Los colores, la profundidad y las luces, son elementos indispensables en los juegos de hoy en día. Verle los poros a Kratos o deslumbrarse con los efectos de un Call of Duty o Gears of War nuevos, son las cosas que desde hace años atraen a miles de jugadores, buscando una experiencia espectacular y fiel a la realidad.
Pero los gráficos no lo son todo, hay juegos que nos demuestran con ingenio y buen gusto que, de forma sencilla, se pueden hacer cosas formidables. En este caso Death Crown es un juego que no tiene nada más y nada menos que gráficos de 1 bit, dos colores, no necesita más para crear una experiencia adictiva y expresiva, cuyo arte y buen gusto está muy por encima de juegos con más potencia gráfica.

Una corona y la muerte
La corona de la Muerte ha sido robada, y ésta se ha levantado contra la Humanidad para castigarla y recuperar lo que es suyo. Un concepto muy interesante y original que sirve como punto de partida para un juego de estrategia algo distinto a lo que estamos acostumbrados.
Death Crown nos propone tres campañas distintas. La primera es la de la Muerte, donde como hemos comentado deberemos recuperar nuestra corona y castigar a la humanidad. En la segunda campaña, a modo de prólogo, deberemos ser parte de la Humanidad y descubrir más sobre la trama de esta historia. Y por último tendremos la campaña de los demonios, un ejército más con el que afrontar nuevos retos y así tener más horas de juego.

El reto que supone Death Crown es, ante todo, una gran e intensa experiencia jugable
En todos los casos la narrativa intercalada entre las partidas es bastante interesante, ya que en la mayoría de los casos, el juego utilizará su arte y su aspecto para contarnos todo solo con imágenes y sonidos, una forma muy pictórica de narrar, que en conjunto crea una experiencia animada muy potente, haciendo que jugar no solo sea divertido sino necesario para seguir admirando lo que el propio juego nos quiere mostrar.
Guerra
El sistema de combate de Death Crown está basado en algo similar a un juego de mesa. Básicamente tenemos tres construcciones distintas que aprovechar, con las que ampliar nuestro imperio y nuestro ejército, en una especie de ajedrez, donde nuestras tropas atacan automáticamente donde les digamos y la posición lo es todo.
Puede que aparentemente el sistema de juego sea algo limitado, pero nada más lejos de la realidad. Tendremos que decidir con rapidez si construir una torre defensiva, un cuartel en el que crear tropas o una mina de la que extraer materiales con los que poder construir más. Todo en un tablero con celdas definidas y delimitadas por montañas u otros accidentes geográficos, que harán que cada partida sea distinta. El sistema es verdaderamente vertiginoso, y acabaremos viendo como pulsamos botones y pensamos con rapidez nuestras estrategias, llegando al punto de vivir verdaderos retos, en los que posiblemente perderemos. Pero ello no debe desalentarnos; el reto que supone Death Crown es, ante todo, una gran e intensa experiencia jugable.

Fuera de la acción jugable, deberemos mejorar nuestros edificios con las piedras negras que conseguiremos durante las batallas, por lo que posicionarse cerca de estas en el momento de desplegar nuestros edificios será fundamental. No hay que olvidar que este juego es pura matemática y estrategia, por lo que tener los números a nuestro favor en ocasiones será esencial, por muy hábiles y listos que seamos.
Death Crown es un juego muy disfrutable, dedicándole el tiempo del que cada uno disponga. Como cualquier juego de mesa, siempre está ahí, para cuando tengamos un rato para él. Por ello, además del modo campaña tenemos tres modos más. El modo enfrentamiento, en el que podremos vivir una serie de batallas seguidas y el modo práctica, donde lógicamente podremos practicar. También hay modo multijugador local, con el que retar a otras personas o jugar en cooperativo y así no parar de jugar, sobre todo si eso le sumamos el modo dominación, en el cual tendremos que pasar una serie de combates a modo de reto. En definitiva, todo encarado a no parar de jugar y siempre tener una excusa o un momento para una batalla, donde nuestro ingenio y reflejos será puesto a prueba.

1 bit
Uno de los elementos más característicos de Death Crow es su apartado gráfico, el cual se basa en dos colores para crear todo. Una base blanca y unos pixeles en negro, serán más que suficiente para tenernos atrapados, pero si por alguna razón esta combinación no nos convence, podemos cambiar el color de fondo teniendo varias opciones. Esto es tremendamente útil, sobre todo si como en mi caso juegas en una TV 4k de 55 pulgadas, y el fondo blanco te deja básicamente ciego.
Es francamente impresionante lo que este juego consigue con tanta sencillez, dando ejemplo de lo que es un trabajo creativo y de diseño muy bien hecho. Algo que se puede apreciar no solo en las partidas, sino en las animaciones que nos van narrando la historia. Sin lugar a dudas, dentro de su contexto, estamos ante un juego que gráficamente es de 10, si tenemos en cuenta de que aprovecha al máximo lo que nos puede ofrecer.
En conjunto con el aspecto gráfico, tenemos una banda sonora muy adecuada con la temática. Con temas con un estilo muy a la par de juegos como Diablo, donde los instrumentos de cuerda son la voz principal, dándole ese ambiente tan propio del romanticismo (que no quiere decir que sea romántico), ese periodo en el siglo XIX donde se escribió de la Edad Media como una época tan oscura y tétrica, muy propio de autores como Edgar Allan Poe y Gustavo Adolfo Bécquer. Otra pieza más del estupendo puzzle que es Death Crown.
Reluciente blanco y negro
Hoy en día hay mucha calidad, pero no tantos juegos que puedan deslumbrarnos. Por suerte Death Crown es una joya extraña y sorprendente que no nos dejara indiferentes con solo jugar una partida. Su ágil sistema de juego y sus peculiares gráficos, saben marcar la diferencia y hacerse un hueco en nuestra mente. Puede que para algunas personas sea demasiado extraño, pero es imposible gustar a todo el mundo, sobre todo si arriesgas en crear algo distinto que intente marcar la diferencia.
Death Crown
Puntuación Final - 8.5
8.5
Recomendado
Una joya extraña y sorprendente que no nos dejará indiferentes. Adictivo desde la primera partida.