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Dying Light: Bad Blood – Análisis PC

Atrapados entre los zombies y los jugadores

Es un hecho que en estos dos últimos años se ha puesto de moda el battle royale y en Techland no han querido desaprovechar la oportunidad de subirse al carro. En Dying Light: Bad Blood partimos de una premisa bastante original dentro de este género: no está enfocado únicamente a pelear contra otras personas. Aparte de combatir contra jugadores por la supervivencia, también nos encontraremos zombies que intentarán hincarnos el diente; y todo esto aderezado con un sistema de parkour que ya se encontraba en el juego original.
Como aficionada a los juegos de disparos, mi primera toma de contacto con un battle royale fue PlayerUnknown’s Battlegrounds (PUBG). Sea casualidad o destino, ha caído en mis manos Bad Blood. Estoy encantada de estrenarme en el mundo de los análisis con él y daros mi humilde opinión sobre lo que este título quiere ofrecernos.

Lo primero que hago al entrar al juego es curiosear por las diversas opciones que nos ofrece. Empiezo por la pestaña de personalización, donde podemos cambiar la ropa de nuestro personaje, aunque solo podemos obtener ropa a través de las cajas de botín. Otras cosas que podemos cambiar son el avatar y el archteype (arquetipo) de nuestro personaje. Nos dan a escoger elegir entre tres (runner, athlete y engineer). Después de todo el tiempo que he jugado, la única diferencia que he encontrado entre los arquetipos es simplemente el estilo de ropa que lleva nuestro personaje. Los tres corren y se cansan igual de rápido. También podemos escoger el aspecto de nuestras armas, las cuales conforman un auténtico arsenal. Desde hachas y bates hasta guadañas, cuchillos, martillos, etc.En la pestaña de la tienda, podemos distinguir dos tipos de monedas. Las scars, que son las monedas que consigues por jugar o subir de nivel, y con las que desbloqueas apariencias específicas para tus armas. Los blood bucks, que son packs de billetes con los que puedes comprar prácticamente de todo. Este sistema de pago me recuerda mucho a los típicos juegos de móvil que basan su progreso en el paso del tiempo. La diferencia es que aquí nunca vas a ir por delante del resto por mucho que pagues, ya que todo lo que puedes comprar son simples cosméticos.

La última cosa que hago antes de meterme a mi primera partida es pasarme por las opciones para ver la configuración del juego y del teclado. También se puede jugar con mando, aunque yo he usado únicamente el teclado. Para mi sorpresa, descubro una característica que llama mi atención: el juego posee eye-tracking. Por desgracia, yo no poseo ningún dispositivo para aprovechar esta opción, pero ahí queda como curiosidad.

Con algo de nerviosismo y expectación le doy a jugar. El juego me muestra cuatro opciones: tutorial, casual, normal y ranked, estando esta última aún sin implementar. Yendo contra todos mis principios (mis amigos saben lo mucho que odio esto) e intentando ser profesional para poder escribir este análisis, le doy al botón de tutorial, el cual resulta ser (para mi sorpresa) un simple vídeo explicando las mecánicas. El modo casual solo puede jugarse con amigos, por lo que termino metiéndome a una partida normal. Y aquí es donde empieza lo bueno.

El juego trata básicamente de sobrevivir, y para ello debemos conseguir cierto número de muestras de sangre. Al inicio de cada partida apareces en una zona infestada de zombies que vigilan las llamadas hives (colmenas) de las cuales se extraen las muestras. Hay colmenas de varios tamaños, cuanto más grandes son, más material extraes, pero mejor vigiladas estarán. Normalmente suelen estar vigiladas por grupos de zombies normales acompañados de uno especial.

Estas muestras sirven para subir de nivel, lo cual mejora nuestras estadísticas. Y lo más importante, cuando hayamos reunido un número suficiente de ellas podremos llamar al helicóptero de rescate. Este solo puede salvar a una persona, por lo que la lucha por subirse será feroz. Es importante mencionar que el juego es en primera persona, por lo que estás constantemente en tensión y vigilando tus espaldas para evitar una emboscada, ya que las partidas son de 12 jugadores.

Podemos llevar hasta cuatro armas a la vez, sin embargo, debemos adaptar nuestro estilo de combate al arma que encontremos. Cuánto más grande es el arma más daño hará. También gastará más energía, al contrario que con las más pequeñas. Además, también podremos encontrar armas de fuego en las cajas que el helicóptero deja caer periódicamente.

Por el mapa podemos encontrar diversos objetos, desde botiquines y escudos hasta armas arrojadizas, cócteles molotov, arcos… Y trozos de armadura, que protegerán nuestra barra de vida. También podremos encontrar modificadores para nuestras armas, haciendo que éstas hagan daño electrificante, congelante etc.

El juego incluye en la interfaz un minimapa que distingue entre jugadores y PNJ, pero únicamente cuando los hayamos avistado. Por tanto, debemos guiarnos bastante por el oído para asegurarnos de que no estamos siendo perseguidos por otro jugador. El juego combina muy bien estos elementos con el parkour, que nos permite movernos libremente por el mapa. No solo podemos escalar y saltar, también existen cables que sirven como tirolinas para desplazarnos rápidamente de una zona a otra.

Dying Light: Bad Blood es un juego con muchas posibilidades, ya que es bastante original dentro de su género. En su apartado gráfico cumple con creces, y si tuviese que definirlo con una sola palabra sería frenético. Sin embargo, puede volverse bastante frustrante a veces, ya que se pueden dar muchas situaciones injustas. Además, llega en un momento donde el mercado está saturado de juegos de este género.

En mi opinión, la suerte influye demasiado, y si no eres el más rápido probablemente no dures mucho. Me quedo con las ganas de probarlo con amigos para ver cómo es jugar de manera cooperativa. Pero, a pesar de todo, he disfrutado de lo que este título ofrece.

Lucía Sáez Mariscal

Graduada en Periodismo, apasionada de los videojuegos, la lectura y ver series o anime. Si no estoy procrastinando con alguna de estas cosas es porque estoy escribiendo o dándole mimos a mi perra.
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