En el 2010 el mundo conoció Limbo, una obra oscura, misteriosamente bella, con tintes trágicos que desarrollaban un gameplay enfocado en los puzles. Su diseñador, Jeppe Carlsen, nos presentó un universo inmersivo en lo artístico y desafiante en lo mecánico, pues los acertijos del camino ponían a prueba nuestro ingenio si es que queríamos conocer su final.
Tres años después Carlsen nos presentó Inside, un sucesor espiritual de Limbo con una calidad impecable y un arte minimalista, pero cuyo continuismo le pasó factura por parecerse demasiado a su obra anterior. Un tiempo después, por motivos en los que no vale la pena ahondar, Carlsen abandonó Playhead y junto a su compañero, Jakob Schmid, fundó Geometric Interactive con una meta clara: expandir sus ideas hacia nuevos horizontes. COCOON es el resultado de ello.
Nos encontramos con un título que explora la resolución de acertijos en otras direcciones, con un diseño visual que se aleja de lo sombrío para llevarnos a un entorno marciano de ciencia ficción como si explorásemos los olvidados parajes de un mundo desconocido con dispositivos biomecánicos. El desafío de las anteriores obras sigue presente y los escenarios cobran nuevas dimensiones, aunque en el camino hemos perdido algunos puntos.
El nacimiento
En COCOON no hay un narrador que nos explique lo que está sucediendo, ni siquiera una carta de presentación que nos ponga en contexto. Empezamos con nuestro personaje emergiendo de un capullo, pudiendo representar así su nacimiento o su transformación, para encararse en un mundo que en ningún momento podremos entender del todo.
Esta forma narrativa de contar su historia, tirando hacia lo clásico, no es nuevo para sus creadores. Ya en los antes mencionados Limbo e Inside éramos partícipes de lo mismo: pocos scripts y ninguna explicación para una trama que teníamos que intuir más que apreciar. No obstante, en esta ocasión parecen haberse ido aún más a lo abstracto, pues resulta complicado darse una idea mínima de lo que está pasando.

En la industria indie, esta forma de narrar donde es el jugador quien debe atar los cabos es bastante común, pero también es un arma de doble filo, puede despertar la intriga de quien esté al mando y hacer que realice todo tipo de teorías sobre el universo de la obra, pero también puede causar que, al no tener un hilo del cual tirar, todo el peso narrativo caiga sobre un diseño visual el cual, pese a estar bien cuidado, no logra ser lo suficientemente llamativo por sí solo para generar interés. Al final terminas ignorando la historia que se pretende contar y empezamos a jugar en modo automático.
En lo personal, pasé las seis horas del juego sin entender el porqué de mis acciones y, cuando llegué al final, con esa cinemática tan grandilocuente, mi única reacción fue pensar “Pues vale” mientras me quedaba con la sensación de que aquí había un gran mensaje del que no me enteré nada.
Mundos dentro de mundos
Por suerte, no es en lo narrativo donde el título buscar destacar, sino en la complejidad de sus puzles. Y he de decir que lo logra de forma exquisita, enseñándote todas sus posibilidades sin recurrir a ningún tutorial. Para jugar COCOON solo necesitaremos movernos y tener un botón de acción. Aún así, eso no es señal de escasez mecánica porque a medida que avanzamos nos damos cuenta de que con eso basta para todo lo que el juego nos quiere ofrecer.
La base de todo el diseño mecánico de COCOON lo representan un cuarteto de orbes que fungen como motores… y como mundos. Sé que suena raro, pero me explico: poco a poco nos topamos con unas esferas que debemos cargar mientras nos movemos. Cada una tiene una mecánica especifica; por ejemplo: una funciona para crear puentes y otra para hacer desaparecer y aparecer algunas estructuras del escenario. También se usan como baterías para activar mecanismos y para activarlas tenemos que ponerlas en soportes repartidos por el escenario.
Ya con esto en mente se pueden ir dando una idea de lo esencial que es saber utilizar cada orbe en momentos y orden específicos para solucionar los distintos acertijos que iremos encontrando, pero hay un detalle que aun falta por mencionar: cada esfera es un ecosistema.
Dentro de cada orbe hay un mundo al que podremos acceder mediante portales. La transición entre pasar de un escenario a otro es tan suave que no hay otra forma de catalogarlo que no sea de proeza técnica. Entramos al portal y en menos de dos segundos después ya estamos en un ecosistema totalmente nuevo, con su propio diseño, su propia fauna y su propio arte.
Al principio pensaba que esta mecánica solo serviría como una forma curiosa de pasar de un nivel al siguiente sin más trascendencia, pero me equivoqué; el salto entre mundos se convierte en una mecánica esencial para la resolución de puzles. Tendrás que moverte entre todos los orbes para resolver los acertijos del camino y, además, puedes meter un orbe dentro de otro en el orden que quieras, así que en algunos momentos tendrás que entrar al Mundo A para activar algo, luego pasar al Mundo B y de ahí al Mundo C para luego volver al Mundo A y… es una locura. Pero una locura de las buenas y que habla maravillas sobre lo bien que está diseñada esta obra donde todo está pensado al detalle.
Cada puzle está diseñado para que pueda ser resuelto en un par de minutos si eres capaz de dar con la clave. Entre uno y otro hay pequeño espacio de aventura, avanzando sin más, para que puedas descansar un poco antes del siguiente desafío. Este espacio de calma se va reduciendo en el último tercio del título donde los acertijos se vuelven aún más constantes y el desafío de los mismos aumenta. También son estos tramos donde ves la increíble gama de posibilidades que tienen las mecánicas, llevándote a manipular los orbes de formas que al principio no creías posible.
Luces y sombras
El constante ir y venir entre mundo, así como el hecho de que cada orbe tenga su mecánica particular, ayuda bastante a reducir monotonía de conceptos que se suelen sentir en este tipo de obras centradas en los puzles. Donde más se aprecia la intención de ofrecer variedad al gameplay es durante los combates contra jefes donde cada uno tiene presenta una batalla distinta y con una jugabilidad única.
Aún así, en los últimos compases de la obra el jugador puede notar cierta fatiga por algunos elementos del sistema que le juegan en contra, así como puzles que se terminan repitiendo. A los orbes hay que moverlos de un lado a otro y sólo podemos llevar uno a la vez, así que habrá muchos momentos en los que tendremos que regresar por un camino largo tan solo a buscar uno de ellos. Esto en teoría parece una nimiedad, pero créanme que le agrega repetitividad a la experiencia.
Esto no sería un problema con otro diseño de niveles, pero los escenarios, pese a tener una estética muy bien cuidada, suelen ser planos y poco variados. Quizá con más verticalidad o si fueran parte intrínseca de los puzles de una forma más natural, sería más entretenido recorrerlos. Pero así como están, y aunque los sigo considerando una evolución respecto a lo visto en Limbo e Inside donde predominada el 2D, termina volviéndose monótono recorrerlos.
Conclusión
COCOON es un título excelentemente diseñado que detona una evolución significativa para sus creadores. El refinamiento de sus mecánicas logra contrarrestar una narrativa que abusa de lo abstracto y un diseño visual llamativo, pero al que le falta algo de carisma. En este sentido se nota que estamos ante un título que lleva a sus creadores por terrenos inexplorados, pero aún sí logran defenderse para expandir sus ideas en entornos que varían muchísimo de lo que habían entregado con anterioridad. Da gusto ver que un par de desarrolladores escapen de un estudio que limita su creatividad, crean un equipo propio y dan rienda suelta a su imaginación con tan buenos resultados.
Si te gustan los juegos de puzles, COCOON es para ti. Mucho de sus acertijos te volarán la cabeza no tanto por lo complejo sino por lo creativo de sus planteamientos. Si no eres seguidor de este tipo de obras, aún vale la pena darle una oportunidad dedicándole un par de horas al día para no sentirte agobiado por su desafío.
PD: Quiero advertir a quien sufra de entomofobia, que podría pasarlo muy mal con el título, aunque eso ya es algo obvio considerando que nuestro personaje es una especie de escarabajo, ¿no?
COCOON
Puntuación Final - 8.5
8.5
Recomendado
COCOON es un brillante juego de resolución de acertijos con unas mecánicas únicas que lo convierten en uno de los indies más destacados del año.