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Have a Nice Death – Análisis PC

La muerte os sienta tan bien

Pues a mí la muerte me sienta fatal, al contrario que la película del bueno de Robert Zemeckis. Resulta que en el fondo me aterra conocerla, y eso que sólo puedo imaginarla. Sinceramente, no sé qué es peor, si lo uno o lo otro. Cuando pienso en ella, siempre llego a la misma conclusión, que lo mejor es vivir el viaje uno mismo y exprimir cada pequeño detalle, incluso el más insignificante. Be here now, baby, dijo Willem Dafoe. Sin embargo, para lo bueno y para lo malo, estos debates internos sobre el futuro siempre acaban suplicando un mínimo de atención. Y yo estaré ahí, participando en soledad como un genio, un idiota, o ambos. Pero cuidado ahí, que Have a Nice Death en ningún caso busca abordar una reflexión muy profunda sobre el antes y el después.

De hecho, prefiere expandir su narrativa satirizando hábilmente nuestro presente, evidenciando las cara oscura de nuestra especie desde la modernidad más descarada y decadente con una fina línea que separa lo trágico de lo cómico. A la mayoría nos entró directamente por los ojos en un principio, veamos si ha cumplido con las expectativas o si, en el peor de los casos, es preferible dedicarle un sentido entierro.

Desde Magic Design Studios lo exponen con clarividencia. La muerte, el CEO de los hijos de puta, la amenaza fantasma de todos los siglos, la única agencia de viajes con billetes hacia el más allá, está hasta los cojones. Varios de los trabajadores más notorios de Death Incorporated parecen pasar de absolutamente todo mientras nuestro protagonista, director y verdugo estrella de la empresa, se siente sobrepasado ante gigantescas e interminables torres de papeleo, una responsabilidad prácticamente imposible de asumir por los mortales, y no tan mortales.

Hospitales de Sevilla en Halloween.

Lejos de abordar el estrés con diplomacia, y aquí es donde ya entramos nosotros, se dispone a preparar todo su arsenal para liarse a palos con todo dios y así restaurar el equilibrio de gestión y producción. Poético y conciso, no se pide más. Con un control muy fluido y satisfactorio, abierto a generar una serie combos muy dinámicos y llamativos, y un sentido del humor a prueba de bombas, nos adentraremos en las entrañas del mismísimo infierno navegando entre departamentos de toda clase y color, cada una con sus respectivas particularidades o peligros.

Estos escenarios tan tétricos y expresivos, del mismo modo que todas las criaturas habidas y por haber en los rincones de la compañía, lucen verdaderamente espectaculares a nivel artístico. Se benefician de una inteligentísima sinergia de colores fundidos predominantes que aportan una mayor profundidad contextual a una atmósfera ya de por sí irónica, sombría y opresiva, siempre resguardándose de una posible desorientación tonal mediante una capa robusta de comedia negra que maquilla con frescura las punzantes intenciones de la propuesta, un disparo directo al capitalismo, la muerte como un negocio universalizado e irremediable en tiempos terroríficamente inadaptados.

No obstante, a pesar de su efectiva apariencia, no terminan de ser lugares demasiado interesantes a la hora de explorar o exprimir las mecánicas en cuestión. Si bien es cierto que podemos seguir pistas para llegar a ciertas zonas secretas, la sensación de inmersión no logra alcanzar todo su potencial, pues uno de los primeros puntos que busca un jugador en un juego de mazmorras es, precisamente, perderse y que no le importe nada en absoluto. Su excesiva rigidez en cuanto a la estructura del mapeado, en definitiva, no le permite coronar la cumbre de su propio género pudiendo haberlo hecho con un esfuerzo más evidente.

Las cosas claras, Have a Nice Death es un juego difícil. No va a ser la primera vez que pases por aquí, ni la segunda, ni la tercera tampoco.

Por suerte, no todo son carencias dentro de las limitaciones de su entorno. Independientemente del tipo de sala o riesgo, podremos interactuar con una buena cantidad de personajes e integrarnos en sus conversaciones, cada uno más pirado que el anterior. Como recurso esencial para ampliar el lore de la obra, contemplar el desarrollo de los pertinentes diálogos, una sarta de hilarantes ocurrencias o comportamientos notablemente extraños, se convierte en una tarea bien interesante si la intención del usuario se basa en investigar hasta el fondo del asunto.

En ese caso, no dispondrán de motivos para quejarse, pues Have a Nice Death promete mostrar varios finales para las parcas más pacientes y decididas a encontrarse con el cien por cien. Si no es tu caso particular, aún te quedan unas quince horas aproximadas para convertirte en el puto amo y explicar tu postura a base de hostias, sin distracciones. No es poca cosa.

En ocasiones puedes aprovechar las ventajas de ciertas bonificaciones en plena partida. Eso sí, elige con sabiduría, la fortuna no siempre aparece.

Debe destacar que, más pronto que tarde, caeremos en la cuenta de que avanzar a la siguiente etapa y aguantar la agresividad general del ambiente no es nada fácil. A decir verdad, la diferencia entre los jefes finales y los enemigos normales es increíblemente abismal, hasta el punto de suponer un desequilibrio importante para el conjunto.

Al ser testigos de una variedad tan atractiva de armas, hechizos y bonificaciones y unos enfrentamientos la mar de entretenidos y severos, se echa en falta un sistema de progresión más acorde con las exigencias iniciales del título. Cuando mueres y finaliza la partida, ganas experiencia para desbloquear características especiales y facilitar el trabajo, pero no es suficiente. Cuando recoges almas, lingotes y otras monedas de cambio, ganas acceso para optar a un mejor armamento, un respiro para tu barra de vida y de maná u otras tonterías de relativa importancia, pero no es suficiente. ¿Y por qué no es suficiente? Porque el azar juega un papel demasiado relevante en las incursiones.

El problema es simple, al fin y al cabo. No siempre vamos a disfrutar de los mejores objetos o las ventajas más potentes, depende en su mayoría de una escala de fortuna que amenaza parcialmente las bases de una línea de dificultad precisa y agradecida. Pese a que son curvas a priori muy pronunciadas para un resultado final pleno y satisfactorio, es vital reconocer que el equipo de Magic Design Studios ha sabido jugar sus cartas con sabiduría, de modo que, si analizamos la balanza, los puntos fuertes de su trabajo poseen las justificaciones exactas como para disimular con perceptible pericia sus flaquezas. En otras palabras, el disfrute permanece asegurado de principio a fin.

Es muy probable que Have a Nice Death sea incapaz de soportar las odiosas e inevitables comparaciones con otros roguelike cuya huella forme ya parte del olimpo comercial y, quizás, prematuramente nostálgico de nuestra memoria. Y será una pena, porque estamos ante un juego competente en líneas generales. Un sistema de combate muy divertido, unos personajes bastante extraños y simpáticos con algunas líneas de diálogo demoledoras y un estilazo tremendo.

Unos ajustes importantes aquí y allá en su desarrollo progresivo y sus bases de exploración y tendríamos el título con el que hasta tus abuelos se pelearían por un turno al teclado o a los mandos. Una opción a tener en cuenta para todos aquellos eternos buscadores de desafíos, aunque los que se conforman con un ratito de diversión inmediata también tendrán su espacio.

Have a Nice Death

Puntuación final - 7.5

7.5

Recomendado

Sin pasar por alto algunos desniveles en sus métodos de dificultad y progresión, hablamos de un roguelike competente con una crítica muy divertida e irónica a las grandes corporaciones. Una alternativa divertida y vistosa para los amantes de los retos.

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Antonio Marchena

"Pero ahora bailamos este macabro fandango, y cuatro años habrán de pasar para poder descansar". Bueno, llevo más de una década enamorado de un fontanero al que le chifla meterse en tuberías seguramente malolientes. No me quejo.
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