Viendo el tráiler de lanzamiento de Fort Solis, no podía evitar pensar lo mucho que constata que Dead Space es un clásico eterno de los videojuegos. Ya pasó con The Callisto Protocol, pero tras el lanzamiento del juegazo de Visceral Games allá por 2008, es imposible ver un videojuego con tintes de terror ambientado en el espacio, y no pensar en su obra. No tengo pruebas, pero tampoco dudas de que Fallen Leaf y Black Drakkar Games, desarrolladores de Fort Solis, conscientes de esto, han decidido convertir ese rastro del imaginario colectivo en la semilla de su proyecto. Uniendo esas expectativas autogeneradas por el público a una campaña de marketing con trailers más sugerentes que explícitos, Fort Solis ha conseguido llegar a su lanzamiento con un halo de misterio y expectación muy favorecedor.
Tras haberlo completado en aproximadamente cuatro horas puedo aseguraros, en el buen sentido, que probablemente no sea lo que esperáis. Y es que estamos ante una aventura de fuerte componente narrativo que lleva el “menos es más” hasta (casi) las últimas consecuencias de forma muy valiente, aunque no sin algún “pero” que lo aleja de ser una experiencia tan memorable como su referente.
En el espacio (casi) nadie escucha tus gritos
Estamos ante uno de esos títulos en los que cuanto menos se sepa mejor, ya que el misterio es su principal atractivo, dentro y fuera del propio juego. En el juego comenzamos controlando a Jack Leary, un ingeniero de una base en Marte que, al final de un turno cualquiera, nota que algo raro pasa en las comunicaciones de una estación cercana, Fort Solis. Manteniendo el contacto por radio en todo momento con su compañera y amiga Jessica Appleton, irá investigando lo que se oculta en sus impresionantes instalaciones.
Podéis averiguar más cosas a través de sus tráilers, incluso en alguno de ellos los desarrolladores exponen algún referente que pueden poneros en alerta, pero no os lo recomiendo: si os parece atractivo el misterio que rodea al juego, permitid que se mantenga así, porque es el motor de la experiencia.
Estamos ante un juego cuya jugabilidad únicamente nos permitirá caminar, resolver algún que otro “puzle” e interactuar con ciertos objetos, todos ellos dirigidos, o bien a construir el interesante mundo de Fort Solis, o bien notas, audios y vídeos que nos irán dando pistas de lo que ha ocurrido en la base. El ritmo del juego es lento, tremendamente lento; no hay un botón para correr o caminar rápido y, si bien creo que la ambientación de este título es un éxito rotundo, aquí creo que han cometido un error importante. Habrá momentos en los que, por la propia historia, nuestro siguiente objetivo debería provocarnos una cierta sensación acuciante, y sin embargo nuestro personaje no será capaz de desplazarse deprisa por la estación.
En un juego tan centrado en el fotorrealismo, la inmersión y las soberbias interpretaciones de sus personajes, (no en vano cuenta con intérpretes de la talla de Troy Baker, Roger Clark o Julia Brown al frente), rompe un poco la experiencia el no poder trasladar esa coherencia narrativa que nos inculca la trama a nuestro avatar.
Fort Solis y la soledad
Fort Solis encuentra sus fortalezas en tres apartados: su misterio, como ya hemos comentado antes, su apartado técnico y su ambientación. A nivel técnico, Fort Solis solo se puede describir como impresionante. La recreación de la estación que sirve como escenario, con sus módulos interconectados, sus exteriores asolados por las inclemencias climáticas y sus increíblemente detallados interiores, es simplemente soberbia; es uno de los escenarios más coherentes y bien diseñados que he jugado en lo que va de año, y el simple hecho de pasearse por sus instalaciones y hacer un mapeo mental de la estación ya resulta muy divertido y absorbente. Hasta los documentos que encontramos de otras personas, un recurso típico del medio para la narración, se siente mucho más coherente y satisfactorio que en la mayoría de juegos que lo utilizan.
Fort Solis encuentra sus fortalezas en su misterio, su apartado técnico y su ambientación
Los modelados de los personajes y sus animaciones, unidos a sus excelentes interpretaciones, también son dignos de elogio. Pero sin duda, lo que debe llevarse toda la atención es el apartado sonoro del juego. Es uno de esos títulos que es imprescindible jugar con cascos. El absoluto silencio que nos rodea, solo roto por el viento de fuera, ocasionales ruidos metálicos u objetos que se caen en la lejanía, es realmente inquietante. Fort Solis es un absoluto éxito a la hora de generar en nosotros una terrorífica sensación de soledad.
El diseño de la estación, la historia que vamos desentrañando, el silencio y el terror que provoca el simple hecho de recorrer la estación casan a la perfección para crear una ambientación a la altura de los mejores exponentes del género. El mayor triunfo de Fallen Leaf y Black Drakkar Games a la hora de llevar a cabo este proyecto es comprender que solo el explorar una estación espacial en la que ha ocurrido algo indeterminado en solitario ya es algo realmente terrorífico de por sí.
Por desgracia, hay un par de decisiones a nivel jugable que empañan el resultado final por mucho, ya que afectan de forma directa a cómo recibimos y percibimos su trama y su misterio, que en este caso lo es todo. Ya he comentado antes que en ciertos momentos la velocidad de desplazamiento es un problema (y no quiero pensar mal, pero bien puede ser para alargar de forma artificial la experiencia).
Llegado cierto punto de la historia, debido a que hemos obtenido acceso a áreas a las que antes no podíamos llegar, apetecería recorrer de nuevo toda la estación para terminar de mapearla; sin embargo, la velocidad a la que nos movemos es un elemento tremendamente disuasorio a lo hora de favorecer un afán de exploración que surge de forma natural gracias a su fabuloso escenario. Tampoco ayuda que su historia sea tan atractiva; es muy difícil que no os acabéis Fort Solis de una sentada, porque te atrapa desde el principio. Eso sí, el final de la aventura puede sentirse un poco flojo, pero en gran medida es por lo intenso que resulta el viaje.
Otro problema del juego viene por culpa de los QTE que plantea. No solo aparecen y desaparecen a una velocidad solo accesible para jugadores profesionales de Counter Strike, sino que además casi nunca queda claro si los has acertado o fallado por lo que vemos en pantalla. No parece haber ninguna relación entre la superación o el fracaso del QTE con lo que luego aparece, y es algo que puede llegar a sentirse muy injusto; como jugador. Debido a que se ha querido hacer en plano secuencia, sin cortes, supongo que no se han planteado soluciones menos orgánicas, pero más coherentes, como una toma de decisiones rápida a lo Telltale, pero desde luego tal y como está no favorece en absoluto al juego. Sería mejor que no hubiera ninguna interacción en estos momentos, y que se mantuviera como una experiencia puramente narrativa.
Conclusiones
Si bien algunas de sus decisiones a nivel jugable dañan mucho al conjunto, las horas de miedo y fascinación que he pasado explorando Fort Solis sin duda han merecido la pena. Si os llama la atención su premisa, y os gusta cuando juegan con vuestras expectativas, Fort Solis puede ser una de las mejores experiencias de este año.
No obstante, si tenéis problemas con los videojuegos muy centrados en su historia y con poca interacción con parte del jugador, así como de ritmo lento, no es vuestro juego: esto no es Dead Space, y eso está bien. Si os interesan las ediciones físicas, Meridiem es la encargada de esta espectacular edición en nuestro territorio.
Fort Solis
Puntuación Final - 8
8
Recomendado
Si os llama la atención su premisa, y os gusta cuando juegan con vuestras expectativas, Fort Solis puede ser una de las mejores experiencias de este año.