A veces, cuando tenemos que sentarnos y escribir sobre un juego, tenemos más que claro de qué queremos hablar y de cómo hacerlo. En otras ocasiones, de lo contrario, sentimos que simplemente nos hemos quedado en blanco y no sabemos cómo deberíamos de empezar. No es de extrañar que nos impresione e incluso sintamos cierto respeto para hablar de según qué juegos y en este caso me encuentro en esta situación.
Volvemos una vez más a vivir un nuevo viaje; un viaje que se siente familiar, pero a su vez, un viaje que consigue volver a sorprendernos. God of War: Ragnarök, es un juego continuista que tiene muy presente a su antecesor, pero consigue mejorar la fórmula que ya conocíamos.
En 2018 la saga se reinventó así misma, dándonos una mejor versión de Kratos y también de su jugabilidad, apostando por un hombre que deja atrás su pasado y se enfrenta a la misión más importante de su vida: la paternidad. Tras terminar esta aventura, os traemos nuestro análisis de God of War: Ragnarök para PlayStation 5 y evidentemente, sin spoilers.
Abre tu corazón
La historia de God of War: Ragnarök se narra tras tres largos años en los que el Fimbulvert ha asolado los Nueve Reinos. Como dice la profecía, tras tres inviernos sucesivos sin verano llegará el final, el Ragnarök, y destruirá todo a su paso.
Una vez más, Kratos y Atreus, padre e hijo, deberán trabajar mano a mano para impedir que este mal consiga destruir todo lo que aman. No entraremos en más detalles sobre la historia principal, ni en los viejos amigos que nos encontraremos, ni mucho menos en lo que conoceremos. Esta aventura es mejor que la conozcas por ti mismo.
Lo que sí podemos decir es que esta historia es el culmen de la relación entre ambos, un camino largo, repleto de baches que poco a poco consigue llegar a buen puerto, dándonos una gran historia emotiva.

Debemos ser mejores
A nivel jugable nos encontramos también con algo que ya conocemos, pero mejorado. La acción es su estado más puro, con combates bestiales en los que no dudaremos en descuartizar a nuestros enemigos con nuestras propias manos.
El sistema de combate se siente familiar, pero mejorando aún más su propuesta original
A pesar de contar con casi los mismos recursos que en su primera entrega, volver a disfrutar de su sistema de combate ha sido todo un placer, siendo este uno de los puntos más importantes a destacar en la obra. En su antecesor este sistema ya era óptimo y muy disfrutable; me ha agradado ver que se ha respetado, pero a su vez se ha querido mejorar. Ahora tenemos más libertad a la hora de movernos por los escenarios, podemos saltar de una zona a otra o caer en picado sobre un enemigo y abatirlo; son muchas las posibilidades para sacar el mayor rendimiento a este juego. El entorno es importante y podemos hacer uso de él. También nos encontraremos con diversos objetos que podremos usar contra nuestros enemigos, y creedme cuando os digo que les hará mucho daño.
Combos brutales, la implementación de saber cuándo deberemos ordenar a nuestro compañero que ataque, la importancia de las flechas, tener claro cuáles son los elementos de nuestras armas y cómo derribarían la barrera de algunos enemigos, son algunas de las muchas cualidades que nos encontraremos. Los enemigos cuentan con dos barras, la de su vitalidad, que según vayamos atacándoles irá bajando, y la de aturdimiento, que de lo contrario irá en aumento, hasta que podamos desatar toda nuestra furia sobre el pobre enemigo. El título guarda más de una sorpresa que no desvelaremos, y que se han convertido en algunos de mis momentos favoritos; en estos detalles es donde vemos realmente el nivel de mejora de esta entrega.
God of War: Ragnarök no es un juego fácil, es más, me atrevería a decir que es un poco más complejo que el anterior. Aunque, no debes preocuparte en exceso por esto, ya que la accesibilidad es un punto en el que han querido trabajar esmerándose. God of War: Ragnarök es un juego para que todos y todas podamos jugar, más allá de nuestras limitaciones.

Por otra parte, lo que sí me hubiera gustado que se hubiera dado es una revisión en el menú, en el que encontraremos el árbol de habilidades, nuestra armadura, los objetos, etc. El mismo patrón que ya conocíamos y que sinceramente pienso que se podría mejorar, ya que es un tanto confuso. Una mejora que hemos podido encontrar es en el árbol de habilidad: una vez subamos una habilidad al máximo, podemos implementarle una mejora que notaremos en el combate.
Los hermanos Sindri y Brok no podían faltar, y una vez más serán nuestros fieles amigos que nos ayudarán en mejorar nuestras armas y armaduras, gracias a los objetos que vayamos encontrando en cada combate. También podremos crear encantamientos que nos iremos equipando para ser aún más un verdadero Dios. Además, si nos hemos dejado algún objeto olvidado ellos lo recogerán para nosotros y podremos cogerlo en el baúl de la herrería.
Los enemigos no se quedan atrás y no solo tendremos unos combates memorables contra algunos bosses principales, sino que también encontraremos enemigos secretos que nos harán sudar la gota gorda. También es de agradecer que nos encontremos con un mayor número de enemigos diferentes y de los que tendremos que aprender mediante ensayo y error a combatirlos.
Todo no iba a ser perfecto y ahora toca hablar de un detalle que en su justa medida está bien, pero que considero que ha abusado de su fórmula: la cantidad de puzles que nos encontraremos a lo largo de nuestra aventura. He sentido que algunos de ellos solo eran para alargar el juego, cuando no lo necesita. El título ya brilla por sí solo y no es necesario hacernos parar por cualquier cosa insignificante, ya que lo único que consigue es sacarnos del mood del juego.
Lo bueno de todos estos puzles es que no son complicados de realizar, pero sí nos harán estar muy atentos a todo nuestro entorno, al igual que tendremos que usar nuestro ingenio con las herramientas que tenemos para afrontarlo. Si nos vemos atascados, nuestro compañero nos ayudará en resolver el acertijo. Al igual que pasaba en Horizon Forbidden West, se nos dan las soluciones muy rápidamente y esto puede ser agobiante a la par que frustrante, pero por suerte, esto se puede modificar a través del menú.

Rompiendo el destino
Algo que me daba miedo en un principio era que los escenarios iban a estar cubiertos por la nieve y que al final me acabaría cansando, pero estaba muy equivocada y doy gracias. La variedad es grande y gráficamente son preciosos.
Nos encontramos ante un mundo semiabierto, en el que exploraremos zonas que ya conocíamos y nuevas partes totalmente nuevas. Veremos la grandeza de todas estas zonas en cuanto digamos de explorar un poco más allá de la historia principal. Durante la aventura iremos visitando todos estos sitios y aunque a veces tengamos que volver a una misma zona, gracias a una nueva herramienta que iremos desbloqueando podremos tomar otros caminos que a priori eran imposibles. Una vez más, demostrando que nos encontramos ante un juego más grande y más rico.
Las misiones secundarias están repletas de información sobre la mitología y el lore del juego; es más, muchas de ellas, podrían haber sido perfectamente una misión principal del juego. Muy recomendable pararse un poco en ellas y disfrutarlas.
Volvemos a encontrarnos con diferentes cofres para los que deberemos de afrontar algún desafío para poder abrirlo y muchos detalles más que iremos viendo durante cada paso que demos. Los Nueve Reinos se sienten vivos y no pararán en demostrarlo a cada momento que estemos en ellos.
Para movernos entre los diferentes Reinos a veces contaremos con alguna montura. A su vez también podremos movernos a través de los portales con total libertad. Explorar todo este mapa da beneficios y es más que recomendable perderse en él.

Lo haremos juntos
Esta es mi parte favorita del juego y de la que menos puedo hablar por ser spoilers. Los personajes secundarios que ya conocimos en la primera entrega y algunos nuevos pasan a un primerísimo plano, dándonos un elenco de personajes muy pero que muy interesante.
Cada uno de estos personajes tiene algo que contarnos y no son unos simples peones para complementar la historia principal, no. Acabarás encariñándote con ellos y queriendo vivir más aventuras juntos. Hay tantos detalles y son tan importantes los lazos en este juego que si prestas un mínimo de atención encontrarás diálogos de lo más interesantes y que humanizan a cada uno de estos personajes.
El plano secuencia es un recurso que se utiliza mucho en esta entrega y que personalmente me gusta, ya que nos permite una vez más ver hasta qué punto se ha trabajado cada detalle, para que no perdamos de vista nada de lo que ocurre.
La música cobra un papel importante también, regalándonos momentos realmente emotivos y sabiendo cuando entonar según que melodía. Tenemos una vez más un doblaje al español impecable, con voces que saben plasmar a la perfección a los personajes que interpretan y demostrando su profesionalidad dentro del mundo del doblaje.

Conclusiones
Finalmente, quiero en estas últimas líneas explicar el porqué de esta nota y qué me ha llevado a tal cosa tras pensarlo realmente mucho. El juego es sobresaliente, sin ninguna duda, y para mí, mejor que su antecesor. El problema que me he encontrado, aparte de la inmensa cantidad de puzles que me sacaban totalmente de contexto durante la aventura, fueron algunos bugs. Me explico.
Cuando empecé a jugar al título me encontré con algún problemilla visual que para nada dificultaba la experiencia ni la ennegrecía, eran unos pequeños detalles sin importancia. Pero, para el final de mi aventura y al instalar un nuevo parche, fue cuando tuve un gran problema; tanto es así que me perdí un trozo de la historia, ya que se lo saltó.
Primero tuve un crasheo con la consola y luego al conseguir encender la consola el juego me encendió la partida en un lugar más avanzado que no conocía y delante de un boss que ni había llegado a él. Sí que es cierto que al encender la consola una vez terminado el juego y estando a punto de empezar este texto, volvía a actualizarse, algo que dice mucho del estudio que no para de trabajar para mejorar su producto. No digo que esto sea un problema general ni mucho menos, esto es mi experiencia personal y por ende esta es mi nota.
Si esperabais un gran salto en su apartado gráfico no lo encontraréis, pero el juego ya se veía espectacular antes y ahora también. Tenemos diferentes modos de juego; el modo rendimiento a 1440-2160p y 60fps y el modo resolución a 4K nativos a 30fps, lo mejor que podéis hacer es ir probando cada uno de ellos y viendo cuál es el que mejor se adapta a vosotros.
Por último, decir que, si jugasteis a la primera entrega, God of War: Ragnarök es un imprescindible. Acompaña una vez más a Kratos y a Atreus en esta aventura por los Nueve Reinos; no te decepcionará.

God of War: Ragnarök
Puntuación Final - 9
9
Imprescindible
God of War: Ragnarök consigue mejorar aún más su propuesta original, trayendo uno de los mejores títulos dentro de la saga de Kratos.