que transmite. Es algo que se puede apreciar sobre todo en cómo a través de sistemas que en principio son sencillos, y hasta cierto punto escuetos, se consigue un gameplay fluido, divertido e inmersivo. Una característica que brillaba en la época, en parte debido a las propias limitaciones, que obligaban en la mayoría de los casos a ser más concretos y efectivos con lo que hacían. Estos detalles se aprecian en Kena: Bridge of Spirits desde el minuto uno y también según las dinámicas van avanzado y haciéndose más complejas.

El juego se divide en dos partes; la primera y la más obvia es la parte de exploración. Aquí es donde el juego usa una formula sencilla de avanzar por zonas interconectadas que a su vez tienen puntos de teletransporte, a través de las cuales avanzaremos según aprendamos nuevas habilidades. En principio esta parte es bastante sencilla y no supone ningún reto como tal, más allá del hecho de encontrar cofres, jarrones ocultos o unas frutas a través de las cuales podremos conseguir karma, unos puntos necesarios para desbloquear habilidades que también conseguiremos a través del combate. Pero sin duda es donde empezamos a ver que su diseño de niveles tiene una gran planificación detrás. En esta parte podemos apreciar cómo los escenarios y los obstáculos forman parte de un todo que tiene cierta coherencia y sentido, haciendo que la percepción del propio viaje de Kena como un largo peregrinaje, adquiera veracidad. Este punto es de los más básicos y al mismo tiempo de los más fundamentales, porque los desarrolladores no se han contentado con simplemente crear un escenario, han creado un mundo en el cual sentir que avanzamos de verdad y vivimos una aventura.
La segunda sería la correspondiente al combate, una parte que empieza en el juego de una forma muy sencilla, pero se va volviendo algo más compleja según avanzamos. En esencia todo se basa en saber defendernos y esquivar bien, sin perder de vista la retaguardia, haciendo uso del bastón golpeando o a modo de arco, para acabar con las oleadas de enemigos. En toda esta refriega el elemento clave que nos llevará a la victoria sin duda, son los Rots, pequeñas criaturas espirituales que tendremos que encontrar durante nuestra aventura y gracias a las cuales podremos desde curarnos hasta paralizar a los enemigos, además de completar ciertos puzles y liberar sendas. Ante la monería de los Rots también hay que estacar a los enemigos y en concreto a los jefes, los cuales tienen unos diseños muy interesantes y nos darán unos combates hasta cierto punto espectaculares.
Kena: Bridge of Spirits es un juego precioso, con una dirección de arte espectacular
Será esencial para nosotros investigar bien los diferentes escenarios y encontrar a los Rots, ya que en este juego es lo equivalente a subir de nivel y por consiguiente nos dará acceso a nuevas habilidades para comprarlas con Karma, las cuales si bien son algo escuetas, son necesarias pare enfrentar lo que en modo normal ya es un sistema de combate poco permisivo. A grandes rasgos el combate no es difícil y los parries y las esquivas no son difíciles de dominar, pero es completamente normal que en algún momento la pifiemos y el juego nos penalice con un golpe que nos quite gran cantidad de vida. No es que estemos ante un Souls pero no siempre saldremos victoriosos dando mamporros sin ton ni son, por lo que reconocer el entorno y gestionar bien las flores de cura será esencial para manejar correctamente la mayoría de enfrentamientos.
Bonito y detallista
Lo cortés no quita lo valiente, y centrarse en lo bonito de un juego no hace que el resto de elementos no tengan importancia, sobre todo en juegos como Kena: Bridge of Spirits, que tienen unas bases y un desarrollo bastante robustos. Pero es que no puedo evitar fijarme en ello y destacar que estamos ante un juego precioso, increíblemente bonito, con una dirección de arte espectacular, que sabe a través de lo de que vemos y lo que oímos, anclarse en lo más profundo de nosotros.
Si nos centramos en lo visual como he comentado antes, estamos ante la traslación de la animación para cine de hoy en día pero llevada al videojuego, lo cual se traduce en unos acabados y unos diseños impresionantes y unas animaciones dignas de ser una película por sí mismas. Pero lo más increíble de todo es cómo gracias a su diseño un juego de unas diez horas parece mucho más grande y amplio, un concepto que se enlaza con lo que ya he comentado antes sobre el diseño de niveles y al final se traduce en que te crees el juego; salvo por pequeñas cosas, apenas percibes la construcción de los niveles y sientes en todo momento que ese mundo está vivo y que ahí han pasado de verdad cosas antes de que tú llegaras.

Pero sin duda uno de los elementos que realza a los demás y acaba de redondear a esta obra como una de las más bonitas y hermosas de este 2021 es sin duda su banda sonora. Por momentos es sutil y en otros más evidente, pero siempre sabe realzar lo que está ocurriendo en pantalla, creando momentos de encanto y brillantez magníficos. Siempre digo que para mí una buena BSO puede hacer de un juego mediocre un juegazo, pero es que este caso no solo es que esté a la altura del conjunto si no que lo hace relucir como lo que es, una gran obra.
Conclusiones
Acabo este análisis con la sensación de que no he sido capaz de explicar de verdad lo bonito que es este juego a tantos niveles. Pese a ser un juego AA da casi el 100% de lo que tiene en casi todos sus apartados. Es posible que hubiera podido ser más complejo en cuanto al gameplay, pero tal y como es guarda mucha coherencia con su propia duración.
Kena: Bridge of Spirits es de esos juegos de los que me alegro mucho de analizar, porque son verdaderamente importantes y tratan de hacer algo especial, que aunque no sea muy distinto a lo que ya hemos visto antes, en términos generales se define como una obra memorable y admirable, que para nada se puede considerar menor, y menos desde el pasado 19 de noviembre que podemos hacernos con ella en formato físico gracias al equipo de Tesura Games. Un detalle que a priori puede parecer banal, pero que hace justicia a la existencia de un juego que yo recordaré siempre.
Kena: Bridge of Spirits
Puntuación Final - 9
9
Imprescindible
Kena: Bridge of Spirits es un juego entre un millón. Sin ser perfecto ni hacer grandes aspavientos, consigue emocionarnos e involucrarnos con él y demostrarnos cómo debe ser un buen juego.