No hay duda de que la aparación de juegos como Penumbra o Amnesia: The Dark Descent cambiaron la forma de entender el Survival Horror, pero nos guste o no esta nueva fórmula de terror, si hay algo que no se puede negar de ella es su éxito arrollador. Por lo que ya sea para ganar dinero, o para tener a más youtubers gritándole de forma «realista» a la cámara, estos juegos han tenido imitaciones y copias baratas a diestro y siniestro.
Sin embargo, al igual que pasó con los «Doom Clones» en los 90, no todas las imitaciones son malas. Quizás la mejor de ellas fue Outlast, un juego en el que se introducía la cámara con visión nocturna como elemento principal tanto para provocar más terror, como para superar ciertas partes del juego.
¿Por qué digo esto? Pues resulta que el juego que voy a comentar a continuación podría considerarse una mezcla entre Outlast y Soma, que es el último y aclamado juego de los creadores de Amnesia: The Dark Descent. A continuación veremos a ver si Apsulov: End of Gods está al nivel de tales juegos.
Ciencia ficción y dioses nórdicos
Comenzaremos de la forma habitual de este tipo de juegos. Sí, eso es, nuestro personaje se despierta en un lugar desconocido sin saber quién es, ni dónde está ni mucho menos por qué.
Encarnaremos a una chica que viste y va tatuada con motivos nórdicos y vikingos. Pero la acción no se sitúa cientos de años atrás, sino en un futuro más o menos cercano. Nos despertaremos en unas instalaciones de investigación aparentemente abandonadas y bajo la amenaza de una voz robótica que no parece tenernos mucho cariño.
A partir de este momento comenzará nuestra aventura para buscar respuesta a todas las preguntas. Esto se hará mediante la ultra trillada fórmula de las grabaciones y documentos encontrados sobre la marcha. Una mecánica que parece no envejecer nunca y sigue funcionando bien. Al menos en este juego lo consigue, ya que encontraremos estos «diarios» desordenados y poco a poco reconstruiremos nosotros mismos las piezas del puzle.
Pero no todo será encontrar cosillas por ahí, tambien habrá diálogos y encuentros bastante importantes con personajes. Sin embargo, lo que más destaca es la inclusión de la mitología nórdica en la historia. Porque como no podía ser de otra forma, esto va de «experimentos que salen mal«, y esta vez tienen que ver con poderes ocultos de Yggdrasil y los nueve mundos de esta mitología tan interesante.
Por lo que el juego parte de una fórmula argumental trilladísima pero aportandole ese toque mitológico, lo que da como resultado que el argumento sea bastante original. Algo que veremos pocas veces en un videojuego y que seguro los amantes de esta mitología querran probar. Aquí encontrareis a todos los dioses típicos, toda la simbología y un largo etc. Todo ello representado de una manera muy fiel.
También hay que decir que el juego tiene un arranque un tanto lento, consta de seis capítulos y no es hasta casi el final del segundo donde la cosa empieza a coger fuerza. En general la duración puede estar alrededor de las siete horas si nos tomamos nuestro tiempo para explorar y encontrar los cerca de treinta coleccionables disponibles, o todas los núcleos de energía de nuestro brazo, del cual hablaremos ahora.

Sobreviviendo al Ragnarök
Hablemos ahora de las mecánicas jugables ya que esta obra incluye algunas cosillas novedosas con respecto al resto de títulos del género.
Al comienzo de la aventura perderemos un brazo, el cual será sustituido por una prótesis mecánica que puede disparar pulsos de energía. Estos nos servirán para resolver pequeños puzles de abrir puertas, activar terminales y… atacar a los enemigos. Sí, habéis leido bien, existe un sistema de combate, pero no os creáis que esto es un FPS. Se trata de una mecánica pensada para la supervivencia en momentos más extremos.
Para atacar a un enemigo necesitaremos utilizar mucha energía que se recarga con una «munición» que, por supuesto, escasea. Por ello, tendremos que saber más o menos cuando usarlo y cuando recurrir simplemente al sigilo. Un sigilo que no incluye lugar alguno donde esconderse: ni armarios, ni debajo de la cama, ni en taquillas ni en nada de lo que ya hemos visto, simplemente si nos detectan ya podemos ponernos a correr hasta que el enemigo nos pierda.
Toda esta gestión de munición, junto con el sigilo, podría ser una herramienta interesante para crear tensión si no fuera porque el enemigo tiene una IA un tanto escasa y unas rutinas de movimiento que parecen no tener sentido: igual pasamos por su lado sin que nos detecten como igual nos detectan enseguida. Pero vaya, no quiero decir que el juego carezca de tensión constantemente, hay momentos bastante memorables en la aventura y seguro que os dan un buen susto. Porque al igual que pasa con el argumento, la tensión tarda también en arrancar.

También aprovecho para recomendar que juguéis en el máximo nivel de dificultad. Así habrá algo de más tensión en la partida. Ya que, además, solo podremos guardar en puntos específicos que están bastante alejados. Esto provocará tener que superar grandes tramos sin morir, como en la vieja escuela. Por cierto, si morimos tendremos una «segunda oportunidad«. Esta consiste en resolver un pequeño puzle mientras nos acecha un enemigo constantemente. Si lo conseguimos, podremos retomar la partida.
Por otro lado tenemos «la vista«. Básicamente, se trata de una herramienta que nos permite ver mejor en la oscuridad, detectar enemigos y mensajes ocultos. Esto último nos servirá para resolver los típicos puzles de introducir códigos en terminales y esas cosas. Este sería el «elemento Outlast» del título, con la diferencia de que, simplemente, sin dejar de ser una buena implementación a la jugabilidad, no está al nivel de lo que consiguió el juego de Red Barrels.
Por mucho que tanto el brazo como la vista nos sirvan para resolver puzles, estos son extremadamente simples y repetitivos. Nada que vaya a desafiar ni siquiera a un jugador novato. Un apartado que sin duda se podría haber pulido mucho más. Además, el juego intenta meter ligeros toques de «metroidvania» con puertas que no se pueden abrir hasta no tener una llave concreta. Sin embargo, el encontrar estas llaves y volver a donde teníamos que ir es, al final, completamente lineal. Dejando aquí otro apartado bastante desaprovechado.
Pero la verdad es que, en general, no se puede decir que el juego tenga una mala jugabilidad; es mejorable, eso sí, pero tiene momentos satisfactorios y que dan sensación de progreso. De tener mejores puzles y una exploración más profunda, hubiera salido un juego casi redondo.

Caminando en la oscuridad
Como buen juego de terror que se precie, la ambientación tiene que ser oscura porque sí. En parte sirve como excusa para que usemos nuestra vista, pero sobre todo se emplea para generar tensión, ya que a la mayoría de enemigos no los veremos bien y suele ocurrir que nos los encontramos de cara, teniendo que salir por patas rápidamente… o darles una descarga con el brazo.
El juego utiliza el Unreal Engine 4, no dejando que luzca en todo su esplendor por culpa de la constante oscuridad. Además, algunos escenarios parecen vacíos y sin mucho detalle. Pero, por otro lado, el juego guarda momentos visuales bastante imponentes, con lo que las impresiones en este apartado son bastante contradictorias.
Estamos en unas instalaciones de investigación subterráneas: esto es el «elemento Soma» del juego, por lo que abundará el color gris y el toque industrial decadente pero combinado con temas de mitología nórdica como no podía ser de otra forma. Con lo que, pese a los defectos, la ambientación es bastante interesante. Al menos cuando podemos ver con claridad.
Por otro lado, el juego carece de una banda sonora destacable, aunque han decidido venderla por separado. Salvo cuando somos perseguidos y en algún que otro momento puntual, no tendremos más que sonido de fondo: maquinaría, rugidos, pasos… además de algún que otro tema ambiental. Pero con eso basta y sobra. Porque tenemos un sonido que contribuye a crear un ambiente opresivo, de tensión y una sensación de aislamiento.

Conclusiones
No se trata del mejor juego de terror, ni mucho menos, pero por su temática sí que es un título muy interesante. De hecho, si eres amante de la mitología nórdica por encima de todo, seguro que lo disfrutas muchísimo pasando por alto la mayoría de sus defectos.
Además, su precio de salida es muy reducido. Por solo 16,79 € podéis haceros con el en Steam, por lo que si sois fans del terror en primer persona, podéis saciar vuestras ansias fácilmente con este juego, sobre todo porque toma muchas influencias de grandes títulos de los últimos tiempos como son las obras de Frictional Games y Red Barrels.
Apsulov: End of Gods
Puntuación Final - 7
7
Interesante
Un juego de terror que incluye elementos argumentales muy interesantes. Disfrutable sin estar al nivel de otros juegos del género.