Como ya comenté en la noticia de lanzamiento de Ghost Giant, parece que hay un pequeño subgénero en alza en los dispositivos de realidad virtual, aunque de forma más visible en las PS VR de Sony: juegos en los que hay un protagonista principal pequeño con el que interactuamos de diferentes formas y un protagonista grande al que solemos encarnar y que puede influir en el mundo que le rodea de diferentes formas. Los exponentes más destacables de este género son, casualmente, dos de los mejores juegos de realidad virtual de la actualidad: Moss y Astro Bot Rescue Mission.
Ghost Giant repite el esquema anteriormente mencionado, pero le da su propio toque diferenciador. Mientras que Astro Bot se centra en una jugabilidad heredada de los plataformas clásicos, y Moss es una aventura con acción, exploración y puzles repartidos de forma equitativa, Ghost Giant encuentra su fuerza ofreciendo un mundo y una interacción con el mismo pocas veces vista en un título de realidad virtual.
Mi gran amigo Ghost Giant
Nuestra aventura comienza cuando somos invocados gracias a las lágrimas de un pequeño gato llamado Louis, que vive con su madre en una granja a las afueras de la ciudad de Sancourt. Empezamos el título sin saber absolutamente nada: tan solo vemos que somos claramente más grande que el entorno que nos rodea y que la tristeza de Louis tiene algo que ver con nuestra aparición. A partir de ahí deberemos, como es normal, ganarnos la confianza del pequeño Louis. Al fin y al cabo, somos un fantasma gigante con forma de aguacate y manos de tres dedos con la fuerza suficiente como para levantar rocas y tejados; deberemos crear un vínculo con él ayudándole en sus tareas el día a día. Por supuesto, Louis será la única persona capaz de vernos e interactuar con nosotros. Poco a poco, a medida que vayamos conociendo más al pequeño felino y el mundo en el que habita, se irán desvelando los motivos de la tristeza de Louis.

Ghost Giant es una obra cuya trama se sustenta en dos pilares fundamentales: los estragos de la depresión y el arte como vía de escape emocional. Es maravilloso cómo el juego se va revelando, a medida que avanzamos por sus escenarios, como una experiencia mucho más profunda de lo que cabría esperar.
Ghost Giant es un juego cuya trama se sustenta en dos pilares fundamentales: los estragos de la depresión y el arte como vía de escape emocional
Es un relato tierno y conmovedor, algo que se ve acentuado por sus maravillosos y carismáticos secundarios y el precioso mundo que el equipo de Zoink ha creado para la ocasión. Sin embargo, a pesar del prometedor inicio y desarrollo de la premisa, la trama se resuelve de forma tremendamente abrupta mediante una desagradable elipsis, como si al título le faltara parte de su narración; la sensación final, por ello, no es todo lo perfecta que podría haber sido, aunque desconozco si es por una decisión consciente del equipo o, efectivamente, estaba pensado que el juego fuera más largo. Eso sí, a pesar de su resolución del conflicto, los dos primeros tercios del juego están plagados de momentos mágicos gracias a, como ya he mencionado antes, un reparto entrañable, pero también a una sencilla pero efectiva jugabilidad basada en la interacción casi total con el escenario que nos rodea.
El límite (casi) es la imaginación
En Ghost Giant manejaremos al susodicho gran espectro a lo largo de catorce escenas que pueden completarse en aproximadamente cuatro horas, puede que un poco más si nos entretenemos con alguno de sus minijuegos o buscando los secretos de cada escenario. El desarrollo de las fases de Ghost Giant es siempre similar: estaremos situados en el centro del entorno que nos toque explorar, habiendo una gran variedad de ellos. No nos podremos mover de ese punto central, pero sí cambiar nuestro punto de vista a tres perspectivas diferentes para abarcar un giro completo. Desde ahí deberemos resolver pequeños puzles derivados de las necesidades de Louis y sus vecinos.
Al principio solo tendremos que interactuar con él, pero a medida que avance la trama tendremos que intervenir en las vidas de una gran cantidad de ciudadanos de Sancourt. Por ejemplo, deberemos devolver la alegría a un loro que sirve de inspiración a una célebre escritora; para ello deberemos recuperar el sombrero favorito de dicho loro, custodiado por el malvado casero de ese bloque de viviendas. ¿Cómo lo haremos? Muy fácil: podemos retirar el techo de la gran mayoría de edificios que encontremos y asomarnos a escuchar las preocupaciones de los habitantes de Sancourt, aunque muchas veces serán ellos mismos quienes compartirán sus problemas en voz alta, por lo que deberemos estar atentos a lo que nos rodea.

Podremos ayudarles cogiendo y cambiando de posición una gran cantidad de elementos de los escenarios: usar una grúa como caña de pescar en un vertedero o la perla de una almeja como una bala de cañón, entre otras muchas geniales mecánicas que no quiero arruinaros. Ghost Giant alimenta constantemente nuestra imaginación e ilusión infantil de interactuar con un mundo que parece un juguete esperando a que juguemos con él, algo en lo que sus creadores han puesto mucho empeño (en este artículo que enlazo, y que recomiendo encarecidamente su lectura, miembros de su equipo creativo desgranan parte del interesante proceso de creación de su mundo y detalles de los diseños). Todo en Ghost Giant está hecho de forma que parezca hecho a mano, recordándonos irremediablemente a la estética de títulos como Little Big Planet o Yoshi Crafted World; además, el diseño artístico de los habitantes de Sancourt, animales antropomorfos de gran simpatía, recordando por momentos a la Zootrópolis de Disney, se antoja como un enorme acierto en vista del resultado final. Sin duda uno de los mayores triunfos del juego, que permite que todo lo demás funcione, es el maravilloso y precioso diseño del mundo que visitamos. Los puzles que deberemos resolver a lo largo de la aventura no son en absoluto difíciles, pero son tan divertidos y originales que no se echa de menos en ningún momento la presencia de un reto.
Los niveles estarán llenos de secretos para descubrir si así lo deseamos. Es tronchante la cantidad de sombreros que podemos encontrar para ponérselos a cualquier personaje a nuestro alcance. También hay dianas, canastas de baloncesto o pequeñas orugas escondidas que suponen un aliciente para explorar los ya de por sí interesantes entornos de Ghost Giant. Una mecánica tan ambiciosa encuentra su talón de Aquiles en la PlayStation Camera y el uso obligatorio de los Move que, aunque la mayor parte del tiempo funcionan correctamente, en más de una ocasión habrá elementos que nos cueste mucho alcanzar debido a una caprichosa detección por parte de los mismos.
Además, mecánicas como el lanzamiento de pelotas a una canasta pueden ser realmente frustrantes (a la par que divertidas) debido a la dificultad de la PlayStation Camera para captar esos movimientos de forma precisa. Por suerte, Ghost Giant cuenta con un buen sistema de posicionamiento, una forma muy útil de recalibrar la altura óptima y una utilísima regeneración de objetos cerca de nuestra posición cuando han quedado muy lejos de nosotros: estos tres elementos suavizan mucho los habituales fallos de detección del hardware de Sony. Cabe destacar también, siendo totalmente justos, la gran sensibilidad de la que hacen gala los mandos Move a la hora de manejar de forma precisa objetos muy pequeños y no presentar problemas a la hora de elegir entre muchos elementos cercanos entre sí: la sensibilidad alcanzada en algunas secciones es digna de elogio.
Ghost Giant presenta un mundo pensado para llenarte de calidez y sacudir esa imaginación desbordada que todos envidiamos de los más pequeños; el juego constantemente te grita que tú también la tuviste, que no se ha ido, tan solo está dormida.
Ghost Giant tiene sus principales problemas en la anteriormente citada resolución del conflicto central y en su corta duración, más acusada además al tratarse de un título poco rejugable (más allá de la búsqueda de sus coleccionables) debido a que, a pesar de tener selector de capítulos, no hay forma de saltarse los diálogos de los personajes. Ambos factores que, por supuesto, son algo totalmente subjetivo, están motivados por un mismo factor: cada minuto con Ghost Giant es realmente mágico. La interacción que teníamos con Quill y Astro Bot en sus respectivos títulos era parecida, pero el magnífico trabajo de doblaje realizado con sus personajes, la expresividad de Louis, el tener que empujarle con nuestros dedos cuando no se atreve a hacer algo o realizar nuestro saludo fantasmal secreto… Ghost Giant presenta un mundo pensado para llenarte de calidez y sacudir esa imaginación desbordada que todos envidiamos de los más pequeños; el juego constantemente te grita que tú también la tuviste, que no se ha ido, tan solo está dormida. Al igual que Moss y Astro Bot, Ghost Giant es uno de esos maravillosos títulos que solo buscan maravillarte y hacerte pasar un rato con una versión más pequeña de ti mismo/a.
Conclusiones
Ghost Giant es una de las grandes sorpresas del año, y uno de los mejores juegos disponibles para realidad virtual. Sus entrañables personajes, su precioso mundo y la inmersión que ofrecen todas las posibilidades de interacción disponibles, además de una conmovedora historia sobre la depresión y sus consecuencias, lo convierten en un título imprescindible para los poseedores de PS VR.
Ghost Giant está disponible para PS VR a un precio de 24,99 € en digital y a 29,95 € en físico.
Ghost Giant
Puntuación Final - 9.5
9.5
Imprescindible
Ghost Giant es uno de los mejores juegos disponibles para realidad virtual. Sus entrañables personajes, su precioso mundo y la inmersión que ofrecen todas las posibilidades de interacción disponibles, además de una conmovedora historia sobre la depresión y sus consecuencias, lo convierten en un título imprescindible para los poseedores de PS VR.