AnálisisPS5

Análisis de Ghostrunner 2 para PlayStation 5

Los ninjas cyborgs volverán a levantarse

Una secuela supone una iteración del título que lo precedió, una mejora sustancial de las ideas originales llevadas a otro terreno implementando nuevas ideas sobre las ya existentes para crear una experiencia nueva y al mismo tiempo, familiar.

Ese equilibrio entre lo nuevo y lo familiar puede ser un verdadero desafío a la hora de crear la secuela perfecta dentro del ámbito del videojuego. Muchas veces se comete el error de referenciar en exceso lo que ya vino antes en detrimento de la experiencia o todo lo contrario, ofrecer algo tan radicalmente opuesto a lo que ya se jugó previamente que el término secuela pierde por completo su sentido.

Esto es algo que Ghostrunner 2, el nuevo título de One More Level ha intentado conseguir. ¿Cómo mejoras una experiencia compacta y bien estructurada? No sé si yo tengo la respuesta correcta, pero intentaré plasmar los sentimiento encontrados que he tenido viviendo las aventuras de Jack, el ninja cibernético.

Como podéis imaginar, Ghostrunner 2 es una secuela directa del primer Ghostrunner, el cual terminó con Jack, la unidad que pone nombre al propio juego, acabando con la malvada IA llamada El Arquitecto, que planeaba esclavizar a lo poco que queda de la humanidad en la gigantesca torre Dharma, telón de fondo para esta historia cyberpunk cargada de luces de neón y catanas bien afiladas.

Tras un tiempo intentando tomar el control de lo que queda de la torre, el grupo de Jack se ve amenazado por un nuevo grupo de peligrosos guerreros cyborg, los llamados Asura, una especie de prototipo de Ghostrunner y los que serán los poderosos jefes finales a los que haremos frente a lo largo de la aventura. Mitra, su líder, es la cabeza visible de la fuerza antagónica de Ghostrunner 2.

Para hacer frente a esta nueva fuerza enemiga, Jack tendrá que volver a sus orígenes, volviendo a coger la espada y los shuriken para acabar con todo lo que se le ponga por delante tal y como lo hice hace algunos años.

La torre Dharma sigue siendo tan espectacular como siempre

Tal vez demasiado parecido a lo que hizo ya hace un tiempo. Veréis, uno de los principales problemas de Ghostrunner 2 es la sensación de que esto ya lo hemos jugado antes. Las primeras horas de juego son exactamente iguales a muchos de los niveles del primer Ghostrunner, misma ambientación, mismos enemigos e incluso las mismas herramientas a pesar de tratarse de una secuela directa.

Creo que esta decisión de ser demasiado continuistas tanto en su gameplay como en su presentación es algo que le pasa factura a Ghostrunner 2, a pesar de que realmente no todo es lo que parece y más adelante el juego sí ofrece nuevas herramientas y desafíos dignos de una secuela.

El cybergótico hará acto de presencia durante la aventura

Pero vayamos por partes, ¿cómo se juega a Ghostrunner 2? Para empezar, controlaremos al ágil Jack en primera persona, con tan solo un arma disponible, nuestra fiel espada oriental la cual podemos modificar con distintas pinturas y modelos, por cierto. Al ser un cyborg ninja, podemos correr por las paredes, hacer uso de un gancho para movernos entre enemigos e incluso deslizarnos por estrechos recovecos intentando encontrar una apertura entre las líneas enemigas. ¿La única pega? Que si nos alcanza un solo ataque enemigo moriremos al instante, reiniciando el punto de control que normalmente está muy bien medido para lo que dura el juego.

Este sistema de daño, particularmente popular durante la década pasada con la introducción de juegos como Hotline Miami, tiene sus pros y sus contras. Por un lado, la adrenalina que desprende Ghostrunner 2 es difícil de igualar, haciendo que cada combate sea literalmente a vida o muerte y por otro, la cantidad de enemigos en los niveles se ha visto incrementada, por lo que morir cuando tan solo queda un patético esbirro mecánico y tener que repetir el nivel es increíblemente frustrante.

No ayuda que los controles a menudo jueguen en nuestra contra y Jack no se comporte como nosotros queramos exactamente, un fallo que ya se encontraba en el primer juego y del que no he visto ningún tipo de refinamiento.

Enemigos por doquier y tan solo nuestra espada…

Otro problema, y uno bastante notorio, es la extensión de estas arenas de combate. Sin entrar mucho en detalle, algunas de las zonas donde tendremos que enfrentarnos a decenas de enemigos están directamente mal diseñadas.

Contaremos con caminos que se supone deben dar hueco al jugador a acabar con determinados objetivos de manera quirúrgica, que se ven destruidos por culpa de unos controles que, en resumen, te dejan vendido a la más mínima si el juego decide que una plataforma se tiene que saltar de una manera concreta, o si correr por una pared simplemente ha dejado funcionar.

Para paliar estos momentos de frustración, Ghostrunner 2 ofrece un sistema de mejoras a cambio de la puntuación que vayamos recogiendo de los asesinatos cometidos. Estas mejoras varían desde las habilidades básicas de Jack hasta las más avanzadas como mejoras en los shuriken o la posibilidad de ralentizar el tiempo si somos lo suficientemente habilidosos a la hora de encadenar combos con la espada.

Esto sí me ha parecido un acierto de manual, algo que incluso el primer Ghostrunner necesitaba, y por fin se siente que hay un verdadero sistema de progresión. Además de estas ventajas, también contaremos con diferentes desafíos dispersos por los niveles que podemos activar en la misma misión, aportando un poco más de variedad al frenesí devorador que supone Ghostrunner 2.

El exterior, escenario de la segunda mitad de Ghostrunner 2, ofrecerá también lo mejor del título

En cuanto a las sorpresas que ofrece esta secuela, os hablaré de lo que me parece es el añadido más importante del título, aunque no el único: la moto de Jack. Así es, Ghostrunner 2 cuenta con una moto al más puro estilo Akira con la que cursar niveles enteros haciendo piruetas, esquivando obstáculos y acabando con enemigos a lomos del vehículo. Sin ir más lejos, Dharma no es el único escenario de Ghostrunner 2 y la moto juega un papel fundamental en la exploración del exterior. Tendremos una serie de niveles que podrían categorizarse como su propio mundo abierto manteniendo las mismas normas en la jugabilidad de Ghostrunner 2.

Puede parecer que algo así no case con el estilo más arcade que plantea One More Level, pero curiosamente, este enfoque más abierto priorizando la exploración y los puzles ambientales es donde más brilla Ghostrunner 2, dejando sus jefes finales y enfrentamientos múltiples como la parte más débil de un juego de pura acción.

De hecho, hay bastante secuencias guiadas muy espectaculares que involucran a la moto, y aunque el estudio no es uno de los grandes de la industria, se nota que lo han intentado con todas sus fuerzas, a pesar de que en otros aspectos, el juego flaquee considerablemente.

Por ejemplo, en su rendimiento en PlayStation 5, a pesar de contar con varios modos de rendimiento, los bajones de frames en situaciones caóticas hacen que lastre la experiencia. También se ve afectada la calidad de la imagen, muy embarrada por culpa de las técnicas de reconstrucción en su resolución, algo que llevamos sufriendo desde hace algún tiempo en esta generación.

Muchos de los momentos más avanzados de la historia y situaciones jugables de las que no puedo hablar en profundidad se sienten a medio cocer, aquello que funcionaba como el mecanismo de un reloj acaba convirtiéndose en una masa de prueba y error nada gratificante.

Nuestra nueva moto pronto se convertirá en la mejor amiga en los desiertos de la antigua civilización humana

Por otro lado, si queremos seguir puliendo nuestras habilidades ninjas o nos hemos quedado con ganas de más tras completar la historia principal, Ghostrunner 2 cuenta con un modo roguelike llamado Roguerunner.exe, que tal y como el nombre indica, es un programa dentro del mundo de Ghostrunner que permite a Jack repasar niveles ya completados añadiendo modificadores de dificultad cada vez más extremos. Un añadido que se agradece a pesar de todos los fallos que achacan a esta secuela.

En conclusión, Ghostrunner 2 es una secuela que engaña, en una primera impresión puede parecer que juega demasiado sobre seguro para, de pronto, darnos los mejores niveles que puede ofrecer un título de estas características haciendo un uso muy inteligente de sus sistemas para, una vez más, volver a los mismos ritmos que pueden amargar la experiencia de alguna u otra manera.

Ghostrunner 2

Puntuación Final - 7

7

Interesante

Tal vez demasiado continuista, Ghostrunner 2 apenas abraza las novedades para intentar ofrecer exactamente la misma experiencia de hace unos años.

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Roberto Perez

Jugón desde que tengo memoria mi debilidad son los buenos RPGs, la estrategia en tiempo real y los robots gigantes. Vamos, todo lo que esta mal hoy en día.
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