Ya lo he dicho otras veces, pero estamos ante una época dorada para el retro y el píxel en general. Lejos quedan ya esos años en los cuales solo nos importaban las novedades con gráficos más potentes, donde lo antiguo no tenía ningún valor para la mayoría. Por suerte y en gran parte gracias a los indies, se le ha dado al píxel la medida de respeto que merece, convirtiéndose hoy en día en sinónimo de calidad estética.
Por ello tenemos la suerte de poder disfrutar de títulos como Battle Axe, una de las decenas de cartas de amor al pasado que hemos podido ver en los últimos años, pero siendo ésta sin duda una de las que mejor sabe hacerlo. Gracias a un trabajo que derrocha laboriosidad, conocimiento de sus antecesores e inventiva para crear algo nuevo.
Píxel sin preliminares
Battle Axe es un juego que utiliza su argumento al 100% como excusa para su gameplay. Al comenzar no se nos da ninguna explicación de nada. Aunque si recurrimos a la descripción del propio juego en las tiendas digitales, veremos que todo transcurre en el reino de Mercia, donde una malvada y despótica hechicera llamada Hetheldred venida de los páramos del norte, envía cada siete años a sus ejércitos para secuestrar y esclavizar a aldeanos para siempre. Para acabar con ella se hace una llamada a los adalides de todo país, siendo una elfa oscura, un mago y un bandido quienes acuden a la llamada.
Más allá de esta explicación fuera del juego y algunos detalles más, poco se nos explica. Algo que tal vez algunos no entiendan, pero así eran los juegos de este estilo antes. El propio Golden Axe apenas tenía ninguna explicación, era el contexto de lo que veías durante el juego y la propia imaginación los que hacían todo el trabajo, algo en lo que Battle Axe ha sabido apoyarse muy bien, ya que sabe mantener ese equilibrio tan propio de los videojuegos clásicos en el que menos, en muchos sentidos, es más.

Y aun así para compensar la “falta de argumento”, Battle Axe nos obsequia con un apartado gráfico y sonoro excelente. Una vez más haciendo honor a la época en la que se inspira, nos ofrece un juego tremendamente satisfactorio tanto para la vista como el oído. Un ejemplo bastante claro del enorme trabajo que hay detrás de este juego y el tremendo cariño que se ha depositado en él, transmitiéndonos que quienes lo han desarrollado han dado 120%.
Acción pura y dura
Siguiendo la tónica de que menos es más, entramos en el ámbito más importante de este juego y no es nada más y nada menos que su gameplay. Partiendo de una premisa sencilla pero bien ejecutada, nos encontramos ante un juego que basa sus dinámicas iniciales en un ataque, un ataque secundario fuerte y un ataque a distancia. Una combinación de técnicas ofensivas con distintos matices en cada personaje, pero que a su vez genera unas dinámicas homogéneas dentro de las partidas. Todo ello hace que combatir sea siempre más o menos igual, pero con pequeñas diferencias que nos hacen aprovechar cada uno de los tres ataques de forma distinta, lo que genera de forma casi instintiva que nuestra forma de combatir cambie en relación a nuestros enemigos.

Además, a esto tenemos que sumarle un elemento variable que son los objetos. No son muchos, pero nos permiten desde tener un ataque explosivo extra, hasta curarnos, o tener más vida y más defensa. Todo ello lo conseguiremos a través de monedas, con las que se nos recompensará sobre todo por explorar el mapa. Haciendo que de manera inconsciente, siempre queramos mirar un poco más allá, sin conformarnos con solo avanzar hacia delante.
Todos los elementos que involucran a nuestro gameplay están muy bien medidos, haciendo que una serie de comandos sencillos y muy contenidos exploten en una brillantez digna solo de los arcades de finales de los 80 y principios de los 90. Es espectacular dejarse llevar por Battle Axe y casi incomprensible entender cómo consigue esto, pero cuanto más lo juegas y más repites, más quieres de él. Lo mejor de todo esto es que el juego no nos da nada a cambio salvo logros y un puesto en un marcador global en el que ver cuántos puntos tienen los primeros del ranking, no hay mejoras, no hay cambios procedurales, ni fragmentos de la historia, si acaso un modo arcade+. Pero pese a esto es tremendamente satisfactorio volver a él, sin parar, cuando llegas cansado de trabajar, después de un duro examen o cualquiera de tus quehaceres: Battle Axe está ahí para darte ante todo diversión, siendo tan gratificante jugar diez minutos como dos horas. Una sensación que incluso puede mejorar si lo jugamos con otra persona de forma local.

La clave de su excelencia es el diseño, un concepto muy claro y eficaz, que nos transporta a una época más sencilla, conectándonos de alguna manera con los recuerdos y las sensaciones que tienen los propios desarrolladores con esta clase de juegos y consiguiendo de forma eficaz, que para nosotros no exista nada más que la propia acción que nos ofrece, siempre dispuestos a echar otra moneda, o en este caso simplemente seguir jugando.
Apostando por el arcade
Además del modo arcade, que invita a ser jugado una y otra vez, tendremos el modo infinito, el cual nos ofrece un punto algo distinto. En este pasaremos por una serie de fases en las cuales tendremos que rescatar a unos aldeanos, mientras luchamos contra hordas de monstruos y conseguimos algún objeto. De tal forma que en un camino sin fin iremos avanzando de pantalla en pantalla hasta que seamos derrotados. Todo con el ánimo de quedar lo más arriba posible en las clasificaciones única y exclusivamente, ya que la magia de este juego es que consigue hacernos volver a él, por pura y dura diversión, sin coleccionables interminables ni mejoras. Un concepto que una vez vivido te atrapa de una manera difícil de explicar, salvo por el hecho de que está muy bien realizado.

Un detalle que creo merece la pena mencionar es el propio manejo, entendiendo éste como nuestra relación con los propios controles. Casi lo menciono como un tema aparte para darle la importancia que merece, aunque no es por lo que creéis. Por un lado, el manejo con mando es bastante correcto, permite velocidad y en general muy buena respuesta, aunque en las diagonales a veces es algo tosco y nos hará fallar. Pero donde de verdad brilla Battle Axe es cuando lo jugamos con stick-arcade. Es una maravilla la sensación de juego que transmite, si de por sí es bueno, con este accesorio alcanza otro nivel. Salvo en los remasters y ports de los juegos de la época, en pocas ocasiones un juego nuevo ha sabido representar el arcade con mayúsculas y crear sensaciones tan auténticas.
Battle Axe está ahí para darte ante todo diversión, siendo tan gratificante jugar 10 minutos como 2 horas.
Indispensable
Battle Axe es indispensable, sin peros ni excusas, como mucho podríamos considerar algo negativo las mencionadas diagonales con el mando, que son un poco toscas, pero si suplimos eso con un arcade-stick casi podremos rozar el cielo. Ya que al final poco importan las horas, el contenido abundante o los gráficos de nueva generación, lo que de verdad hace a un juego memorable es que ante todo sea divertido, bonito y adictivo. Querremos volver a él pase el tiempo que pase, para que nos llene de felicidad en esos días más duros, aunque sea solo una partidita. Una partidita sin fin que incluso con el pasar del tiempo siempre volverá a nosotros, casi como si los 90 estuvieran en tu cuarto o en el salón de tu casa por un momento.
Battle Axe
Puntuación Final - 9
9
Imprescindible
Una partida sin fin que incluso con el pasar del tiempo siempre volverá a nosotros, casi como si los 90 estuvieran en tu cuarto o en el salón de tu casa por un momento.