Hoy en día, hay RPGs de todas las formas y colores posibles. Tenemos algunos más basados en la acción, como Lies of P, otros en la narrativa, como el último Baldur’s Gate 3… Esta vez nos encontramos con Dark Envoy, un RPG de estrategia en tiempo real que viene para exprimir nuestras capacidades tácticas y multitarea al máximo.
Un planeta dividido en dos
Dark Envoy nos sitúa en Jäan, un planeta lejano al nuestro lleno de maná y habitado por criaturas capaces de usarla. Cuando los humanos llegaron a este planeta, tuvieron problemas controlando la magia pero pronto lo compensaron con una tecnología imparable. Así es como comenzaron las tensiones con los antiguos habitantes del planeta y, eventualmente, la guerra. Se formaron dos bandos opuestos: el Imperio, formado por los ambiciosos humanos, y la Liga, consolidada por elfos, sombras y Kranitas.

Al margen de todo esto nos encontramos la Ciudad de los Huesos, hogar de nuestros protagonistas, Malakai y Kaela. Intentando no verse envueltos en este conflicto bélico, viven como saqueadores de ruinas, entrando en templos antiguos para obtener recursos y desvelar los conocimientos enterrados por antiguas civilizaciones.
Aunque juegue con muchos elementos que hemos visto en centenares de otros RPG, consigue darles una vuelta de tuerca para acabar haciendo su propia cosa.
Pero la paz no dura demasiado en tiempos de guerra. Un misterioso grupo conocido como la Garra asalta la ciudad, dejándola completamente destruida y a nuestros héroes huérfanos. Con nada más que ganas de venganza y muy poca información, Malakai y Kaela se ven obligados a dejar su hogar y buscar a los asesinos de sus padres.
La historia, aunque peca de genérica, es lo suficientemente entretenida como para ser disfrutable. Los personajes son carismáticos, y han conseguido que me preocupara por ellos. El conflicto entre el Imperio y la Legión está muy visto, pero el cambio de temática y estética refresca la fórmula de siempre y hace que pase a ser un buen marco para la historia. Además, el juego obliga a los jugadores a ser partícipes de este conflicto por medio de un sistema de decisiones con consecuencias reales.
Gran parte de la historia nos será contada a través de cinemáticas que, desafortunadamente, dejan que desear. Los actores de voz hacen un trabajo fenomenal, pero la dirección en general de las escenas hace que el conjunto final no sea demasiado satisfactorio. Saltos de tiempo que parecen transiciones normales, gestos que no llegan a encajar con la escena y falta de animaciones faciales descriptivas llegan a empeorar la experiencia.

Equípate para el combate
Ambos protagonistas son completamente personalizables, tanto de apariencia física como sus builds. Al empezar el juego, tendremos que elegir la clase a la que pertenecerán Malakai y Kaela de entre cuatro posibles variaciones, todas ellas muy variadas y diferenciadas entre sí.
Si queremos ir a cuerpo a cuerpo podemos elegir la clase de guerrero, una clase especializada en acortar distancias con el enemigo y proteger a tus aliados. En caso de que quieras hacer daño a distancia podremos elegir el tirador, que ya sea con pistolas o ballestas desatará un huracán de proyectiles hacia los enemigos. El mago estará especializado en aplicar estados y alterar el terreno de combate. Y por último está el ingeniero, una clase a distancia que se especializa en construcciones y trampas.

Además, cada clase cuenta con tres subclases que pueden llegar a alterar bastante su estilo de juego. El guerrero puede convertirse en un asesino, y el mago que hasta ahora tenía que huir de los enemigos puede convertirse en un gólem de maná. Aunque la decisión inicial de clases sea algo escasa al principio, las subclases llegan a dar mucha variedad; e incluso podremos realizar combinaciones entre ellas una vez hayamos alcanzado cierto nivel.
La exploración está limitada a explorar mazmorras a las que no podremos volver una vez salgamos de ellas. Ya sea durante una misión principal o simplemente una zona opcional, nuestro objetivo será entrar, llegar hasta el fondo de la mazmorra y saquear todo lo que veamos. Esto hace que Dark Envoy se asemeje a looters como Borderlands o Diablo.
A la hora de equiparnos podremos utilizar el equipamiento que nos vayamos encontrando mientras exploramos o podemos adentrarnos en el profundo sistema de fabricación que ofrece el juego. Una vez hayamos desbloqueado planos para construir diferentes piezas de equipamiento, tendremos que elegir la calidad y el material que vamos a utilizar.

Y aunque las piezas que fabriquemos al principio no tengan habilidades, podemos encantarlas con runas para añadirle pasivas. Esto nos permitirá una mayor customización a la hora de equipar a nuestros personajes que se agradece, sobre todo porque casa muy bien con una de las estrellas del juego: el combate en tiempo real.
Los límites de la multitarea
Para mí, uno de los puntos fuertes de Dark Envoy es su fórmula de combate. Es un RPG táctico en tiempo real en el que tendremos que controlar a hasta cuatro personajes a la vez. A aquellos que hayan jugado a juegos como League of Legends les sonarán los controles, con un movimiento de personaje, cámara y atajos prácticamente idénticos. De hecho, al principio del juego me dedicaba a kitear a los enemigos con mi ingeniero como si fuera un ADC por puro instinto.
Sin embargo, esto cambia rápidamente al obtener a nuestro segundo personaje. Ya no podía permitirme realizar micro-acciones y, en cambio, tenía que centrarme en conceptos más globales como la posición o la gestión de recursos. Al principio puede llegar a ser muy abrumador, pero el juego hace un buen trabajo gestionando la curva de dificultad para que nos vayamos acostumbrando.

Los elementos del escenario hacen que los combates se sientan dinámicos y únicos. Podremos encontrarnos trampas que tendremos que evitar o utilizar a nuestro favor, y los enemigos irán apareciendo por oleadas por diferentes puntos del mapa, obligándonos a estar moviendo constantemente a nuestros personajes.
Si todo va bien, se llega a sentir como una danza caótica en la que todo fluye y cobra sentido.
Esto combina a la perfección con la variedad de habilidades que tendremos disponibles. Nos encontraremos con algunas habilidades simples de point and click o que simplemente nos darán buffs, hasta algunas en las que incluso tendremos que dibujar en el suelo. Una de mis habilidades favoritas nos permite ir encadenando postes de electricidad para ir aumentando su daño.
Para poder gestionar todo esto podremos entrar en el modo táctico en el que el tiempo se ralentizará o se parará por completo. Esta mecánica sitúa a Dark Envoy en un extraño limbo entre ser un RPG de acción o uno más táctico ya que ambos estilos colisionan durante el combate. Para poder sacarle todo el jugo a Dark Envoy, los jugadores deberán dominar el ritmo del combate. Si todo va bien, se llega a sentir como una danza caótica en la que todo fluye y cobra sentido mientras mantenemos a raya las hordas enemigas; pero si algo va mal y perdemos el equilibrio, el combate comienza a sentirse como caerse de bruces contra el asfalto.

Conclusiones de Dark Envoy
Dark Envoy intenta insuflar nueva vida a elementos que ya se sienten muy trillados, y debo reconocer que le ha salido bastante bien. La historia, aunque sea bastante típica, viene acompañada por un cambio de temática y unos personajes carismáticos que acaban dándole su puntillo. Y aunque juegue con muchos elementos que hemos visto en centenares de otros RPG, consigue darles una vuelta de tuerca para acabar haciendo su propia cosa.
Honestamente, he acabado enamorado del sistema de combate. Es cierto que puede llegar a ser abrumador y hay veces que es difícil tomar el control, pero me encantan los desafíos y Dark Envoy ha llegado a hacerme sudar. Por ello, se ha ganado mi respeto.
Dark Envoy
Puntuación final - 8
8
Recomendado
Dark Envoy se presenta como un RPG más, pero al final acaba cambiando lo suficiente tanto a la historia como al combate como para llegar a hacer que destaque sobre el resto.