Deflector – Análisis PC

El mercado de los roguelike parece estar marcado por dos o tres grandes títulos. Es un género donde las mecánicas que funcionan, lo hacen muy bien y rara vez un título nuevo puede meterse en ese podio. Sin embargo, y teniendo en cuenta que no es necesario que estos nuevos títulos supongan un antes y un después, hace nada nos hemos encontrado con Deflector, un título que lleva a la cabeza a los desarrolladores Arrowfist Games, equipo español que demuestra tener grandes capacidades para hacer esta magia.

 Yo, Deflector

Deflector tiene lugar en un mundo sci-fi en el que somos un sujeto espécimen para pruebas para derrotar al llamado Núcleo por parte de una máquina gigante del mismo nombre, la cual, para qué mentir, recuerda mucho a la legendaria GladOS de la saga Portal.

Como suele pasar en este género, el argumento es el que resumo en las anteriores líneas, sin más. Muy simple pero efectivo a la hora de justificar a un personaje dando vueltas por unas instalaciones matando bichos, así que por esta parte no nos quejamos.

La zona de la imagen (lógicamente, bastante más grande de lo que se ve) será nuestra base de operaciones: aquí acabaremos cada vez que muramos en nuestro viaje o decidamos rendirnos. Cómo no, no faltarán en esta confortable zona un espacio para cambiar de personaje, otro para comprar mejoras y un log para comprobar nuestros desbloqueos. Todo muy bien apelotonado y sin complicaciones, para que lleguemos y peguemos, sin más vuelta de tuerca.

Una vez hablamos con Deflector, podemos optar a tres modos: la experiencia original de Deflector (o, dentro del juego, un examen rutinario de nosotros el espécimen), un modo entrenamiento y el modo Cepas de virus que desbloquearemos eventualmente, que hace la experiencia Deflector más difícil.

Durante la experiencia habitual de Deflector, podremos elegir el orden para atravesar cuatro zonas diferentes y de diferentes temáticas, yendo desde un pantano tóxico hasta cataratas de sangre. Serán cuatro zonas, pero su variedad aumenta su caché.

Ya dentro, y con la compañía de nuestra mascotita, que hará de transporte, nos moveremos por pequeñas zonas establecidas por marcadores en función de la recompensa que den: puntos para comprar mejoras, aumento de una mejora, mutaciones… Pero lo mejor de todo esto es que, habitualmente en los dos últimos tipos, habrá una anomalía. Una anomalía es un hándicap adicional para el jugador, como moverse más lentamente, que te persiga constantemente un rayo por la sala, que los enemigos exploten una vez mueran… y mil más, los cuales cambian según en qué momento entremos en según qué zona, pues, como se puede imaginar, alterar el orden no altera la dificultad; las zonas se adaptarán al orden que hayas escogido, por lo que es aconsejable que se haga la run de manera distinta alguna vez para ver todo el contenido.

Deflectar es una mecánica más que se debe usar.

Pero vamos a pasar al apartado jugable, ya que el nombre del juego viene por más aparte de por su gran robot: deflectar es un concepto del videojuego, y es el de devolver proyectiles. A priori no suena muy novedoso, pero la verdad es que en la práctica acaba siendo algo muy bien implementado, ya que los proyectiles deflectados son un arma más. Hay momentos donde obviar esta mecánica (complicado, pero a cada quién…) supone una dificultad añadida, ya que el juego, en ocasiones, puede tornar un poco bullet hell, sin llegar a la complejidad de los títulos pertenecientes a este género.

El apartado sonoro es un simple acompañamiento, pero es uno bueno: Deflector cuenta con una banda sonora compuesta por temas de hard rock y heavy metal que van muy bien con el frenetismo del juego, pues tengamos en cuenta que llega un momento de la run en el que nos enfrentaremos a hasta 3 oleadas de enemigos en cada minizona, por lo que la velocidad, precisión y manejo de las mecánicas jugables es algo a tener en cuenta, y este tipo de música le queda muy bien a esta premisa.

Antes he mencionado la variedad de personajes jugables. Existen un total de seis personajes jugables, cada uno con su propia manera de desbloquearse y, más importante, de jugarse.

Yo, por ejemplo, siempre he sido un bruto, por lo que el Asesino ha sido mi opción predilecta: un luchador a melé que hace absolutamente todo con su espada. Sin embargo, el juego comienza con el Erradicador, un personaje con un bumerán que puede deflectarlo indefinidamente para pelear, otro personaje que usará una herramienta adicional que deberá controlar simultáneamente para atacar y maniobrar, personajes a distancia… Para todos los gustos, por lo que esta selección de personajes es equilibrada y mira mucho por el jugador variado.

 Conclusiones

De vuelta al principio, mantengo que el sector de los roguelikes está dominado por los nombres de siempre. Cuesta mucho que te decantes por un juego nuevo antes que por los más grandes. Sin embargo, Deflector, a mi parecer, tiene las suficientes diferencias con las mecánicas de siempre como para que llame la atención tanto de jugadores veteranos como novatos.

La premisa de las cuatro zonas está muy bien, ya que poder alterar el orden ayuda a manejar mejor las zonas que peor se nos dan, y los jefes finales tienen sus mecánicas que debemos aprender y dominar con tal de recibir los menores daños posibles, a diferencia de otros juegos en los que lo que importa es llegar con el mejor upgrade para poder reventarlo de cuatro golpes: más vale maña que fuerza.

La jugabilidad es simple pero muy adictiva; es lo suficientemente rápida a la vez que medida de tal forma que quieres jugar más y más, tanto por perfeccionismo puro como para desbloquear las mejoras que te faltan, divididas en permanentes (aplican siempre) y activables (puedes llevar una cantidad determinada de cada tipo y son alternables), lo que supone un farmeo de la propia experiencia de juego que hace al conjunto algo muy divertido. El contenido es bueno y extenso, pero sin abrumar, y la dificultad está bastante bien medida para que sea algo desafiante que no lleve a un tilteo rápido. Como máximo, y por decir algo malo, me he encontrado con un bug en el que, dentro de la zona tóxica, por haber salido de la anterior minizona sobre agua envenenada, en la siguiente el veneno se aplicaba sin parar, suponiendo mi fácil muerte tras una run. Algo a arreglar, pero que no empaña una experiencia muy buena.

Deflector se va a convertir en, como mínimo, un nombre de tamaño considerable en el campo de los roguelikes.