A la familia no se la elige; viene dada, y por ello las relaciones pueden llegar a ser complicadas. Más aún en momentos tan críticos de la vida como es el paso a la edad adulta.
Dontnod Entertaintment publicaba hace más de un mes el tercer capítulo de Life is Strange 2, titulado Wastelands, retomando el viaje de los hermanos lobos varios meses después de lo acontecido en segundo episodio, Rules. En esta nuevo punto de la aventura encontraremos a Daniel y Sean inmersos en un mar de dudas sobre sí mismos y su relación, lo que provocará que busquen apoyo y refugio en las nuevas personas que han entrado en sus vidas. Así, mientras el primer capítulo forjaba el vínculo que mantiene unidos a los hermanos y el segundo lo reforzaba, el tercero lo cuestiona, sembrando la duda entre ambos personajes y poniendo a prueba su unión.
Conflictos interiores y escenarios de miseria
Por un lado tenemos a Sean, inmerso en un conflicto interior que pugna entre recuperar su lado más adolescente, relegado a segundo plano por las circunstancias que le rodean y la preocupación por lo que les deparará el futuro tanto a él como a su hermano. Por el otro, Daniel, que intenta demostrar desesperadamente que ya es un adulto mientras lidia, sin éxito, con los celos que siente hacia las nuevas compañías de Sean, a las que culpa de que su hermano le esté dejando de lado.
Al igual que el resto de episodios, esta tercera entrega toca nuevos temas sobre los que reflexionar, que se mantienen en segundo plano y se desarrollan a lo largo del capítulo. El tráfico de drogas, el trabajo ilegal, la ruptura con el sistema, etc.; todos ellos se plantean de forma natural y muestran un escenario que va como anillo al dedo a la situación actual de los dos hermanos. Como ejemplo, en un momento del capítulo, a Sean se le pregunta cómo o en qué gastará su sueldo; una de las opciones que encontraremos será la frase “save it until the next one” (guardarla hasta la siguiente paga). Esa frase, que puede pasar desapercibida para muchos, guarda un valor de oro para aquellos que se han visto en una situación similar. Una en la que su vida se limita a trabajar más horas de las debidas y a dormir sobre sus ahorros con la esperanza de que ese sobreesfuerzo traiga su recompensa en un futuro, en muchas ocasiones, incierto.

Una larga pausa en el camino
Dontnod sigue manteniendo el nivel en cuanto a apartado técnico sin mostrar ninguna mejora a nivel visual. La banda sonora se amplía con nuevos temas que casan de maravilla con los momentos que acompañan, manteniendo el listón del resto de niveles y engrosando la lista de reproducción, de la que ni una sola canción pasa por alto ante quien la escuche. De todas ellas destacamos D.A.N.C.E., de Justice y Natalie, de Milk & Bone; ambas entran en juego en momentos clave del episodio, en los que la música toma por completo la batuta a la hora de llevar el ritmo de la escena. Las mecánicas de juego se conservan, sin ninguna variación respecto a los dos anteriores quintos del juego.
Sin embargo, argumentalmente sí que parece palidecer un poco con las dos anteriores entregas que mantenían la tensión durante prácticamente toda la trama. En esta ocasión, Wastelands adopta un perfil bajo durante todo su desarrollo para acabar con un vertiginoso salto al vacío en el último compás del capítulo. Esto provoca que el jugador vaya de la pasividad de todo el capítulo al ansia por querer saber qué sucede a continuación. Un truco más propio de las series de televisión que de los videojuegos y que, por suerte o por desgracia, hace su trabajo a la perfección.

En conclusión
Life is Strange 2: Wastelands es, por tanto, un capítulo de transición que aunque se mantiene en la misma línea que los episodios anteriores y aporta continuidad y profundidad a la obra, no añade ningún elemento que no se haya podido ver en el resto del título. Así que si queremos seguir maravillándonos con la historia de Sean y Daniel, no nos va a quedar otro remedio que esperar hasta que se publique el siguiente episodio, previsto para el próximo día 22 de agosto.