Se ha hecho de rogar, pero ya tenemos aquí el análisis de 12 Minutes, o su nombre original Twelve Minutes. Un juego sencillo, atípico y que rompe un poco con los tradicionales juegos narrativos. La estructura en la que se desarrolla combina una forma de contar la historia con aventura gráfica añadiendo bucles temporales en la ecuación, dando como resultado un juego complejo y tedioso. Pero una vez lo juegas, entiendes que tiene algo especial. Sobre todo, lo que más impresiona es su imaginativa forma de contar una historia única y llena de sorpresas desde un punto de vista distinto a lo que estamos acostumbrados.

Un videojuego que ha dejado opiniones muy dispares a todo aquel que lo juega. Posiblemente sea un título que amarás u odiarás. Difícilmente se puede encontrar un punto medio por sus características que lo hacen único. Pero esto es debido sobre todo al marketing y publicidad que ha girado en torno a este juego durante los últimos meses. Esperados por muchos que fuera un juego indie único y maravilloso, que lo es, nos encontramos ante una aventura gráfica sin más con el obstáculo añadido de necesitar 10 minutos extra de juego cada vez que cometes un error.

Una historia contada en 12 minutos

Una narrativa sencilla, tanto que se podría resumir todo el hilo argumental en 2 líneas. Pero para evitar hacer spoilers, decir que el juego se alarga, algunas veces innecesariamente, para hacer que el jugador se sorprenda con cualquier cambio de guion en la trama. Para resumir aún más la historia, decir que comienza con una pareja que se ve asaltada por un desconocido. Este les lastima de alguna forma llegando incluso a matar a la feliz pareja. Y cada vez que pase esto el bucle se reiniciará, volviendo a empezar desde que el hombre llega a casa. Ahí es cuando el jugador deberá realizar distintas acciones para evitar el trágico suceso.

Reiniciar el bucle es molesto y poco intuitivo. Algunas veces llega a ser una pérdida de tiempo

Lo curioso es que nadie tiene nombre excepto la madre del protagonista. Esto es muy negativo ya que hace a los personajes impersonales, como si fueran marioneta; sumado a la vista cenital y a la ortopédica animación, no consigue transmitir mucha emoción que digamos. Podemos salvar algún encuentro duro de presenciar, pero sobre todo es gracias a la magnífica labor de doblaje y banda sonora cuidada en todos los aspectos. Por un lado, al doblaje se ha recurrido a estrellas del cine, concretamente a Willem Dafoe, James McAvoy y Daisy Ridley. Sería un crimen no nombrarlos en este análisis. Por otro lado, la magistral banda sonora magistral emplea una orquesta para mezclar perfectamente momentos de tensión con momentos de lucidez tras resolver un acertijo.

Añadir también que la historia gira alrededor de un pequeño apartamento visualmente elaborado, como los reflejos y las luces. Aunque el adjetivo pequeño se queda corto, porque es realmente minúsculo. Con tan solo una habitación, un baño y un salón comedor con cocina. Se podría decir que es una crítica sobre la precariedad de los pisos de alquiler en las grandes urbes. Aún así, llega a tener más protagonismo que los propios personajes. Al final llegas a desentrañar todas, aunque pocas, posibles opciones que tiene este espacio de juego.

Un teatro de títeres

Mecánicamente hablando es complejo de controlar, pero es algo que no se busca en este tipo de juegos. Al igual que pasa en otros títulos como Monkey Island o Runaway, el plano es fijo y con el ratón mueves al personajes hacia los diferentes puntos del escenario como si se tratase de un teatro de marionetas. Sin embargo, como ya he comentado, hay una diferencia muy grande con estos clásicos de aventuras gráficas. El problema del bucle temporal, aunque sea una idea muy buena, lo hace aburrido y complicado. Cada fallo supone gastar 10 minutos, porque sí. Aunque se llame 12 Minutes cada bucle dura 10 minutos de reloj. Los otros dos minutos están destinados a otra parte del argumento. Reiniciar el bucle es molesto y difícil, una de las pocas maneras es saliendo por la puerta sin explicación aparente, otras es cometer suicidio o dejándote morir. Lo curioso es que el menú del juego te permite ver el tiempo que te queda pero no reiniciar el intento. Sin sentido.

Si quitamos que el juego tiene esos ciclos interminables, el juego podría ser más interesante. Cuenta con unos rompecabezas que son difíciles de descifrar al primer intento, sumado a que personalmente no soy tan inteligente para descubrirlos a simple vista. Algunas partes están bastante claras, pero otras, sin embargo, son muy obtusas, dando un juego desequilibrado. Quitar los bucles podría durar unas interesantes dos horas, pero lamentablemente puede llegar a durar más de 10 simplemente por la falta de herramientas que permitan al jugador hacer el juego más dinámico y rápido.

Conclusión

Para terminar, decir que este juego es único como propuesta, pero no quita que se deba tomar como referente en futuros juegos. Quiere llegar a tener una historia interesante como Heavy Rain y una mecánica novedosa a partir de Monkey Island, pero no llega a resaltar en ninguna de las dos. Un juego que aún así engancha y que, como todo aficionado a las aventuras gráficas, será necesario ser terco para desentrañar esta terrible historia sobre una tragedia familiar. Como siempre pasa en esta industria, crear falsas expectaciones genera descontento en general, esta es otra historia que siempre se repite, pero ahí está parte la magia y el encanto de los videojuegos, que te permiten soñar con las distintas posibilidades.