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Going Under – Análisis PC

Fiasco en Fizzle

Por fin un juego que no tiene opción de pillar cosas del escenario como armas improvisadas, sino que ese es su mecánica central de combate. Y es que no hay más mala saña que coger el primer objeto que pilles y estampárselo a alguien. Un poco como en las pelis de Jackie Chan, solo que sin artes marciales; Y tú mira qué casualidad, la protagonista de Going Under se llama Jackie (de Jacqueline Fiasco).

La nueva becaria entrará entusiasmada para aprender marketing en Bebidas Fizzle, marca registrada, y lo mismo ganarse un puesto en la compañía, pero como es costumbre en las prácticas laborales, le tocará Jacqueline Fiasco hacer trabajos no muy relacionados con lo esperado. Nada grave, solo deberá combatir goblins, esqueletos, demonios… ya sabes, lo típico que tiene cualquier empresa emprendedora en su sótano.

Going Under es un rogue-lite en 3D con cámara rotatoria. Aggro Crab, el equipo indie, sorprende con algo poco visto en este género de mazmorras y aleatoriedad: dar un gran peso a la historia. No es el primero en hacerlo, véanse Hades o Children of Morta, pero sí en crear una ambientación tan única, mezclando prácticas laborales con la temática de fantasía rolera.

Deslizándote por estos túneles llegas a los pisos inferiores infestados de no humanos

Sus escenarios coloridos, con paletas perfectamente pensadas, aprovechan las sombras para dar una buena sensación de profundidad a las tres dimensiones del título. Entre esto y sus modelos redondeados recuerda bastante a los dibujos animados actuales, que suelen huir de figuras puntiagudas salvo a la hora de representar a los malos, como Hora de Aventuras, Steven Universe o Gravity Falls, por nombrar algunos.

El guion va a machete con comentarios de lo más mordaces y “humor corporativo”. Aunque al principio parecen más interrumpir el flujo del juego, la historia se va tornando más y más interesante hasta que quieres seguir explorando las mazmorras solo por ver qué más puedes hacer para tus nuevos colegas de trabajo. Hacía tiempo que un juego no conectaba tanto conmigo con humor, juntando perfectamente el sarcasmo milenial con el absurdo de la Generación Z, y le queda tiempo a sacar chistes frikis.

El punto de nexo es la moderna oficina de Fizzle, dentro de la multinacional Cublice, donde podemos movernos con libertad para conversar con los compañeros, darnos encargos muy concretos y elegir desde aquí arriba a cuál de las tres mazmorras bajar. Recordemos que Jackie solo es una pringada como otra cualquiera y, aunque sabe mucho de marketing, no le servirá de mucho para luchar contra goblins (perdón, joblins). Y como no es una guerrera, se comprende que sus combates sean toscos, caóticos y deseando terminarlos cuanto antes.

Cada panta tendrá una tienda en donde gastar dinero, que solo servirá en esa run

En este aspecto, Going Under tiene un sentido de acción curioso porque no termina de ser del todo dinámico, pero los movimientos de la prota y los enemigos son telegrafiados y muy rápidos. Me explico: cualquier ataque lleva una fracción de tiempo, aunque sea corta, para avisar del ataque, pero tras ese input, el golpe es prácticamente instantáneo. Esto vuelve los enfrentamientos tensos porque, a la mínima que el monstruo haga un movimiento en falso, hay que apartarse a la de YA, y aquí viene la segunda guinda, la esquiva, y funciona justo al revés: Mientras que la ofensiva lleva pausa-acción, la defensa es un movimiento amplio, instantáneo también, pero deja expuesto a Jackie un segundo entero, es decir, la esquiva es acción-pausa. Lo que más me gusta de esto es que, de nuevo, tiene sentido porque la becaria no está preparada para luchar, así que hace un intento de voltereta, pero se queda a mitad y cae de culo. Minipunto para Aggro Crab por otro detalle gracioso.

En Going Under no valen las rutas pacíficas; Cada mazmorra se compone de tres plantas aleatorizadas y una cuarta que corresponde al jefe final, y en cada nueva sala hay que derrotar obligatoriamente a todos los rivales para poder progresar. ¿Qué se la va a hacer? Es lo que te pidió el manager.

Hay salas con pequeños retos totalmente opcionales

El título sufre bastante, como otros tantos rogue-lites, de ser muy repetitivo. Salas prototípicas, variedad limitada de enemigos, algunos de ellos incluso clónicos… Pero compensa ofreciendo patrones de movimiento muy distintos, ataques ingeniosos y unos refrescantes jefes finales. Además, la IA está muy lograda, haciendo que los grupos enemigos te rodeen lentamente para que nunca estés eternamente fijando a uno de ellos. ¡El movimiento es clave para no estar con la guardia baja!

Para vencer, hay al alcance variedad de armas que combinan utensilios de oficina con herramientas acorde a la temática de la mazmorra, y por tanto exclusivas de ella. Cada arma tiene distintos daños, durabilidad, efectos, pesos, tipos de lanzamiento y alcance. Puedes llevar hasta tres, y cuando irremediablemente se rompan hay que reponer con alguna nueva en un ciclo continuo hasta perder o superar la prueba.

Aquí la aleatoriedad sirve para impedir abusar de las mejores armas, aunque sea antes o después nos toparemos siempre con todas, o al menos siempre me ha pasado, y es que cada sala está repleta de herramientas. Entre tanta opción, muchas no son más que morralla y el mejor uso que podemos hacer es lanzándola con un enérgico YEET!; y lo mismito va para las armas a punto de romperse.

¿Limos emoji y diablillos otaku? Pa’lante

El lanzamiento de objetos hace un daño extra, es cierto, pero es difícil calcular su trayectoria y más cuando apuntamos a enemigos, de por serie, inquietos. Y aunque el juego de sombras y el ver la trayectoria cuando preparamos a lanzar ayuda, de poco sirve cuando el enemigo está justo delante, porque el cuerpo de Jackie nos tapa. Es en estos momentos que hubiera agradecido que la cámara se pudiera mover también en vertical y no solo a los lados.

He de decir que, aunque a nivel mecánico sea simple, Going Under aprovecha al máximo sus capacidades con el sistema de progresión. No es un RPG, pero si completamos las misiones secundarias de cada compañero, podremos subir su nivel de mentoría. Hay cinco, cada uno con mejoras orientadas a diferentes funciones, todas muy útiles, aunque solo podremos equiparnos a uno. También regresaremos más fuertes con otras mejoras dominando habilidades pasivas y desbloqueando otras nuevas usando cúbits en la oficina. Ya solo es cuestión de encontrar una combinación que nos agrade e irnos adaptando a lo que nos encontremos en las plantas bajas de Cubicle.

Going Under sorprende con su apartado artístico tipo Teleñecos, la gracia con la que narran y el súper original mundo “fantasiosoficinesco”. Entra fácil desde el principio (tiene opciones de ayuda muy adaptables) y aumenta el ritmo en la segunda mitad, tanto desafío jugabilísitco como el trasfondo de la historia de Bebidas Fizzle, comprendiendo que quienes trabajan ahí son tan pobres diablos como los monstruos que hay abajo. Es un gusto cómo la interacción con los personajes refleja su personalidad a la vez que te van dando detalles sueltos de la situación de la compañía emprendedora. Por favor, más rogue-lites en esta línea narrativa.

Modo Asistido de Going Under
Todo lo que sea opciones de accesibilidad es bien recibido

Going Under

Puntuación Final - 8.5

8.5

Recomendado

Un rogue-lite dungeon-brawler sin mayores pretensiones que lanzar una historia ridícula, original y épica a partes iguales sobre la actualidad del trabajo entremezclado con temáticas de fantasía D&D. Entretenido aunque un tanto repetitivo, y lleno de detalles graciosos.

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Daniel "Fullbull" Rubio

No me pidas mucho para los textos, que solo hice el bachiller de ciencias. En esta vida me gustan tres cosas: cerebro, videojuegos y carlinos.
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