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Análisis de Amnesia: The Bunker para PC

Las mil caras del horror

La guerra nunca ha perdido la oportunidad de ser una de las bases del estudio y la estimulación del miedo por parte del arte. Por ejemplo, en Apocalypse Now, la imponente obra de Francis Ford Coppola, fuimos absolutos testigos de los horrores de la misma y el sinsentido de la violencia empañada en locura sin identidad. Hombres desesperados y confundidos que no quieren estar allí. Montones de cadáveres cuyos nombres y apellidos se desvanecen entre el polvo y la sangre. Una enfermedad universal que, por desgracia, nunca parece ver la cura.

La menciono, principalmente, porque es una de mis películas favoritas y siempre me gusta meterla un poco con calzador. Sin embargo, los caminos que ha seguido Frictional Games para la nueva entrega de su franquicia, aunque partiendo de un punto de vista similar, son bien diferentes. Primero de todo, porque la película se ambienta en la Guerra de Vietnam, y el videojuego en la Primera Guerra Mundial. Segundo, porque, a diferencia de la universalidad crítica del director estadounidense, Amnesia: The Bunker lleva los elementos a su terreno particular para apostar por un terror claustrofóbico, clásico, dominado por la soledad y la incertidumbre audiovisual. Nada que nos pille por sorpresa, en realidad.

No es difícil perderse en la premisa del nuevo Amnesia, menos si has estado medio atento en los dos primeros párrafos. Somos Henri Clement, un soldado francés que despierta dentro de un búnker tras ser herido en plena trinchera. El refugio en cuestión posee una única salida, pero necesitaremos abrir el camino mediante una carga de explosivos que vete a saber tú dónde están. ¿Y a que no adivináis qué viene a continuación? Exacto, un pedazo de bicharraco que encima está la hostia de cabreado y quiere tratarnos como cualquiera trataría a un menú del día firmado por Chicote.

Las huellas de la guerra, la desesperanza y la incertidumbre.

Aquí comienzan a hacer acto de presencia unas ligeramente interesantes novedades. En esta ocasión, nuestro personaje no va a ser un completo inútil andante, pues tendremos la posibilidad de portar armas de fuego o incluso distintos tipos de granadas con el propósito de encarar situaciones complicadas. Ahora bien, tampoco os creáis una suerte de John James Rambo porque sólo van a servir para ganar tiempo y distraer a la criatura. Además, la munición es limitada y no está la cosa como para malgastar los recursos tontamente.

Es curioso porque, a pesar de gozar de una libertad satisfactoria para explorar la zona, un mapa semi abierto, y resolver situaciones comprometidas o encontrar soluciones astutas para acceder a determinados sitios, es muy probable que estemos hablando de uno de los trabajos más opresivos de Frictional Games hasta la fecha, que no quiere decir el mejor.

Prefiero lamer cincuenta cartuchos de Nintendo Switch que oler una habitación de casi cualquier Amnesia.

Sigue sin abandonar mi memoria aquella amenaza invisible de The Dark Descent, que comparte un sitio muy competente junto a la constante desgracia cósmica que atormenta a Tasi Trianon en Rebirth. The Bunker no es ni más aterrador ni más creativo, simplemente es más corto, de unas tres a cinco horas calculo. No obstante, es capaz de verse muy bien complementado junto a sus predecesores.

El precio que hay que pagar es el siguiente: Más recursos, más preocupaciones. Ya se ha mencionado la munición, toca hablar de los tres elementos esenciales para completar y evadir nuestra agonía personal: la linterna, los mapas y el generador, portadores de valiosas respuestas ante los ¿Dónde coño estoy y qué cojones hago aquí? 

Frictional Games siempre ha flirteado con la sensación de soledad ante la adversidad con reseñable ingenio.

La utilidad de estos artilugios y dispositivos es tan intachable como efímera. Existen diversas formas de lograr un poco de luz, ya sea gastando un preciado combustible, haciendo un ruido acojonante que despierta hasta a tu vecino de dos plantas más arriba o siendo hábiles y creativos sobre el papel. Son, al mismo tiempo, nuestra salvación y nuestro verdugo, y es genial que operen sobre esos extremos a pesar del inevitable coñazo, ya que, aunque estemos acostumbrados a las fortalezas del estudio, se vuelve a aprovechar en su totalidad un potencial inmersivo continuo y apabullante frente a este abanico de decisiones difíciles. Porque el juego, de hecho, es bastante complicado sin pecar de injusto.

En Amnesia: The Bunker son expertos en aprovechar las dimensiones emocionales del nerviosismo y el instinto de supervivencia. Estás muerto de miedo, pero debes abrirte camino a través de la memoria y la gestión del tiempo. Son, en esencia, las mecánicas de siempre, pero la perspectiva para afrontarlas se difumina ante lo anteriormente experimentado. Algo más intuitivo, rejugable y centrado en la importancia de la acción del jugador sobre el entorno. Quizás no tan interesante, sorprendente y explorador, aún sonando contradictorio.

Pese a unas faltas que se tornan evidentes y mínimamente alarmantes, el hueco del miedo dedicado a Frictional Games sigue sin bajar demasiados escalones. Las razones de sus balances inventivos positivos apuntan a unos destellos de tradicional genialidad que consisten en hacer físicas las mil caras del miedo sin olvidar sus poderosas raíces. Los riesgos no son mayúsculos en ningún aspecto, lo que desemboca en una apuesta segura con la que, cuanto más tiempo pasa, menos confianza se puede expresar hacia ella. Mientras tanto, su apartado gráfico sigue siendo decente y su diseño de sonido, cómo no, notable, aunque previsible.

Más claro, agua. Las bases de Amnesia: The Bunker quedan claras desde el principio.

No puedo negar que he pasado un rato muy divertido y jodido jugando a Amnesia: The Bunker a pesar de sus flaquezas, y es que el equipo de Frictional Games demuestra ingenio a la hora de poner a prueba las pulsaciones del jugador con trucos de la vieja escuela que, de algún modo, nunca envejecen del todo.

Entonces, que la saga necesita un soplo de aire fresco más significativo es una afirmación que, sinceramente, no sé si compartir. Es una reinterpretación, también una trampa. Es una fórmula que no rompe sus límites, pero convive muy a gusto con ellos. Es conformarse, también ser firme. El caso es que los Amnesia no han olvidado la tradición de entretener.

Amnesia: The Bunker

Puntuación final - 7

7

Interesante

Lo nuevo de Frictional Games no es capaz de sobrepasar las barreras de juegos como The Dark Descent o Rebirth. Sin embargo, no deja de ser una buena oportunidad para entender y disfrutar de diferentes lecturas de una misma fórmula.

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Antonio Marchena

"Pero ahora bailamos este macabro fandango, y cuatro años habrán de pasar para poder descansar". Bueno, llevo más de una década enamorado de un fontanero al que le chifla meterse en tuberías seguramente malolientes. No me quejo.
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